Incrédulos y dolidos por la muerte de dos niños
Familiares comentan lo bien que trataba la presunta filicida a sus hijos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Nadie lo puede creer.
A las familias materna y paterna de los niñitos Ilang Coral Monge Campos, de tres años; y Yeriel Rodríguez Campos, de un añito de vida, les cuesta creer que la joven madre Coralys Campos hubiese sido capaz de cometer la atrocidad de asesinar a sus hijos.
En medio del dolor que viven unos y otros, no encuentran una explicación porque todos dieron fe de que Coralys era una buena madre que amaban sus hijos y no los maltrataba.
Los restos de Ilang descansansaban ayer en capilla ardiente, rodeada por sus muñecos favoritos y sus ositos, en la funeraria Río Grande Memorial.
Mientras, su hermanito Yeriel yacía en una pequeña caja, con su sombrerito puesto. Al lado, un osito en medio de una corona de flores, en la funeraria González Lago, en Carolina.
Joel Mitchel Monge Torres no había visto a su hija tras el trágico suceso en el que resultó muerta, presuntamente acuchillada por su propia madre.
Ayer, al llegar a la capilla, caminó hasta el ataúd, colocó un muñeco al lado de su cuerpito y se quedó mirándola con perplejidad.
Apenas lograba dejar aflorar el llanto.
“No puedo creer los hechos. No puedo creer lo que ha sucedido. Los hechos están en manos de Dios y Él es el que decide lo que va a pasar”, dijo.
A preguntas de periodistas de si “perdonaba” a la que fue su esposa por dos años, contestó: “Yo no la perdono. Es que es algo… se perdonan cosas como éstas y siguen pasando”.
Monge Torres explicó que la relación de Coralys con su hija siempre fue buena y no puede entender por qué pasó algo así.
“Hay mujeres que maltratan a sus hijos. Ése no era el caso”, aseguró.
Dijo, sin embargo, que no creía que Coralys tuviese algún trastorno emocional.
“Yo vi la declaración de ella y es sorprendente para mí. Nunca pensé verla en esa condición. No creo que sea un problema mental. La fiscalía ya está ready para acusarla”.
El joven, que acudió ayer a una entrevista en la fiscalía, señaló que vio la declaración que su ex esposa, quien se encuentra recluida e incomunicada en Centro Médico, hizo el día de los hechos.
“Se mostró fría y dijo que ella lo hizo. Le preguntaron si fue él (su compañero consensual, Yariel Rodríguez Resto) y dijo que no, que fue ella”.
¿Ella no explicó lo que pasó?
No. Contestó que ahora ella lo dejaba en manos de los abogados, que ya sabrán de ellos. Ella se mantuvo fría y cuando llegaron los familiares a la casa comenzó un llantén. Esto fue un show frente a la familia.
“Esto se pudo haber evitado. Traté con el Departamento de la Familia de tener la custodia de mi hija, pero lo dejaron ahí”, indicó.
¿Qué te dijeron?
Ellos decían que la mamá tenía bien vestida a la niña y que la trataba bien, y que no había condición de maltrato en el hogar.
Miriam Torres, la abuela paterna de Ilang, no se despegaba del ataúd que guarda los restos de su nietecita.
“Se llama Ilang por el árbol de Ilang, esa flor que tiene un olor que llena todo el espacio. Es un olor bien agradable. Desde niña fue mi aroma favorito de todas las flores, pero yo no fui la que le puso el nombre, fue Mitchel”, recordó.
Doña Miriam sólo tuvo palabras de elogio para su ex nuera Coralys.
“Ella amaba a su hija. Yo la amaba mucho a ella. Ella como madre era tremenda con sus hijos. No los desatendía. Sus hijos eran primero”.
¿Cómo explica esto?
Yo le puedo decir que cuando uno le vuelve la espalda al Señor, el enemigo se aprovecha para hacer sus artimañas. Ella tenía un carácter fuerte. Tenía sus altas y sus bajas, pero jamás… ella tener el valor de hacer eso, no. Yo soy madre. Tengo tres hijos y dejé de ser mía para ser de mis hijos.
José Campos, padre de la presunta filicida, pidió a los medios que no pasen juicio antes de que se investiguen a cabalidad todos los hechos.
“Tenemos tres dolores: nuestros dos nietos y nuestra hija. No me convence la supuesta teoría de los hechos. Es mentira lo que ha salido en la prensa de que ella no se inmutó por lo que le hizo a sus hijos. Ella está bien afectada y está requiriendo ayuda espiritual”, dijo.
“Espero que Puerto Rico ore por nosotros, por ambas familias, pues lo necesitamos. Las dos familias estamos unidas por el corazón. A veces, queremos jugar a ser Dios y queremos juzgar. Hay que esperar", solicitó.