Investigan a dueña de albergue sin licencia
El agente investigador, Miguel Octaviani, explicó que recibieron la querella del cuartel del distrito de Guayanilla, donde varios ciudadanos habían denunciado la falta de comida, agua y cuidados especiales de los animales.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Ponce. Madeline Torres Morales, quien es investigada por mantener un albergue de animales sin permiso en Guayanilla y donde fueron hallados más de 30 perros en condiciones deplorables, acudió al Ministerio Público, donde fue interrogada por el fiscal Alberto Flores.
El agente investigador, Miguel Octaviani, explicó que recibieron la querella del cuartel del distrito de Guayanilla, donde varios ciudadanos habían denunciado la falta de comida, agua y cuidados especiales de los animales, muchos de los cuales dormían a la intemperie.
“El lugar era impresionante: perros con sarna, con parásitos, excremento por doquier y un fuerte hedor”, mencionó el agente de la División de Drogas de Yauco.
Sostuvo que, durante el allanamiento, encontraron que los animales no tenían comida y los envases tenían agua estancada con gusanos.
Señaló que, de los 24 perros rescatados durante el allanamiento, menos de diez podrán salvarse; el resto deberá ser sacrificado debido al pobre estado de salud. Todos fueron llevados al Albergue de Animales de Ponce, donde fueron evaluados por un veterinario.
Asimismo, Octaviani indicó que los terrenos donde la mujer mantenía a los perros pertenecen al municipio y que, aunque carecía de los servicios básicos, le proveyeron de una planta eléctrica, cisterna y baños portátiles.
“Por el momento no se radicarán cargos, la investigación no ha concluido”, dijo el agente, quien añadió que el fiscal entrevistará a personal del Municipio de Guayanilla.
Para Madeline, su única intención fue salvarles la vida a los perros para que no murieran en las calles.
Conmocionada, la mujer de 47 años expresó a Primera Hora que pide una oportunidad para que le permitan continuar atendiendo a los perros realengos.
“Lo que hice lo hice desde lo más profundo de mi alma”, comentó, al decir que les dio el mejor cuidado.
Igualmente, aceptó que los terrenos fueron cedidos por el alcalde Edgardo Arlequín Vélez, pero que no le ayudaban con el mantenimiento del lugar ni de los animales. Además, dijo que contaba con la ayuda de ciudadanos que le donaban la comida y la ayudaban para bañarlos.
Recordó casi a la perfección los nombres de sus perros, a los que llamó Bambi, Zeus, Justicia, Vida, Eternity, entre otros. que vivía en el lugar y que trabajaba sola el cuidado de los canes.