Guayanilla. Con el pequeño féretro blanco en brazos y lágrimas cubriendo su rostro, Humberto Santiago, padre del infante Carlos Humberto, llegó al cementerio Los Pinos a darle el último adiós a su primogénito, el que a sus cortos cinco meses de edad perdió la vida a manos de su propia madre.

El bebé murió asfixiado luego que su progenitora, Xiomara Rodríguez López ,lo acostara boca abajo intencionalmente sin sacarle los gases luego de alimentarlo. Más atroz aún, la mujer guardó el cuerpecito del bebé en una bolsa dentro del congelador por seis días hasta que fue hallado por la Policía.

“Carlitos, papi te ama”, dijo el hombre. Llorando sin consuelo, este se despidió de su bebé preguntándose el por qué de lo sucedido.

Más temprano expresó que Dios se encargará de la madre del niño.

“Él no se merecía eso, era un ser indefenso”, sostuvo el padre, quien comentó que en varias ocasiones le pidió a la mujer que le diera la custodia del menor. “Si me hubiese dicho que no lo quería, me lo daba, era mi único hijo y lo amaba”, mencionó el padre.

Por su parte, la abuela paterna de Carlitos agradeció al pueblo las muestras de apoyo para su familia en este momento de tristeza.

“Esa mujer me quitó un pedazo de mi corazón, nos destruyó la vida”, dijo llorosa la abuela, Elizabeth Santiago.

Asimismo, sostuvo que desde el nacimiento de su nieto notó que la madre no le prestaba la atención y el amor que debería brindar una madre.

Recordó que siempre estuvieron dispuestos a darle todo lo que necesitara el bebé y en varias ocasiones le solicitó al Departamento de la Familia que interviniera para otorgarle la custodia a la familia paterna.

Contó que Rodríguez López les mentía todo el tiempo, que nunca les comunicó sobre su mudanza para el área metropolitana y que incluso les ocultó su nacimiento. Además, supo que Carlitos no fue vacunado ni llevado a un pediatra y tampoco fue bautizado.

“Me enteré por las noticias que mi nieto había muerto de una manera tan atroz”, añadió la mujer.

Igualmente, indicó que las razones de los constantes maltratos de la hoy acusada de asesinato hacia el infante se dieron porque su hijo Humberto le había expresado que no la quería.

“Ese bebé no tenía la culpa de nada, a ella no se le puede llamar madre”, comentó la abuela.

Argumentó que una fianza de $3 millones no es nada con todo el sufrimiento que le causó al pequeño que apenas empezaba a vivir. Además, pidió que le caiga todo el peso de la ley y que pague por lo que hizo.

Algunos de los asistentes soltaron globos azules y blancos al cielo, así como dos palomas blancas.

Durante el velorio, realizado en la casa de la abuela en el sector San Pedro de Macorís de La Playa, el trovador Walter Alier le cantó nueve aguinaldos que arrancaron llanto entre los presentes.