Fiscalía trata de aclarar figura de exjuez en juicio mucama Aida de los Santos
El ministerio público trató de atender algunos de los planteamientos surgidos en torno al exjuez Carlos Irizarry Yunqué.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Con el testimonio del teniente Ferdinand Acosta, el ministerio público trató de atender algunos de los planteamientos surgidos en torno al exjuez Carlos Irizarry Yunqué, en el juicio que se sigue contra la empleada doméstica Aida de los Santos Pineda, a quien se le imputa matar a Georgina Ortiz Ortiz, el 17 de agosto de 2010.
Mientra, la defensa atacó la credibilidad de Acosta subrayando las diferencias entre el trato que recibió el exjuez y viudo de Ortiz Ortiz, quien descubrió el cuerpo de su esposa, pero que no se encuentra en la lista de testigos de este caso, y el de la empleada doméstica, quizás la última persona que vio con vida a la mujer de 72 años.
Ante un jurado compuesto mayormente de mujeres, el agente Acosta narró este lunes, que el 17 de agosto de 2010, llegó al condominio Laguna Terrace en el Condado, San Juan, después de las 6:00 p.m.
Describió al exjuez como una persona de baja estatura y "regordito", que estaba llorando y afligido. Que tenía unas abrasiones en la piel, en el área del cuello, mano, frente y la nuca. El hombre, de 91 años, vestía una camisa blanca y un pantalón de un traje entre color "gris y marrón".
Acosta también pidió al exjuez que se quitara la camisa para observar si tenía marcas en su cuerpo.
"Tenía otras llagitas, pero nada más", afirmó durante el primer día de su testimonio en la sala 1105, que preside la jueza Eloína Torres Cancel, del Tribunal de San Juan.
Después de otras gestiones, el teniente Acosta partió con otro agente a casa de la empleada doméstica. En el lugar, el agente pidió a la mujer, de 58 años, que lo acompañara al Cuartel General. De los Santos Pineda partió con los agentes en un vehículo oficial. Poco después viraron para recoger la ropa que había usado durante ese día.
Acosta, a preguntas de la fiscal Elba Acevedo Pérez, describió a de los Santos Pineda como una mujer "fuertecita", "seria" y saludable".
Explicó que aunque no era considerada una sospechosa, le leyó las advertencias a de los Santos Pineda porque posiblemente era la última persona que había visto con vida a la víctima y porque al salir del trabajo hizo una expresión en la que decía "voy a matar a esa perra".
De los Santos Pineda, quien cursó hasta el segundo grado, firmó las advertencias y las declaraciones que ofreció al agente.
En esas declaraciones, de los Santos Pineda relató que llegó a trabajar como a las 7:30 a.m., que ese día cocinó asopao y que poco antes de las 1:00 p.m. el ex juez partió a su clase en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana.
Como las 2:00 p.m. de los Santos Pineda escuchó el timbre de la puerta, pero su jefa le pidió que no abriera, así que se mantuvo en la cocina.
Después bajó a buscar unas bolsas de una compra que el exjuez iba a dejar en el vestíbulo, pero antes de bajar le dijo a su jefa "doñita voy a bajar". Al no escuchar respuesta se acercó a la puerta (que no identificó) y escuchó a la mujer pelear con una persona.
"Que (la víctima) le decía que la había chantajeado suficiente por dinero, que había empeñado unas prensas y que si seguía molestando iba a llamar a la Policía", indicó Acosta.
Al salir del apartamento, de los Santos Pineda dijo que usó un zafacón para dejar la puerta abierta. Luego bajó y esperó unos 20 minutos. El exjuez nunca llegó.
De los Santos Pineda subió para encontrar su cartera "colgando de la cerradura" de la puerta de la cocina y sin la llave del apartamento.
"Luego de encontrar su cartera y no encontrar la llave bajó molesta y decidió retirarse", afirmó Acosta del testimonio que le ofreció la ahora acusada.
En ese momento, la fiscal Acevedo Pérez le mostró al agente una fotografía de la puerta de la cocina donde mostraba una cerradura con llave, que no cuenta con el agarre para colgar una cartera.
En esa declaración de los Santos Pineda también mencionó que Ortiz Ortiz tenía un "chillo", que era un hombre de origen peruano, a quien le hizo una transferencia de $200.
Acosta afirmó que al terminar de tomarle la declaración, le informó a de los Santos sobre la muerte de Ortiz Ortiz y que la ahora acusada se quedó tranquila y encogió los hombros.
La coartada del exjuez (subtítulo)
Acosta indicó que visitó la Escuela de Derecho donde trabajaba el exjuez en compañía de la fiscal Acevedo Pérez para verificar la "coartada" del esposo de la víctima, quien había indicado que desde la 1:00 p.m. estaba en clases.
Verificó que el exjuez dictaba dos seminarios de 1:00 p.m. a 5:00 p.m. y habló con el encargado de la cafetería, donde solía ir para la merienda entre clases. También entrevistó básicamente a "todos" sus estudiantes.
Pero de estas entrevistas Acosta no tomó notas, según reconoció a la abogada Lucille Borges Capó, quien comparte la defensa junto a sus colegas Aarón Fernández Flores, Jesús Peluyera Santiago y Juan Nevárez García.
Acosta señaló que de los Santos Pineda estuvo primero en el Albergue de Víctimas y Testigos, pero luego de un supuesto intento de suicidio, que la acusada asegura fue un atentado contra su vida, pasó al Hospital de Siquiatría en Río Piedras y luego a un hogar Río Piedras.
Explicó que el 15 de enero de 2011 acudió al hogar en Río Piedras para conversar con de los Santos Pineda y determinar si iba a contar todo lo sabía o si tendría que regresar a la República Dominicana por su situación migratoria.
En algún momento de esta conversación, de los Santos Pincea indicó al agente "que la persona que había hecho esto se encontraba en Santo Domingo, que también investigarán al chillo que era peruano, que la persona conocía a Aida y a sus familiares y que por eso no quería cooperar".
En el contrainterrogatorio, Acosta aceptó que por primera vez declaraba que de los Santos Pineda utilizó la palabra "chillo" para referirse a un amigo de Ortiz Ortiz. También reconoció que no incluyó el alegado gesto de encoger los hombros de la acusada en sus notas, ni en la declaración jurada.
Apuntó que en las notas que tomó de la entrevista a al exjuez no mencionó su estado de ánimo y tampoco fotografió al exjuez como hizo con de los Santos Pineda.
Tampoco ocupó la ropa y los zapatos del esposo de la víctima.
El juicio sigue el miércoles.