Utuado. Tenían apenas cuatro, seis y siete años cuando presuntamente fueron expuestos por su padrastro a golpes, sexo, drogas y armas en su propia casa en la barriada Los Pinos, en Utuado, mientras supuestamente su madre miraba para otro lado y hacía silencio.

La fiscal Elizabeth Acevedo presentó denuncias contra Lissette Serrano Cosme y Héctor Colón Serrano, a quien incluso se le imputa usar de mula a su hijastro para entregar la droga que él vendía como parte de su negocio ilícito.

El juez Dennis Feliciano, del Centro Judicial de Utuado, escuchó los detalles del caso a través del testimonio de María Díaz Heredia, la agente de Delitos Sexuales de Utuado que investigó la querella que presentó la tía de los menores.

El juez encontró causa para arrestar a la mujer de 27 años de edad y al hombre de 28 años. Contra Serrano Cosme se presentaron 12 denuncias de maltrato y se le impuso una fianza de $600,000.

Mientras que contra el padrastro de los niños se radicaron 14 cargos de maltrato, 16 de agresión sexual, tres de actos lascivos y dos denuncias por violación a la Ley de Armas. A Colón Serrano se le impuso una fianza de $2.7 millones.

Ambos fueron devueltos a prisión porque cumplen sentencias por violaciones a la Ley de Sustancias Controladas. La pareja fue arrestada el año pasado y ahora ella está confinada en la cárcel de mujeres de Vega Alta y él en Guayama.

Ayer, la Policía los excarceló brevemente para la presentación de estos nuevos cargos.

“Cuando el Departamento de la Familia removió a los niños (a consecuencia del arresto), los tres fueron a vivir a casa de una tía y allí los niños empiezan a relatar lo que les había sucedido”, explicó la agente Díaz Heredia.

En un principio, la madre de los niños se cubría el rostro para evitar la prensa, pero en un momento a su salida del tribunal se descubrió el rostro que tapaba con una hoja de papel para negar las imputaciones.

La mujer dijo que ni ella ni su compañero consensual abusaron física o sexualmente de los niños y comentó que su estancia en prisión, así como las nuevas denuncias, quizás tengan un propósito divino.

“Allá arriba hay un Dios”, comentó Serrano Cosme. “Le agradezco a mi familia por el daño que están haciendo”, agregó con ironía.

Serrano Cosme dijo que ya no siente amor por su compañero, pero se mostró convencida de que él no abusó de sus hijos.

No obstante, la agente investigadora informó que los menores, dos niñas y un niño, han tenido que recibir ayuda psicológica por los presuntos abusos que sufrieron.

Los dos más pequeños residen ahora con su padre biológico, quien vino de los Estados Unidos para hacerse cargo de su hijo y de su hija. Mientras que la mayor de las niñas vive con su tía porque no tiene vínculos de sangre con el padre de sus hermanos.

“La más pequeña está bien afectada, es bien difícil hablar con ella sobre este tema”, dijo Díaz Heredia.

Es por eso que la fiscal se propone solicitar que en la vista preliminar, que se realizará el 15 de noviembre, los menores declaren a través del sistema de circuito cerrado.

Los presuntos hechos ocurrieron en el 2006 en la misma residencia de la pareja en la barriada Los Pinos.

Según la agente investigadora, el padrastro tocaba con lascivia a los niños y los agredía sexualmente. Además, los menores supuestamente recibían golpes con las manos y correas por parte de los adultos de la casa.

“Hay prueba de sodomía, agresión sexual y actos lascivos”, mencionó Díaz Heredia.

Asimismo, como si lo enviara a la tiendita de la esquina o a algún mandado, Colón Serrano enviaba a su hijastro a completar sus negocios en el bajo mundo. El nene era usado como mula para entregar la droga. Además, la pesquisa de la Policía apunta a que el varón era expuesto al contacto con armas de fuego cargadas.

“El padrastro usaba al niño para hacer entregas de droga y también los niños estaban expuestos al contacto con la droga porque en la mesa de la casa era que él preparaba la mercancía que se proponía vender”, señaló el sargento Antonio Hernández Bianchi, del Cuerpo de Investigaciones Criminales de Utuado.

“Éste es uno de los casos más repugnantes que hemos tenido’, añadió.

Según el teniente, la casa de esta familia en la barriada Los Pinos servía como centro de operaciones de Colón Serrano, quien presuntamente acostumbraba involucrar al niño en sus actividades ilegales.