Por más 12 años, Estrella Santaliz y Marisol Toro han estado esperando justicia por el asesinato de sus hijos. Ambas han vivido la agonía que implica perder a un hijo de manera violenta e inesperada, así como las eternas secuelas que deja un suceso de esa magnitud. Hoy, sin embargo, tienen algo de esperanza de que el presunto responsable de crimen no solo pague, sino que además no pueda hacerle un daño similar a otras familias.

Efrén Lamberty Santaliz y Rick Mark Ruiz Toro fueron asesinados a tiros el 3 de enero del 2006 en Cabo Rojo. Tenían apenas 20 y 17 años, respectivamente. Su presunto asesino, un hombre identificado como José E. Sánchez Texidor, alias Joselito, estuvo en la lista de los más buscados desde entonces, y no fue hasta el 4 de octubre de 2017 que finalmente fue arrestado en Nueva Jersey. Hoy, comienza en Mayagüez el juicio en su contra por el doble asesinato.

Para Estrella y Marisol es otra etapa más en la odisea que viven desde aquel fatídico 3 de enero.

“Esto ha sido una eternidad, una agonía tan grande. Mi vida cambió radicalmente. Tuve que buscar ayuda de Dios. Busqué de la medicina, estuve dos años en tratamiento siquiátrico. Luego decidí irme a estudiar. Hice una maestría. Tenía que hacerlo para mantener mi mente ocupada”, contó Estrella, recordando que acercarse a Dios le trajo nuevas bendiciones.

Durante ese tiempo, dijo Estrella, entre el temor por posibles acciones en contra de su familia y el dolor por los recuerdos, tuvo que vender su casa, irse a otro lugar, cambiar de trabajo, cambiar de escuela a sus hijas y comenzar a pagar una nueva hipoteca.

Su hijo Efrén, recordó, estaba en su tercer año de universidad. “Hoy en día sería un profesional de educación física adaptada”, aseguró. Todavía conserva sus libretas, su colección de muñecos de lucha libre y todas sus cosas. “Después de haberlo enterrado lo seguía esperando todas las tardes”.

Su madre, contó Estrella, falleció como consecuencia de la pérdida de Efrén.

“Mi mamá, que me cuidaba a mi hijo mientras yo estudiaba, falleció por eso. Pensábamos que estaba enferma, pero el doctor dijo que estaba en estado de shock”. Aunque al principio le contó una mentira de que su nieto había muerto en un accidente, eventualmente se enteró de lo sucedido y le tuvo que contar la verdad.

“Él (Sánchez Texidor) me mató a mi hijo y a mi mamá”, afirmó Estrella.

Por su parte, Marisol asegura que “el día que le quitó la vida a mi hijo, me la quitó a mí también. Todos los días lloro por mi hijo”.

“Era el hijo que no perdía momento del día para decirme que me amaba. Era mi único hijo varón, bien protector de sus hermanas. No le gustaban las injusticias contra las mujeres”, aseguró Marisol. “Le apasionaba el mar. Era buzo certificado. Me consuela pensar que está navegando en los mares del Señor”.

La inminencia del juicio le provoca a ambas madres una gran ansiedad, entre otras cosas, porque durante el proceso tendrán que revivir todo lo relacionado con el asesinato y además estará allí presente el presunto asesino. No obstante, se aferran a su fe y mantienen la esperanza de que llegue esa tardía justicia.

“La fe que tengo en Dios en muy grande. Es lo que me mantiene en pie”, aseguró Marisol. “No creo en la justicia terrenal, pero estoy muy agradecida del trabajo del fiscal y los agentes. Les estoy agradecida de corazón porque el caso lo han tomado de una forma bien responsable”.

“En un momento ya me sentía agotada y pensaba que no había justicia. Él estuvo 12 años jugando con la justicia. Mañana (hoy), con el favor de Dios comienza ese juicio, y es una agonía porque hay que revivir todo. Tengo que ver esas fotos otra vez”, dijo Estrella con voz entrecortada, y agradeciendo que “por lo menos lleva unos meses encerrado”.

Además de justicia para sus hijos anhelan que el alegado asesino que recluido tras las rejas, de manera que no pueda perjudicar a más personas.

“Nada me va a devolver a mi hijo. Este dolor nada me lo va a detener. Pero espero que esta persona pague por lo que hizo. Y sobre todo, que no pueda hacer más daño, que no pueda tocar el corazón de otra madre, que ninguna otra madre pase por el dolor que estoy pasando”, insistió Marisol. “Se le ve en la cara que no tiene arrepentimiento. Todo lo contrario. Se ve que haría daño una y otra vez. Por eso no me gustaría que quede impune y pueda salir y seguir haciendo daño”.

“Él no se va a transformar de un día para otro. Hoy fue mi hijo, pero mañana podría ser el de otros”, lamentó Estrella. “El juicio será por jurado y tengo un poco de fe que cuando las personas escuchen las declaraciones se haga justicia. Espero que se haga justicia para mi hijo y para las futuras personas que Joselito pudiera asesinar en la calle”.