El hombre que esta tarde asesinó a su expareja en Hato Rey y luego se suicidó, la estuvo acechando a través del teléfono minutos antes de la tragedia, y cuando logró que la mujer saliera del salón de belleza en el que trabajaba, le disparó en la cabeza.

La inspectora Jazmín Pérez Mauras, directora del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de San Juan indicó, que la investigación apunta a que María Inés Torres Santiago, de 24 años, y Jesús Sánchez Bermúdez, de 30 años estaban separados y que había una orden de protección vigente, que prohibía que el sujeto se acercara a ella.

“Actualmente, lo que tenemos de información es que ellos estaban separados y había una orden de protección vigente. Aparentemente, hubo un incidente (previo) de violencia de género, ella fue al tribunal, le dieron una orden de protección amparándose en la Ley de Violencia Doméstica y una 408 (Ley de Salud Mental) a él. Él estuvo ingresado en un hospital psiquiátrico hasta hace unos días atrás”, indicó la inspectora.

De acuerdo con la investigación, Torres Santiago salió esta tarde al estacionamiento de un salón de belleza que ubica en la Avenida Roosevelt, en Hato Rey, y en medio de una discusión, su excompañero le disparó en la cabeza. La mujer falleció mientras era llevada al Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Puerto Nuevo para ser atendida. Luego de disparar contra ella, Sánchez Bermúdez se hizo un disparo en la cabeza y murió posteriormente en el Centro Médico de Río Piedras.

“Él empezó a acecharla (por teléfono) y cuando ella salió (del negocio), él la ultimó”, confirmó Pérez Mauras.

Dos hijos, de 4 y 6 años, le sobreviven a Torres Santiago y Sánchez Bérmudez, quienes tenían domicilio en el complejo de vivienda El Mirador, en Barrio Obrero.

En la escena del crimen fueron ocupados dos casquillos de bala y un arma.

“Se ocuparon tres municiones sin disparar y dos casquillos de bala. Entendemos que una de esas balas corresponde al disparo que él le hizo a ella y el otro al que se hizo él mismo”, detalló.

Héctor Javier Martínez, quien se identificó como amigo cercano del victimario, llegó al lugar donde ocurrieron los hechos tras enterarse en los medios noticiosos sobre el suceso.

Con la voz quebrantada, el hombre indicó que según lo que había conversado con Sánchez Bermúdez, la orden de protección en su contra tenía vigencia hasta el 29 de julio. Hasta esa fecha, el hombre no solo tenía prohibido ver a su expareja, sino además a sus dos hijos.

Martínez afirmó que la razón de dicha orden es porque “él se tira a matar en la misma casa de ella porque ella no quiere saber de él”.

“Al pasar eso, lo llevan a psiquiatría y lo dejan una semana internado. Le ponen una orden de protección, pero él no sabía porque estaba allá adentro. Cuando él sale, le reclama y ella le dice que fue la jueza (quién la ordenó)”, abundó, mientras mencionó que la pareja había roto desde hace cerca de un mes.

Aseguró que horas antes del crimen, conversó con su amigo y que minutos antes, él lo llamó para hablar con su esposa, pero ella le dijo que le devolvía la llamada en unos 15 minutos debido a que estaba ocupada. En ese lapso, Sánchez Bermúdez mató a su excompañera y se suicidó.

“Yo conversé con él horita y le pregunté que si había ido al psicólogo. Tenía cita hoy”, señaló Martínez.

Al ser cuestionado sobre qué fue lo último que habló con su amigo, respondió que le había dicho que había ido al psicólogo, pero que “era más de lo mismo. La última vez me veas va a ser en el funeral”.

Agregó que ayer estuvieron compartiendo y que él le dijo: “Javier, tengo malos pensamientos”.

Por otro lado, Pérez Mauras indicó que los testigos del crimen se encontraban “bien afectados”, emocionalmente.

De hecho, una de las personas que presenció los hechos, al ser abordado por este medio, cruzó el perímetro delimitado por las autoridades y dijo: “perdonen, estoy bien nervioso”.