Agentes de Homicidios en San Juan intentarán localizar hoy, lunes, cámaras de seguridad que les ayuden a identificar a los sicarios que el domingo en la tarde acabaron con la vida de Eduardo González Febus, la víctima más reciente de una lucha por el control de puntos de drogas que se libra en uno de los límites geográficos entre San Juan y Guaynabo.

La comandante Jazmín Pérez, directora del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) de San Juan, explicó esta mañana que González Febus se encontraba con familiares frente a la funeraria San Juan Memorial, en la urbanización Santiago Iglesias, cuando fue ejecutado. En la escena se ocuparon 57 casquillos de calibre 9 milímetros, por lo que se entiende que entre dos y tres personas participaron en el ataque.

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González Febus, dijo Pérez, había solicitado con éxito un pase de un Hogar Crea donde se encontraba para ir al velatorio de su padrastro, Joel Cruz Arroyo, una de las tres víctimas fatales de una balacera ocurrida el 24 de agosto en el residencial La Rosaleda, en Guaynabo. En ese ataque también fueron asesinados Hiram Muriel Meléndez, de 53 años, y Axel Joel Alvarado Ramírez, de 23.

La víctima de ayer, de 19 años, tenía expediente delictivo por violencia doméstica.

“Se trata de un asesinato por acecho. Lo estaban buscando”, dijo Pérez.

A preguntas, Pérez indicó que el asesinato de ayer, domingo, otro del 20 de agosto y la masacre en La Rosaleda, en que al menos una decena de individuos con vestimenta similar a la de policías entraron en dos vehículos al caserío y abrieron fuego, están relacionadas. En la masacre, las víctimas, que no tenían récord delictivo, eran residentes de San Juan: la comunidad Tierra Santa, el residencial Villa Esperanza y Cupey.

El asesinato del 20 de agosto, cruzando la carretera PR-177 y en jurisdicción de San Juan, ocurrió detrás del centro comercial Santa María, donde fue acribillado José Román Cátala detrás del residencial Santa María. Ese caso es investigado por el Cuerpo de Investigación Criminal de San Juan.

Mientras, el CIC de Bayamón investiga la matanza en La Rosaleda. Los investigadores tienen en común que han recibido poca o ninguna cooperación de testigos.

Este baño de sangre, dijo Pérez, está ligado a una guerra de narcotraficantes de La Rosaleda, Tierra Santa, la barriada Yambelé y el residencial San Fernando.

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