“Yo dejo todo en las manos de Dios”.

La familia de Jennifer de la Rosa Miranda, de 19 años, cuyo cadáver fue localizado el jueves a orillas de la carretera #842, cerca del camino Los Pinos, en Caimito, con heridas de bala en la cabeza y el rostro, no salía ayer de su asombro por su atroz crimen, al que no le encuentra explicación.

Su madre, Yolanda Miranda, manifestó que su hija no tenía pareja y que el jueves salió de su hogar en el residencial Vista Hermosa, en Puerto Nuevo, entre 7:00 y 8:00 de la noche, pero no le dijo hacia dónde se dirigía ni con quién iba a salir.

Sin embargo, aunque insistió en que no conoce el motivo del crimen cometido con saña, no descartó que pueda tratarse de un caso pasional.

“Yo sé cómo era Jennifer, era demasiado de enamorá, era una picaflor... ella de aquí no salía con nadie, siempre andaba con sus amigas, nunca andaba sola, puede ser, a lo mejor (que el motivo del crimen sea uno de corte pasional)... ella nunca dijo nada porque si tenía problemas ella se lo reservaba, ella no hablaba”, sostuvo.

Insistió en que su hija no tenía enemigos ni le había manifestado que hubiese sido amenazada.

“Era una buena muchacha, no se metía con nadie, no tenía problemas con nadie, lo que pasó no sé cómo pasó, después de que ella salió de aquí no la volví a ver. Ella salió de aquí eran como las siete de la noche o las ocho. Ella no me dijo para dónde iba”, dijo Miranda, a quien se le observaban los ojos hinchados de tanto llorar.

Agregó, entre lágrimas, que “yo nunca me esperaba eso de uno de mis hijos o de mis hijas, nunca esperé eso, como ella era tan buena, viste, todo el mundo la quería, porque ella no tenía enemigos ni nada”.

A pesar de su profundo dolor, Miranda aseguró que en su corazón hay perdón para el verdugo de su hija.

“Yo le diría que lo perdono, porque qué puedo hacer, allá arriba hay un Dios que todo lo ve, no puedo hacer nada, solamente el que puede hacer es el que está allá arriba”, respondió llorosa.

Sin embargo, la mujer manifestó que no cree en el pronto esclarecimiento del crimen de su hija.