BAYAMÓN- A una semana de que comenzara la pesadilla para la familia de Francisco A. Chevrés Rivera, nadie de la Policía ni del gobierno de Puerto Rico le ha ofrecido una palabra de aliento. Tampoco les ha expresado las condolencias o tan siquiera se han sentado a darle una explicación de lo ocurrido. 

“A lo mejor estaba vivo. ¡Qué insensibilidad tenemos aquí en la Policía de Puerto Rico! Hoy es mi hermano, mañana puede ser cualquiera”, expresó Alexaina Ramos Rivera, quien es hermana de parte de madre de Francisco.

“Que nos den una explicación. Es injusto. Ahora mismo mis sobrinos no van a poder despedirse de su papá como es, aparte de que nosotros somos una familia que estamos totalmente destruida, destruida ante esta película de horror”, reclamó.

El emplazamiento de Alexaina, el cual fue secundado por su hermano, Abimalec Ramos Rivera, ocurrió durante una extensa entrevista con Primera Hora en un negocio familiar en Bayamón. Allí, entremedio de llamadas del Negociado de Ciencias Forenses y de familiares, narraron todo lo que aconteció desde que, en la mañana del pasado jueves, 18 de octubre, una compañera de trabajo del celador de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) les comunicó que habían visto la guagua de Francisco chocada en la carretera PR-165, entre Toa Baja y Dorado. 

Una intensa búsqueda se desató desde ese día, principalmente liderada por personal de Manejo de Emergencia de los municipios de la zona y amistades de la familia. Fueron días de desesperación, de noches sin poder dormir. La odisea terminó el pasado lunes, cuando la Policía encontró el cadáver dentro del baúl de la guagua Mitsubishi Montero de 1998, la cual estuvo bajo su custodia desde el mismo jueves en que conocieron de la desaparición de Francisco. 

Todavía Alexaina y Abimalec no han podido teorizar qué pudo haberle ocurrido a su hermano, o por qué razón nadie lo vio dentro del auto. Insistieron en que les resulta increíble que los agentes de la División de Tránsito Bayamón no se percataran de un hombre que medía “más de 6 pies y pesaba 300 libras” estaba dentro de la guagua o que no lo pudieran apreciar por los cristales del vehículo, los cuales tenía los tintes oscuros de fábrica.

“Esto es un error craso. Es un proceso que se supone sea sencillo para ellos (verificar toda la guagua)… Es un proceso injusto que, insisto, no voy a aceptar. Es el error que cometió la Policía. Yo estuve cinco días angustiada. No solamente yo, sino toda mi familia. Esto yo no se lo deseo ni a mi peor enemigo; esa angustia que uno siente en el corazón”, indicó la mujer, quien dijo que todavía no han analizado si demandarán a la Policía.

Alexaina y Abimalec se enteraron del hallazgo de Francisco por los mensajes en las redes sociales publicados por Primera Hora. Nadie los llamó. 

“Quizás están equivocados”, les dijo la mujer a sus familiares cuando le cuestionaban sobre la información. 

Aun así, los hermanos fueron al cuartel para toparse con la realidad. Su hermano yacía muerto en el baúl.

“Es increíble. Nosotros siempre estábamos buscando a una persona viva y estuvo cinco días en su guagua”, afirmó Abimalec, quien insistió que tal vez su hermano estaba vivo cuando la Policía encontró la guagua el jueves pasado.

Han pasado los días, las dudas han crecido y siguen sin recibir una comunicación de parte de las autoridades. 

“Con nosotros no se ha sentado nadie ni a pedir disculpas, ni a explicarnos lo que pasó”, dijo Alexaina.

De hecho, desde que comenzó la pesadilla de esta familia, recibieron un trato “hostil” de parte de los agentes. Pero, los hermanos evitaron precisar cómo llegaron a la conclusión.

No obstante, del relato que hicieron se desprende que la ayuda que obtuvieron de la Policía para buscar a Francisco fue mínima. Dijeron que se limitó a un acordonamiento que realizó la División de Homicidios el pasado viernes en la carretera PR-165 y el rastreo de la zona. El esfuerzo con un perro rastreador, drones y motoras acuáticas lo realizaron las oficinas de Manejo de Emergencias de Dorado, Vega Alta y Vega Baja, aseguraron.

Los hermanos aclararon que en ningún momento el perro acudió al estacionamiento de la División de Tránsito Bayamón, donde estaba la guagua. También explicaron que los agentes nunca le dieron acceso a la guagua, como se informó. Aseguran que siempre los mantuvieron alejados, pues alegaban que era una pieza de evidencia ocupada. 

Aclararon también que quien buscó la camisa del celador a la guagua, para que el perro pudiera olfatearla, fue un empleado de Manejo de Emergencia.

Todavía se desconoce cuándo Franciso será cremado y se realizarían los actos fúnebres. Esto se debe a que han tenido problemas para lograr la identificación científica del cadáver ante la ausencia de placas dentales. Los hermanos esperan todo el proceso culmine pronto para “tener un poquito de paz”.