Mata a golpes a mucama
Tan fuertes fueron los golpes, puños, patadas, empujones y mordidas que las mujeres se estaban dando que uno de los empleados de mantenimiento que transporta toallas y materiales de limpieza escuchó el escándalo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Enfurecida con su compañera de trabajo tras verse involucrada en una madeja de chismes, una mucama del hotel Río Mar Beach Resort & Spa de Río Grande, la mató a golpes durante una pelea escenificada en la habitación 4139.
Eran alrededor de las 11:00 de la mañana, Elia Arizmendi Cantero, de 40 años, aseaba la habitación para dejarla lista, ya que se acercaba el registro de los nuevos huéspedes, cuando irrumpió airada su compañera de trabajo, Lissette Cotto Casanova, de 43 años, y se inició una discusión que en fracción de segundos desencadenó una pelea violenta, según revelaron las autoridades.
Tan fuertes fueron los golpes, puños, patadas, empujones y mordidas que las mujeres se estaban dando que uno de los empleados de mantenimiento que transporta toallas y materiales de limpieza escuchó el escándalo y, alarmado, le avisó a su supervisor.
Siguiendo el protocolo establecido, su supervisor se lo notificó de inmediato al guardia de seguridad de esa área de la hospedería, que se aproximó a la puerta y al abrirla se encontró a Cotto Casanova de frente, quien le confesó que hubo una pelea y “ella (Arizmendi Cantero) está desmayada en el baño”.
La empleada doméstica fue puesta bajo arresto por el guardia de seguridad, quien notificó de inmediato lo sucedido, a través de la línea de emergencias 9-1-1 para que se movilizaran las autoridades.
De acuerdo con la pesquisa de la División de Homicidios de Fajardo, en medio de la discusión, Arizmendi Cantero cayó en el piso del baño y se alega que Cotto Casanova le cogió la cabeza y le dio contra el piso.
La victimaria, que inicialmente se indicó que había sido amenazada por la occisa durante discusiones anteriores, salió cabizbaja de las oficinas del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Fajardo, con su uniforme de trabajo ensangrentado desde el pecho hasta las piernas y con guantes azules de goma en las manos, sobre los cuales se le colocaron la esposas.
Ése fue uno de los rastros de la violencia en la habitación 4139.
Al preguntarle si sabía que Arizmendi Cantero no se había desmayado, sino que estaba muerta, inclinó más el rostro e intentó llorar.
La mujer, que trató de mantenerse estoica, no quiso contestar si actuó en defensa propia o movida por rencillas con la fallecida o si había recibido alguna amenaza por parte de la víctima, contra ella o su familia.
La presunta sospechosa fue transportada al atardecer de ayer hasta las oficinas de la fiscal Karina Murrati para prestar declaración jurada y comenzar a levantar expediente para la radicación de cargos en su contra.
El comandante Antonio López Figueroa, director regional de Fajardo, indicó que “la habitación estaba en completo desorden”, pero no reveló si encontraron algún objeto con el que pudo ser golpeada la mujer.
“La víctima tenía hematomas… la detenida presentaba golpes también”, sostuvo el oficial.
A la escena llegó llorosa y desesperada la nuera de la víctima, Gina Maldonado, en busca de noticias sobre lo ocurrido y para darle consuelo a su novio.
“Mi novio me llama llorando porque le había pasado algo a la mamá y vine para acá”, declaró desorientada la joven frente a la entrada del hotel.
Durante varias horas el personal de la División de Servicios Técnicos del CIC de Fajardo trabajó la escena de la habitación.
El cadáver de la mujer, que era vecina de la urbanización Villas de Loíza, en Canóvanas, fue transportado hasta el Instituto de Ciencias Forenses para fines de autopsia.
Luego de prestar su declaración jurada a la fiscal, la detenida iba a ser llevada a una sala de emergencias para una evaluación médica, ya que se alegó que también recibió golpes durante la reyerta.
Decenas de huéspedes de la hospedería, la mayoría norteamericanos, preguntaban a los periodistas qué había ocurrido y, al conocer que un asesinato se había perpetrado en la habitación 4139, algunos reaccionaban sorprendidos y espantados, mientras que otros actuaban con incredulidad.
Ningún portavoz de la cadena de hoteles hizo expresiones públicas en torno a lo sucedido. Primera Hora se comunicó por teléfono al hotel y un empleado nervioso, que no se identificó, repitió: “no se puede decir nada” .
Anoche la jueza Lourdes Díaz Velázquez, de la sala de investigaciones del Centro Judicial de Río Grande, determinó causa probable para arresto contra Cotto Casanova por el cargo de asesinato en segundo grado, informó el fiscal de distrito interino de Fajardo, Jorge Carrión.