En Puerto Rico hay caimanes prácticamente en todos los cuerpos de agua dulce de los municipios, incluyendo a la isla de Vieques. Sin embargo, no es posible calcular la cantidad de reptiles de esta especie invasora con la que convivimos y que se cree fue introducida para la década de los años 60.

La mera publicación de imágenes de estas especies a través de redes sociales o la reciente captura de un caimán atrapado en una alcantarilla frente a una escuela en Vega Baja el miércoles pasado, nos alerta constantemente sobre su peligrosidad, sin que exista un plan efectivo para controlarlos.

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El Dr. Rafael Joglar, quien es biólogo, investigador y catedrático de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, indicó que en los únicos lugares en los que no se han visto caimanes son en los lagos de las montañas de la zona central.

“No tenemos los números exactos... básicamente hay caimanes en todo Puerto Rico; en todos los estuarios, lagos, lagunas y ríos hay caimanes en Puerto Rico. Hay muchas comunidades que bregan con ellos todos los días. Ellos saben que el gobierno los abandonó y tienen que bregar con los caimanes como puedan de una forma u otra. Es una plaga de enormes proporciones y puede traer muchos problemas de posibles accidentes y ataques”, puntualizó Joglar, quien tiene constancia de al menos un caimán en la Isla Nena.

La especie que más abunda es el caiman crocodilus que, a pesar su nombre científico, no es tan agresiva como el cocodrilo, aclaró.

En la Isla, Joglar ha documentado tres casos de especies peligrosas que piensa que no se están reproduciendo. Entre ellos mencionó, al caimán negro de Suramérica conocido por su agresividad y el “American Alligator”, igual al que vive en el estado de Florida, que puede comer humanos.

“El problema es bastante serio, es una especie más de todas esas especies invasoras que arropan a Puerto Rico y lo cubre de un extremo a otro y nos llenan de problemas. Como si nuestro diario vivir no fuera complicado con todo lo que está pasando, que tenemos que añadir el tema de los monos, de los perros, de las gallinas de palo o las iguanas, la rana cubana, la boa constrictor, el pitón reticulado, se está complicando la cosa en una total ausencia del Departamento de Recursos Naturales”, sostuvo Joglar, quien ha dirigido numerosos estudios, conferencias y ha dedicado su carrera a la educación sobre estos temas.

El Dr. Joglar urgió al gobierno a tomar una acción concreta para atajar este y otros asuntos que afectan nuestro entorno.

Por su parte, el teniente Ángel Atienza, director de la Unidad de Vida Silvestre del Cuerpo de Vigilantes del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, indicó que las poblaciones de caimanes en la actualidad, se concentran en Vega Baja y también han encontrado bastantes viviendo en el lago La Plata. Esta semana trabaja junto con su personal en zonas de Barceloneta y se dispone a atender una solicitud de la alcaldesa de Vega Alta, María Vega, para intervenir en ese municipio, donde hay avistamientos en cuerpos de agua y residencias. Las vigilancias se realizan de 10:00 p.m. a 6:00 a.m.

“Nosotros trabajamos a base de querellas, por ejemplo, nos llaman de un lugar donde hay un avistamiento de caimanes, vamos al sitio y si se puede capturar vivo, lo capturaron vivo, en caso de que no se pueda capturar vivo lo eliminamos. ¿A qué se debe que no lo podamos capturar vivo? A muchos factores, que no se acerque a la orilla, no vamos a ir a perseguirlos en un bote porque o se sumergen o está muy lejos”, comentó Atienza, sobre las activas intervenciones que realizan.

De su lado, Joglar, abundó que ante la ausencia de programas efectivos de educación los puertorriqueños siguen adquiriendo estas especies por internet y les llegan 24 horas más tarde a través de las compañías de envíos a la puerta de su casa o las compran a locales que las adquieren pequeñas de los nidos que abundan cerca de los cuerpos de agua.

Observó, que siempre han sido asociados con el narcotráfico como un símbolo de estatus ya que cuentan con el poder económico adquisitivo para comprarlas.

“Estas especies siempre han sido asociadas al mundo de los narcotraficantes, a ellos les gustan, tienen el dinero para manejarlas y transportarlas, esta gente tiene pistas privadas, tienen aviones privados, así que pueden traer desde felinos grandes, como los que han aparecido como panteras, a cosas más pequeñitas. Todo tiene que ver con ignorancia porque la gente no sabe que estas especies son realmente dañinas”, puntualizó.

El teniente coincidió en el problema que representa la fácil adquisición de los caimanes a través del internet, lo que dificulta detectar el tráfico de estos animales.

“La gente las compra como mascotas. Mire el internet, los venden de mascotas. Si, por ejemplo, usted vive en Ciales y en Ciales no hay caimanes y el hijo suyo, el primo suyo o el suegro suyo se compra uno y se harta del caimán y luego lo suelta en la charca, en el río, la quebrada, garantizado que ese animal va a sobrevivir porque no hay enemigos naturales que lo puedan predar, entonces va a ser uno más que va a crecer en ese lugar y eso lo ha hecho la gente que los ha regado por la Isla”, afirmó Atienza.

Antes, con la vigilancia realizada en los aeropuertos era suficiente porque controlaban la entrada de las especies porque cuando pasaban por el sistema de rayos X los podían interceptar.

Pero el internet no es la única manera de adquirirlos. Uno de los estudios que realizó el profesor Joglar sobre esta especie fue en el Estuario de San Juan, aledaño a las comunidades del G8 y de las entrevistas realizadas se desprende que una persona capturó en un año 26 y los vendió por una cantidad de dinero que variaba de acuerdo al tamaño del caimán y del comprador.

No obstante, rememoró que ha obtenido testimonios de desde los años 60 se vendían en tiendas por departamento o de mascotas por la friolera de $1.98 y casi todos viven en nuestro entorno junto a su prole.

“Hay comunidades que viven atemorizadas porque viven cerca de ellos. Yo he entrevistado gente para varios de mis proyectos sobre caimanes y se han echado a llorar por el temor que les tienen a estos animales, están cerca de sus casas, cerca de sus niños, cerca de sus mascotas”, agregó Joglar, quien comentó que un rescatista del Negociado de la Policía le expresó miedo porque al realizar las búsquedas de personas arrastradas por corrientes de ríos cuando palpa el fondo teme meterle la mano en la boca a un caimán.

Penalidades

El caimán no se puede tener como mascota y se encuentra en el listado de animales dañinos, lo que permite que cualquier persona lo pueda “entrampar y destruir en todo momento”.

“Eso dice que, si usted ve a un caimán por ahí y usted se lo quiere comer, porque la gente se los come, usted lo puede coger y matarlo, siempre y cuando, porque la Ley de Maltrato aplica para cualquier animal, usted no lo maltrata, pero usted lo elimina...”, argumentó Atienza.

Advirtió que la nueva Ley de Vida Silvestre establece que si posee animales que se consideren peligrosos, como éste, puede incurrir en delitos graves y eso conllevaría multas y cárcel, una de ellas o ambas a discreción del tribunal.

Algunos de los caimanes capturados son transportados a unas facilidades del DRNA en el bosque Cambalache en Arecibo, las cuales van a comenzar a ser reconstruidas por los daños estructurales ocasionados por el huracán María, tras asignarse un presupuesto a esos fines.

Allí tienen una charca para caimanes medianos y grandes que tiene 10 a 12 pies de largo y 8 a 10 pies de ancho con una profundidad de 5 pies. Tres cisternas de un diámetro de 4 a 5 pies para los más pequeños. Se les alimenta todos los días y se les cambia el agua.

Recomienda el DRNA

El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales recomienda a la ciudadanía a que, si avista algún caimán u otro animal exótico, no se acerque y lo reporte al Cuerpo de Vigilantes, que opera 24 horas al día, los 7 días de la semana, llamando al teléfono (787) 724-5700. También advierte en su página de internet que bajo ningún concepto se nade en lagunas y no permita que los niños paseen por las orillas de lagunas o caños ya que puede haber presencia de reptiles extraños a nuestro ecosistema.