Arecibo. La muerte de Adiel Said Gutiérrez Roche, el infante de tan solo seis meses de edad que murió asfixiado tras haber sido olvidado por su padre dentro de un vehículo, fue un crudo recordatorio para Omar Pereira, quien hace cerca de dos años perdió también a su bebé en circunstancias tétricamente similares.

“Yo me puse a llorar. Esto fue revivir la experiencia más triste de mi vida de nuevo”, recordó el hombre del día que se enteró de la muerte de Adiel Said.

La tragedia le ha tocado muy de cerca a Omar, quien es el esposo de Cynthia Galinaltis, la ginecóloga que fue encontrada culpable el 25 de mayo del año pasado por homicidio involuntario luego de haber dejado a su hijo Julián, de dos añitos, encerrado en su guagua por varias horas.

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Han pasado casi dos años desde aquel fatídico 4 de abril de 2011, día que Galinaltis olvidó dejar a su bebito en el centro de cuido y llegó hasta su trabajo sin percatarse de que el niño aún permanecía amarrado a su asiento protector en la parte posterior de su guagua.

La historia de Omar y Cynthia es idéntica a la que le ha tocado vivir a la pareja de Miguel Gutiérrez y Eva Roche, padres de Adiel Said –un bebé muy deseado por ambos, según sus allegados– y que el pasado miércoles pereció dentro del vehículo de su padre, que se encontraba trabajando en un concesionario de autos y olvidó llevarlo al cuido.

En estos casos, los padres no tienen que lidiar únicamente con el dolor que sienten por “haber matado” a sus hijos, sino que deben tener el temple para enfrentar a la justicia en medio del luto.

Pereira criticó la manera en que el Departamento de Justicia atiende estos casos que, por lo general, son clasificados como negligencia criminal y pueden enviar a prisión al acusado por hasta tres años.

“Cuando pasan estas situaciones, es claro que el Estado tiene la obligación de investigar las circunstancias en las que ocurrieron los hechos y demás... Pero, una vez determinen que no hubo intención y que lo ocurrido fue un accidente, deberían parar ahí”, denunció el padre de Julián.

“Esos recursos que se gastan en perseguir a una persona de bien, que tuvo un accidente, que en ningún momento quiso hacerle daño a alguien, deberían redirigirlos para apoyar emocionalmente a esa persona y brindarle todas las herramientas necesarias para lidiar con la tragedia que, de seguro, la marcará de por vida”, agregó.

Aferrada a la fe la familia de Adiel Said

Vestida de negro y con ojos que delataban su sufrimiento, Yeidi Gutiérrez, tía de Adiel Said, se encontraba ayer en la funeraria haciendo los últimos trámites.

Esta dijo que, entre toda la pesadilla que le ha tocado vivir a su hermano y a su familia, su fe los ha mantenido unidos.

“Todos éramos adoración con ese niño y Miguel estaba superorgulloso de su bebé”, dijo entre sollozos.

Pide crear conciencia

Con el propósito de evitar muertes como la de estos dos niños y con la esperanza de mejorar los canales de comunicación entre los padres y las guarderías infantiles, Pereira decidió crear la fundación La Promesa de Julián.

Una de las herramientas de la fundación es el “contrato” que estipula que los padres deben llamar a la escuela o centro de cuido siempre que el niño vaya a llegar tarde o se vaya a ausentar, así como mantener actualizada la información de contacto. De igual modo, el cuido se compromete a llamar a los padres en caso de que el menor no haya sido llevado a la hora acordada al lugar.