La hija menor de Pablo Casellas Toro, María José Casellas Paredes, defendió esta tarde su capacidad para convertirse en el tercer custodio de su padre, para que así sea puesto en libertad bajo fianza en lo que se resuelve el nuevo juicio en su contra por el asesinato de su esposa, Carmen Paredes.

Sin embargo, la administradora del Programa de Servicios con Antelación al Juicio, Madeline González Ortiz, quien fungió como primera testigo en la vista celebrada en el Tribunal de Primera Instancia de Bayamón, recomendó que la joven de 23 años no es la persona ideal para tener la custodia de su padre, aun cuando cumple con los requisitos estipulados para serlo.

La jueza Marta M. Rosario Santana se reservó la decisión tras escuchar los alegatos del abogado de defensa, Harry Padilla, y de la fiscal Janet Parra. Su fallo será emitido por escrito posteriormente.

Casellas Toro, de 55 años, fue sentenciado en 2014 a cumplir 109 años de prisión luego de un veredicto condenatorio con resultado 11-1. Sin embargo, bajo el dictamen del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que estipuló que las convicciones en casos graves tendrían que ser unánimes, el Tribunal de Apelaciones ordenó el pasado 27 de mayo un nuevo proceso judicial contra el convicto.

“Es un súper buen padre”

Desde el banquillo de los testigos, Casellas Paredes definió la relación con su padre -quien presenció la audiencia a través de una videoconferencia desde la cárcel de Bayamón- como una de “cariño”, “apoyo” y “respeto”.

“Él nunca me pondría en una situación que me perjudicaría a mí... él no va a hacer nada que me afecte. Yo lo puedo cuidar... me considero un buen candidato para ofrecerle apoyo físico y emocional”, declaró.

“Hablamos constantemente por teléfono. Es un súper buen padre. Estamos en unos roles invertidos. Yo me ocupo de él... es una relación de cariño, apoyo y es una de mucha comunicación, de chequeo de cómo estamos emocionalmente”, añadió a preguntas del abogado de su padre.

Casellas Paredes llegó al País hace dos años tras cursar un bachillerato en psicología en la Universidad de Georgetown, en Washington D.C. entre 2014 y 2018. Ahora, vive con su tío paterno en Guaynabo.

No obstante, de tener el visto favorable del Tribunal, la testigo indicó que se mudaría con su padre a una residencia familiar, en el mismo municipio, y que era propiedad del padre de Casellas Toro, el fallecido ex juez federal Salvador Casellas.

Desde que está en Puerto Rico, testificó que visita a su progenitor cada vez que puede y la institución se lo permite. Antes de las medidas impuesta para evitar los contagios de coronavirus covid-19 en el sistema penitenciario lo visitaba “dos veces cada mes”. No obstante, sostuvo que suele contestar sus llamadas.

“Él me hace caso a mí, me respeta a mí, me escucha. Si yo le digo algo, les hace caso a mis consejos, está pendiente de lo que tengo que decir”, manifestó tras asegurar que ella lo podría controlar cuando esté libre bajo fianza.

Casellas Paredes –quien afirmó estar dispuesta a renunciar a su trabajo voluntario como decoradora– se comprometió a cumplir con las obligaciones estipuladas para ser custodio que incluyen, entre otras cosas, que su padre no consuma alcohol, notificar a las autoridades en caso de que el convicto infrinja su libertad condicional y hacer todo esfuerzo posible para que comparezca a toda gestión judicial.

Positivo a cocaína

Por otro lado, la fiscal Parra resaltó que Casellas Toro ha enfrentado al menos tres problemas de conducta en la institución penal y que su hija no sería capaz de vigilarlo.

El primero de los incidentes se remonta al 20 de diciembre de 2016 cuando el acusado dio positivo a cocaína. Posteriormente, el 1 de mayo de 2017, se vio involucrado en unos disturbios. Mientras, el pasado 25 de octubre, lo reclasificaron de mediana a máxima seguridad por cuestiones de disciplina.

La hija del convicto aceptó que solo tenía conocimiento del último incidente y dijo desconocer si su padre es un usuario de drogas.

“Si él no se sabe comportar en la cárcel tampoco lo va a hacer afuera”, apuntó la fiscal fuera de la sala.

Parra también manifestó que la hija de Casellas Toro no es una persona independiente, pues vive con su tío, quien administra sus ingresos provenientes de la herencia que le dejó su madre y abuelo.

Además, la fiscal destacó que Casellas Paredes es –junto a su otra hermana de 25 años y residente en California– una víctima del asesinato de su madre, lo que la inhabilitaría para ejercer la función.

“Entendemos que por tratarse de una víctima no puede ser custodio. Y no ha demostrado ser independiente y tener la capacidad emocional para ser la custodio de su padre”, argumentó Parra.

En su alegato final, el Ministerio Público recordó que la joven no vivió con su padre cuando su abuelo fue el encargado de él en el primer proceso judicial. “Ella prefirió quedarse con su tío que con su papá”, manifestó. Posteriormente mencionó al hermano de Casellas Toro, como un posible candidato a evaluar.

Hasta el momento, el Programa de Servicios con Antelación al Juicio solo ha entrevistado a Casellas Paredes, en dos ocasiones, porque ninguna otra persona ha mostrado interés en ejercer la función de custodio.

La segunda fiscal del caso, Phoebe Isales, no estuvo presente en la vista de hoy porque estaba en “asuntos más importantes” en el Departamento de Justicia, indicó Parra al salir de la sala.

Este procedimiento contra Casellas Toro se da luego que el abogado de defensa obtuviera una orden de nuevo juicio y su excarcelación con una fianza de $2 millones. La decisión surgió luego que el Tribunal de Apelaciones ordenara el pasado 27 de mayo un nuevo proceso judicial contra el convicto, amparado en el dictamen del Tribunal Supremo de Estados Unidos.