La vista preliminar contra Héctor Fernández Meléndez, acusado de matar a Julio Loyola Vélez, un militar de la Guardia Nacional de Puerto Rico, inició este lunes en la tarde en el Tribunal de San Juan con el testimonio de la mujer que acompañaba al hombre cuando fue asesinado en la carretera en un área cercana a la avenida Campo Rico en Carolina.

La testigo declaró ante la jueza Laura Lis López Roche que la noche del 8 de julio de 2011, salió de una residencia en la urbanización Country Club, en compañía de Loyola Vélez. Ambos salieron de la residencia a comprar gaseosas para una fiesta que celebraban en el lugar para compañeros de trabajo.

“Estábamos en una actividad en la casa de una amiga y se acabó el refresco. Iba a salir a comprar el refresco y Julio me dice que me va a acompañar”, narró la mujer, quien luchaba para contener el llanto.

El dúo abordó una guagua que pertenecía al militar, en dirección a la avenida Campo Rico. Poco después de iniciar la travesía, Loyola Vélez detuvo el carro abruptamente porque otro automóvil se le está pegando por la parte de atrás.

Ante la decisión del hombre de bajarse del auto, la mujer le pide que no abandone el vehículo.

“Lo tomo de la mano y le pido que no se baje. Le digo que las cosas no están buenas”, relató la testigo a preguntas del fiscal Eduardo Beale. “Abre la puerta, se baja y cierra la puerta”, agregó.

Con un hilo de voz, la mujer relató que observó a su amigo realizar un movimiento con el hombro derecho, luego miró hacia el lado derecho y observó luces o fuegos de un arma. No escuchó las detonaciones porque la música en el interior del vehículo Kia estaba muy alta.

“La reacción mía fue abrir la puerta y bajarme”, explicó la mujer. “Me paro en la calle y grito que dejen de disparar”, añadió.

Entonces observó a un hombre apuntando con un arma cuando se encontraba parado detrás de un vehículo blanco de cuatro puertas, cuya marca y modelo no recordó.

Indicó que el hombre armado era calvo y que vestía una polo entre rojo y salmón y bermudas. Que se parecía al actor estadounidense Vin Diesel.

“La impresión me hizo mirar bien todos los detalles”, afirmó la testigo.

El hombre se viró hacia ella apuntando el arma, pero después partió en el carro hacia la avenida Campo Rico, mientras en el piso yacía el cuerpo de Loyola Vélez.

Declaró que la Policía le informó que su amigo estaba muerto. También descubrió que el militar portaba un arma en la cintura.

Un mes o dos después, la mamá del militar le pidió que viera unas fotos porque le “inquietaba la descripción de la persona que vi disparando”. La testigo nunca explicó a que se debe la ansiedad de la mujer, pero se debía a que el acusado era amigo de su hijo.

Según el testimonio, observó en un celular una foto pequeña de un hombre, que se parecía al que vio disparar. Luego vio otras fotografías en Facebook en una computadora tableta de otra sobrina de Loyola Vélez. Señaló que sufrió un ataque de nervios al confirmar que se trataba del hombre que supuestamente baleó a Loyola Vélez.

A pesar de este descubrimiento, la mujer guardó silencio y no compartió esta información con Samuel Bermúdez, el agente investigador del caso “porque no queríamos influenciar la investigación”.

No es hasta diciembre pasado que la sobrina de la mamá de Julio le mostró una de las fotos, se comunicó con Bermúdez para hablarle de la identificación del supuesto asesino. Ocho meses después, el agente citó a la mujer para un rueda de identificación a través de fotografías.

En el contrainterrogatorio, el abogado Alex Omar Rosa Amber apuntó sus preguntas hacia la vaguedad en la descripción del automóvil que manejaba supuestamente el hombre que mató a Loyola Vélez y el largo tiempo que transcurrió entre el tiroteo y la identificación del alegado agresor.

También llevó a la testigo a contradecirse cuando a preguntas del abogado, quien indicó que Loyola Vélez no había bebido, pero en el redirecto de Beale explicó que sí consumió varias cervezas.

Rosa Amber, además, planteó que la identificación positiva de su cliente surgió luego que una de las sobrinas mostró a la testigo las fotografías en Facebook en su computadora como tratando de sugerir que la mujer se había dejado influenciar por otros.

Durante esta audiencia judicial, que se extendió dos horas y media, el ministerio público no presentó su teoría del motivo del crimen.

La vista preliminar continuará el 15 de octubre próximo, a las 2:00 p.m.