Llamaron a su trabajo, buscaron su auto en el estacionamiento del Centro Médico, recorrieron la ruta que toma todos los días de la casa al trabajo, llamaron a familiares y amigos y lo reportaron como desaparecido en la Policía. Todo estas gestiones y todavía no tienen noticias de él.

La familia del doctor Amaury Hernández, emergenciólogo del Centro de Trauma del Centro Médico, está desesperada. Desde el pasado domingo no tienen noticias del galeno.

Según su esposa María Rivera y su hija Yarimar Díaz, el doctor entró a trabajar a las 12:00 p.m. del sábado y cumplió su turnó de trabajo a las 8:00 a.m. del domingo, pero éste le informó a su esposa en una llamada telefónica que tendría que quedarse doblando turno hasta las 4:00 p.m.

A las 3:50 p.m. su esposa se comunicó con él por última vez.

"Me dijo 'ya mismo salgo y me voy para la casa'", contó entre llanto Rivera. "Cuando no llegó quise darle tiempo porque a veces las cosas se ponen difíciles (en el trabajo) y él no se va hasta que termina todo", agregó.

Pasaron las horas y sus múltiples llamadas y mensajes de texto no fueron contestados.

"Le dije a mami que había que ir a la Policía porque ya había pasado mucho tiempo", explicó Yarimar mientras recordaba que tuvieron que visitar varios cuarteles de la policía para hacer la querella.

De hecho, aunque destacaron la labor del agente Andrés González del CIC de San Juan, lamentaron el trato recibido por el policía Kevin Deida del cuartel de Puerto Nuevo, donde les tomaron la querella.

"Nos dijo (Deida) 'mira, a veces los hombres tienen trucos con mujeres o a veces se quedan bebiendo. Si es así no le vayan a dar muy duro que después las puede acusar de violencia doméstica", relató dolida Yarimar.

Su yerna Elizabeth Gautier descartó la posibilidad de la parranda.

"Él es una persona tranquila, que no bebe. Esa versión está descartada porque ese no es su comportamiento", dijo.

No obstante, la familia busca confirmar la hora de salida del trabajo ya que en el registro del hospital aparece que terminó su turno a las 9:20 a.m. y no a las 4 de la tarde, como le dijo a su esposa.

Según sus hijos, Hernández no padece de ninguna condición médica, pero lo habían notado un poco deprimido por la apretada situación económica que atraviesa luego de que le redujeran las horas de trabajo.

Ayer, la familia no se había hecho ninguna conjetura, no querían adelantarse a los acontecimientos, y hacían lo único que podían: esperar con el corazón apretado.

"Lo único que yo quiero es que aparezca. Quiero que sepa que lo estamos esperando", culminó Rivera ahogada en llanto.