Carlos Rivera Dávila acudió desesperadamente al Hospital Damas de Ponce, tras recibir una llamada telefónica donde le dijeron que su hijo Jancarlo Rivera Lugo había sido herido de bala.

Sin embargo, al llegar a la institución hospitalaria encontró que su retoño yacía sobre una cama cubierto por una sábana pues, el joven de 23 años no sobrevivió al mortal disparo recibido el 14 de noviembre de 2022, en hechos registrados en el sector Nueva Vida del barrio El Tuque.

El desgarrador relato fue parte del inicio del juicio contra Jeromy Pietri Napoleoni y Ana Inés Napoleoni Medina, acusados por el crimen del segundo teniente de la Reserva del Ejército de Estados Unidos, en un procedimiento efectuado este lunes en la sala 502 del Tribunal de Ponce ante el juez Ángel Llavona Folguera.

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A preguntas de la fiscal Annette Estévez Serrano, Rivera Dávila irrumpió en llanto durante varias instancias, al recordar el momento en que vio a su hijo asesinado.

La fiscal Annette Estévez Serrano llega a la sala 502 del Tribunal de Ponce para atender el caso contra Ana Inés Napoleoni y jeremy Pietri Napoleoni.
La fiscal Annette Estévez Serrano llega a la sala 502 del Tribunal de Ponce para atender el caso contra Ana Inés Napoleoni y jeremy Pietri Napoleoni. (Sandra Torres Guzmán)

“Estaba trabajando. Recibí una llamada como a las 6:50 de la tarde diciéndome que Jancarlo estaba herido, que estaba en el Hospital Damas de Ponce. No lo podía creer lo que estaba pasando. Realmente nunca pensé que a mi hijo fuera a pasarle eso”, confesó con voz entrecortada.

“No dudé en ir directo al hospital. Allí me indicaron que a mi hijo lo habían asesinado. Sí, pude verlo. Estaba en una cama, arropado. Estaba muerto”, recordó el hombre empapado en lágrimas.

Mientras Rivera Dávila respondía a los requerimientos de la fiscal, la madre del occiso que también estaba en sala no pudo contener su desesperación y salió corriendo hacia el pasillo.

Minutos después, la representante del ministerio público le mostró una foto de Jancarlo para proceder con la identificación de la víctima y, el testigo, llorando le dijo: “Era mi hijo. Era mi bebé”.

De otra parte, la fiscalía llamó al segundo testigo del caso que, fue juramentado al inicio del procedimiento judicial pues, el hombre se encontraba fuera del país cuando tomaron juramento a los demás declarantes.

Se trata del investigador forense, Pedro J. Bonilla Laboy, el cual dio detalles del informe de hallazgos en la escena, además del análisis realizado al vehículo del occiso que se encontraba en el área de la rampa de la sala de emergencias.

“Llegamos a la calle 8B y nos identificamos como agentes a cargo de la escena. El cuerpo estaba en el hospital Damas de Ponce. El croquis de la escena era una calle con tránsito en una sola dirección, según me informó el agente a cargo, con residencias abandonadas, un terreno baldío, vegetación y otras residencias”, manifestó.

“Se observaron varias manchas de aparente sangre que fueron lavadas o limpiadas y un proyectil de bala disparado. Eran tres manchas de sangre: mancha de pared de sangre, otra frente a la residencia y (la tercera) en el poste”, agregó.

Igualmente, resaltó que: “No se ocuparon armas de fuego (en la escena). Un solo proyectil disparado”.

“Luego, nos trasladamos al hospital Damas para hacer un análisis preliminar del vehículo de motor a donde fue trasladado el herido (por su pareja Jineyshka Cruz Bonilla)”, mencionó.

Igualmente, declaró que, horas más tarde, llegó al área donde se encontraba el cuerpo de Jancarlo al cual describió como un hombre joven de ojos color marrón, con estatura de cinco pies y 10 pulgadas y de unas 140 libras.

“Tenía un tatuaje que parece que estaba empezando a marcarse y barba y bigote en crecimiento. Identifiqué dos heridas: una en la parte izquierda del cuerpo, en el pectoral y otra en la parte derecha. Estaba bocarriba”, sostuvo.

Sobre el vehículo de motor, detalló que se trataba de un Toyota Yaris del 2012, color azul claro.

“En la investigación preliminar, se encontró que tenía una perforación por proyectil de bala en el foco trasero del lado derecho y una aparente marca de sangre en el marco interior de la puerta delantera. Mediante el análisis se determinó que era consistente con el proyectil de bala disparado”, afirmó.

Entretanto, durante el contrainterrogatorio, la defensa intentó invalidar el contenido del informe documentado por Bonilla Laboy.

El licenciado Carlos Torres Nolasco, abogado de Ana Inés, cuestionó el por qué no se levantó evidencia sobre la muestra de sangre descubierta en el automóvil, durante la inspección preliminar realizada en las afueras del hospital.

La razón, según el investigador forense, se debió a que el vehículo fue trasladado a Comandancia de Ponce a donde realizó un análisis completo que, luego documentó en el informe de 13 páginas.

Bonilla aseguró que, “envié a analizar las manchas de sangre que fueron limpiadas en la escena”, pero no ha recibido respuesta.

Otro detalle que surgió del contrainterrogatorio es la existencia de cuatro cámaras que estaban instaladas en tres postes y una palma. No obstante, el investigador admitió que no supo si los equipos estaban funcionando pues, “eso lo investigó la Policía”.

Asimismo, en sala se encontraba una amiga del occiso, identificada como Ashley Morales, quien laboró con él en P.F. Chang’s de Ponce a donde era mesero.

“Realmente, volver a revivir los últimos tiempos de todo lo que pasó pues, es un poquito difícil. Jancarlo era una persona increíble, no tiene comparación. Lo puedo describir como de una personalidad super pura y fue bien triste”, confesó.

Destacó que, al ver la cara de los acusados del asesinato de su amigo, “fue difícil porque uno escucha comentarios por la calle, de gente especulando y todo eso es un poquito difícil. No quiero comentar mucho sobre el proceso, pero espero que se tome la decisión correcta”.

El juicio contra Ana Inés Napoleoni y su hijo Jeromy continuará mañana martes con declaraciones de otros testigos.