El futuro de Áurea Vázquez Rijos, su hermana Marcia y su excuñado José Ferrer Sosa, debe quedar hoy en manos de un jurado que decidirá sobre la acusación que enfrentan por, presuntamente, conspirar para que se llevara a cabo el asesinato por encargo del entonces esposo de Vázquez Rijos, el empresario canadiense Adam Anhang. 

Luego de un mes de juicio, ante el juez federal Daniel Domínguez, el jurado comenzará a deliberar para determinar si considera que, en efecto, el trío de acusados participó en una conspiración que acabó con la muerte a puñaladas y golpes de Anhang, el 22 de septiembre de 2005, en el Viejo San Juan. 

Alex Pabón Colón, alias “Alex El Loco”, confesó el crimen y permanece encarcelado. Fue parte de los testigos durante este proceso contra Vázquez Rijos. 

Según ha trascendido durante el proceso, Vázquez Rijos y Anhang tenían un acuerdo prematrimonial que establecía que en caso de que falleciera uno de los cónyuges el otro se quedaría con el 30% de sus bienes. El patrimonio del empresario judío estaba valorado en $24 millones, lo que suponía que Vázquez Rijos podía recibir $8 millones en caso de que él falleciera. Sin embargo, Anhang quería divorciarse, y en ese caso Vázquez Rijos solo recibiría algo más de $3,000 mensuales por tres años. El acuerdo prematrimonial también establecía que Vázquez Rijos debía convertirse a la fe judía en un plazo de dos años.

La fiscalía ha tratado de demostrar, utilizando mensajes y otras evidencias, que Vázquez Rijos y los coacusados contrataron a Pabón Colón para que asesinara a Anhang. También cuenta con el testimonio del asesino confeso. 

Además, la fiscalía ha buscado probar que Vázquez Rijos evitó venir a Puerto Rico para defenderse de los cargos en su contra. Indicaron que llegó, incluso, a utilizar documentos falsos para continuar viviendo en una comunidad judía en Florencia, Italia. 

Vázquez Rijos negó conocer a Pabón Colón y que le hubiese pedido asesinar a Anhang. 

La exreina de belleza dijo que no vino a Puerto Rico porque para ese tiempo estaba en avanzado estado de gestación de sus gemelas y era un embarazo complicado. Agregó que llegó a comprar un pasaje, pero no pudo usarlo. Explicó que sus hijas nacieron prematuras y tuvieron complicaciones luego del parto, y que luego el padre de las niñas no le autorizó traerlas a la Isla. Admitió que usó documentos falsos, pero alegó que no tuvo más alternativas y que lo hizo para poder darle seguridad a sus hijas. 

Hoy las partes presentarán sus argumentos finales, y se espera que, luego de recibir las instrucciones, el jurado se retire para comenzar sus deliberaciones. 

De ser hallados culpables, el trío podría enfrentar penas de cadena perpetua.