Al parecer, la mayoría de la población no va a esperar a ver si funcionan las campañas contras las balas al aire el último día del año y, aun entre quienes celebrarán el final del 2013, las medidas de seguridad incluyen no asomarse al balcón ni para mirar los fuegos artificiales.

Según un sondeo en las redes sociales entre seguidores de Primera Hora, los días de celebrar en la calle y salir a abrazar al vecino se acabaron. Lo que impera el último día del año es el temor a que una bala perdida arruine el festejo.

“Antes todos salían a la calle para hacer la cuenta regresiva, ahora es todo lo contrario, ¡van a ser las 12... to' el mundo pa' dentro”, escribió Alexandra García, quien señaló que optará por ver películas y dormir “si los tiros y la pirotecnia así lo permiten”.

Matilde Santiago dijo que antes esperaba la despedida de año con mucho entusiasmo y se reunían en familia para luego regresar cada cual a su casa. Ya ni eso.

“Ahora la despedida de año nos llena de terror y nos llamamos desde nuestras casas para no salir. Ese día es peor que estar en un campo de batalla”, dramatizó.

Al igual que Santiago, Octavia Acevedo Cortés espera que este año no haya víctimas de balas perdidas, pero el susto está ahí.

“Amo la Navidad, pero odio la despedida de año. Tengo dos hijos y siempre pienso lo peor. Ese día los abrazo y no me atrevo ni a soltarlos”, escribió.

Los niños y niñas son también la preocupación principal de Maritza Quiñones, quien indicó que a las 12 lo que hacen es buscar refugio para protegerlos.

“Los niños no pueden ver fuegos artificiales, ni tan siquiera podemos prenderles estrellitas. Se pierde la tradición de ir donde el vecino por miedo. Es desastroso”, lamentó.

“Antes nos reuníamos a ver los fuegos artificiales y ahora quién quiere ni asomarse al balcón”, cuestionó Arlene Domínguez.

Marie Molina aseguró que no sale entre las 11:00 p.m. y la 1:00 a.m. del último día del año y tampoco se asoma por las ventanas.

Pili Ratcliff también tiene su plan para sentirse segura.

“No salimos y nos metemos en el pasillo, también en mi walking closet. El miedo es espantoso. Nos metemos los cuatro, con las perras y los gatos”, compartió Ratcliff.

El temor de que una tragedia empañe la celebración viene acompañado de la nostalgia de poder disfrutar de la manera en que se hacía antes, hace una década quizás.

“Hace algunos años atrás, era maravilloso salir afuera a ver el espectáculo de fuegos artificiales tan pronto daban las 12:00. Ahora no los puedo apreciar ya que a las 11:30 hay que estar buscando un techo de cemento donde refugiarse, alejado de ventanas, puertas y cualquier entrada libre por donde pueda penetrar una bala pérdida”, fue el comentario de Erika Girardot.

A pesar de los miedos, muchas de las personas que compartieron las medidas que toman para sentirse seguras también señalar que buscan cómo pasarla bien.

“En mi comunidad, cerramos la calle y hacemos tremendo fiestón, pero a la hora que se despide el año subo a mis nenas por lo menos cinco minutos antes de despedirse el año y cuando termina el escándalo de las 12:00, entonces volvemos a la fiesta”, indicó Lorena Hernández.