En la que fue la tercera jornada seguida bastante negativa para el senador y exalcalde de Yauco, Abel Nazario Quiñones, otro grupo de empleados y exempleados desfilaron por el banco de testigos en la corte federal para declarar como fueron engañados y trabajaron sin que les pagaran, en algunos casos por más de tres meses, mientras Nazario era alcalde del municipio.

Al mismo tiempo, la fiscalía federal, representada por los fiscales Miriam Fernández y Scott Anderson, desfilaba prueba tras prueba que apoyaba los testimonios de los empleados y la acusación contra el senador de que mintió al gobierno federal y violó un acuerdo que tenía con el Departamento del Trabajo federal para pagar las horas voluntarias que habían trabajado un sinnúmero de empleados sin ser remunerados entre 2012 y 2014, práctica que se determinó era contraria a las leyes laborales.

De hecho, el único alivio que pareció tener Nazario en el tercer día del juicio en su contra fue que, como la mayoría de los testigos no dominaba el inglés, pudo prescindir la mayor parte del tiempo de tener que seguir el caso asistido por el equipo de traducción.

Según ha transcendido por la evidencia mostrada en corte, Nazario, que para entonces era alcalde de Yauco, se habría valido de diferentes estrategias para hacer creer a empleados que el cheque que estaban recibiendo para pagarle por las horas voluntarias, según el acuerdo con el DT federal, era un pago por algún otro concepto, como salario por adelantado, y luego dejaban de emitir sus pagos de nómina regular, o cancelaban los cheques emitidos.

Al no saber que el cheque era por las horas voluntarias, los empleados asumían que estaban cobrando como de costumbre.

Más aún, todos los empleados que han testificado, incluyendo los que lo hicieron este jueves, aseguran que se les dio a firmar, sin oportunidad para leer y sin que nadie les explicara de qué se trataba, un documento conocido como WH-58, que era parte de las exigencias del acuerdo con el DT federal y que debía ser entregado a esa agencia con la firma del empleado y el empleador una vez se entregara el cheque. El documento explica las razones de ese pago, por las horas voluntarias no remuneradas, y además establece que no se puede tomar represalias contra el empleado.

Una de los testigos que testificó este jueves, la joven no vidente Melanie González Feliciano, al igual que todos los demás, indicó que se le entregó el cheque del acuerdo, sin explicarle que era por ese concepto, y además firmó el documento WH-58 sin que se le leyera o explicara de qué se trataba. Su caso tiene la particularidad de que, contrario a los otros, la defensa no pudo traer la pregunta de que si en algún momento se le había dicho que no leyeran el documento.

Según detalló la trabajadora del cuadro telefónico, cuando Nazario le entregó personalmente el cheque, le dijo “que era una nómina especial, que me estaba pagando por adelantado unas quincenas”.

Luego de entregarle ese cheque por las horas voluntarias, según el acuerdo con el DT federal, González no volvió a recibir un pago de salario por unos tres meses.

La abogada María Domínguez, quien conforma la defensa de Nazario junto a Edgar Vega, Javier Micheo y Carlos Andréu, usó su turno para llevar a González a admitir que, antes de los hechos, Nazario había mostrado generosidad hacia ella, ofreciéndole empleo en el municipio luego de que se graduara de escuela superior, acudiendo a su graduación y hasta ofreciéndole un bono que dijo fue de $1,000 aunque la testigo no confirmó la cifra. A preguntas de la abogada, la testigo también admitió que en algún momento solicitó flexibilidad para seguir estudiando y se le concedió, y también solicitó más horas y una posición permanente para poder tener plan médico, lo que también fue eventualmente atendido.

Sin embargo, la joven fue enfática en que el municipio de Yauco le debe dinero por su trabajo que no le ha pagado.

El fiscal Anderson además contraatacó, abordando el tema de la permanencia, a lo que la testigo respondió que Nazario le dijo “solo después del cheque (del acuerdo con el DT federal) me podía dar la permanencia… si lo ayudaba un poco”.

Por su parte, el empleado de manejo de emergencias Antonio Fernando Irizarry Torres ofreció otro testimonio demoledor, además de que con sus respuestas espontáneas, directas y sin titubeos, además de por momentos jocosas, pareció ganar la simpatía del jurado y podría decir de todo el que estaba en sala, pues hasta en la esquina de la defensa de Nazario no pudieron evitar reír en más de una ocasión.

Contó que recibió el cheque del acuerdo con el DT federal de manos de Nazario luego de las vacaciones de Navidad del 2015, periodo en que él continuó laborando junto con otros empleados de emergencias.

Aseguró que, como era empleado por contrato, asumió que era para pagarle por ese periodo de fin de año trabajado, de manera que cuando Nazario le preguntó cuánto le debían, él dijo la cantidad correspondiente a su quincena regular, que era alrededor de $500.

“Él (Nazario) me puso el cheque en el escritorio (por $2,452.42), no en la mano. Y me dijo que era para ayudarme. Yo le dije que no podía aceptar esa cantidad, porque iba a gastarlo y me iba a quedar sin nada. Pero me dijo que ya se había sacado el seguro social y todas esas cosas y no podía hacer otro cheque. Que fuera al banco y cogiera mi parte y le diera el resto. Y que eso era hasta mayo”, relató.

“Cogí mi parte y le devolví la diferencia. Ese el acuerdo mutuo a que llegamos. Hice como él me dijo. Y el resto se lo traje a su oficina, para que él me fuera pagando los meses de febrero a mayo. Solo quería recibir lo que se me debía por mi paga mensual, y no como si fuera un préstamo”, afirmó.

Sostuvo además que nunca le explicaron que el cheque era por las horas voluntarias.

Al mostrarle el WH-58, Irizarry fue categórico en que “ese documento nunca lo he visto en mi vida. Lo veo ahora por primera vez”.

“La firma se parecería a la mía. Pero la compara con la del cheque es muy diferente. La T no la hago así, y la única letra que hago grande es la A, y no las otras como una escalera”, describió, haciendo entender que la firma en el documento era falsa.

Pero las evidencias contra Nazario no quedaron ahí, pues también se mostró un cheque personal que emitió a favor de Irizarry por $268, “porque en una quincena se quedó corto de cash, y me dio el cheque para cubrir”.

También se mostró otro documento, un papel que indicaba que se le ofrecería un puesto permanente a Irizarry luego de cumplir con las horas de trabajo que equivaldrían al cheque grande. “Me dijo que cuando termináramos el acuerdo y cumpliera los meses, que lo llevara a Recursos Humanos y me harían permanente”.

Sin embargo, el contrato que le ofrecieron luego fue bajo la categoría de probatoria, y al día de hoy no le han extendido otro.

En el contrainterrogatorio, a pesar de los esfuerzos de la defensa, no consiguieron mostrar contradicción alguna en el testimonio de Irizarry, que si usáramos una analogía del béisbol, podría decirse que bateó todo lo que le lanzaron sin un solo strike.

Al preguntarle sobre el WH-58, Irizarry le reiteró al abogado Vega que no había visto nunca el documento, y abundó que “esa fecha no puede ser, porque estaba de vacaciones, y no podía estar en otro lugar y firmando eso”.

“¿No recuerda entonces el día que recibió el cheque?”, indagó el abogado.

“Sí. Como dije antes, fue el día que lo cambié en el banco. Porque no quería andar con ese cheque grande por ahí y que se me perdiera”, afirmó el testigo.

En otro momento, al referirse al cheque personal que emitió Nazario, Vega le preguntó si nunca le había pedido dinero al alcalde.

“No. Eso no se puede hacer en el gobierno. Si necesitaba algo le pedía a un pariente y se lo devolvía en cuanto cobraba. Eso nunca pasó, ni pasará”, afirmó Irizarry.

“¿O sea que ese cheque no fue un préstamo?”, insistió Vega.

“No. Eso era mi sueldo, y si se fija, coincide con mi paga quincenal”, reiteró el testigo.

“Uste alega que le pagó en efectivo cada quincena”, volvió a la carga el abogado.

“No lo alego. Ocurrió así”, ripostó el testigo.

Luego de un extenso intercambio, y con preguntas que se volvían repetitivas, el testigo selló una línea de preguntas respondiendo al abogado, con un “sí, estoy seguro, y estoy cuerdo”.

Acto seguido Vega preguntó si nunca había tenido problemas de asistencia, e Irizarry la volvió a sacar la bola del parque. “No. Porque yo me levanto a las 3:00 de la mañana, camino 10 kilómetros, y soy el primero en llegar, y eso lo puede investigar y confirmar”, le respondió.

Los otros testigos del día fueron la chofer de guagua Gisela Garrigó González, a quien le dejaron de pagar tres quincenas; Leonard López León, trabajador de obras públicas al que Nazario le dijo que el cheque del acuerdo era “un adelanto” y dejaron de pagarle por tres meses; Ana Martínez Beauchamp, maestra del centro de cuido para niños del municipio a la que Nazario también le dijo que el cheque del acuerdo era un adelanto y dejaron de pagarle por tres meses; y Silvet Méndez Deliz, empleada de mantenimiento a la que Nazario le dijo que el pago era por “horas comunitarias”, fue trasladada de puesto de trabajo de la alcaldía a una plaza, y no le pagaron por dos meses.

Según los cargos presentados por la fiscalía federal, se alega que Nazario, cuando era alcalde de Yauco, mintió a sabiendas al Departamento de Trabajo federal e incumplió con un acuerdo al que habían llegado con el municipio para que le pagara a 177 empleados por horas trabajadas como “voluntarias” entre mediados de 2012 y mediados de 2014, que no se les habían remunerado, en violación a las leyes laborales vigentes. En total enfrenta 37 cargos, 30 por cada caso de empleado que habría resultado engañado y en consecuencia habría constituido un fraude y violación al acuerdo con el DT federal, y otros siete de fraude electrónico.

El juicio continúa este viernes, y con toda probabilidad la próxima semana, en la corte federal en San Juan.