El jurado falló esta tarde a favor de Francisco J. Reyes Caparrós, el exespecialista de inteligencia que demandó a la oficina local de la fiscalía federal por haberlo sometido a un patrón de hostilidad laboral que llevó a su eventual renuncia en febrero de 2015.

 “Tuve la oportunidad de contar lo que me pasó. Y al final del día se supo la verdad. Se supo lo que yo vivía. Y se supo lo que pasaba. Y el jurado así lo entendió. El sistema funcionó”, dijo Reyes Caparrós, quien no pudo contener las lágrimas luego que se emitiera el veredicto.

Luego de apenas hora y media de deliberación, el jurado entendió que la oficina local de la fiscalía federal actuó con represalias en contra de Reyes Caparrós por entender que ayudaba a otra fiscal que tenía una querella por discrimen laboral contra la oficina. También consideraron válidas las querellas por acoso laboral que sometió reyes, y consideraron justo que recibiera una compensación por los daños recibidos, por una cantidad de $300,000.

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Además, el jurado avaló el reclamo de Reyes Caparrós de que no había tenido más alternativa que renunciar, lo que podría servir de punto de partida para un procedimiento posterior en el que se le otorgaría a Reyes Caparrós una compensación adicional por salario dejado de recibir que podría superar los $200,000.

Reyes Caparrós no solicitó que le devolvieran su plaza en la fiscalía federal.

En su demanda, Reyes Caparrós argumentaba además que el acoso laboral ocurrió al mismo tiempo que mantenía una querella contra la oficina de la fiscalía federal por las alegadas acciones hostiles en su contra.

La oficina de la fiscalía federal, que dirige la fiscal Rosa Emilia Rodríguez Vélez, alegaba que no hubo tal acoso contra Reyes y las acciones disciplinarias que se tomaron en su contra fueron justificadas. Agregó que las restricciones de acceso a información y a ciertos espacios que se impusieron en su contra a partir de octubre de 2013 fueron siguiendo las instrucciones del FBI, que comenzó a investigar a Reyes luego que expresara su deseo de participar de un viaje de intercambio a Rusia. Ese viaje era organizado por una entidad detrás de la cual estaba una persona que el FBI identifica como agente espía ruso, algo que Reyes desconocía.

El demandante, que nunca llegó a hacer el viaje, alegó que el FBI y la fiscalía federal actuaron en acuerdo para mantenerlo bajo una situación de hostilidad en su lugar de trabajo.