La defensa de Luis Rivera Seijo alegó hoy que el testimonio del patólogo Carlos Chávez, quien practicó la autopsia al niño Lorenzo González Cacho, “no compromete” a su representado.

Mario Moczó, quien lidera la batería de abogados de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL), indicó que el golpe contundente en la cabeza que según el patólogo recibió Lorenzo, no es compatible con la confesión que le prestó Rivera Seijo a un agente del Negociado de Investigaciones Federales (FBI).

“El modo de muerte no es compatible con lo que supuestamente dice mi cliente”, dijo el abogado a preguntas de periodistas fuera de sala, luego que Chávez culminó su testimonio.

En su declaración, el patólogo, quien practicó la autopsia a Lorenzo el 10 de marzo de 2010, sostuvo que la causa de muerte del niño de ocho años fue un severo trauma cráneo cerebral, provocado por un golpe en la cabeza y tres heridas de arma blanca, en la sien izquierda, sobre la nariz y encima de un  párpado. 

En la vista preliminar pasada, trascendió durante el testimonio del agente del FBI, John Morales, que Rivera Seijo confesó haber herido al niño sólo en el rostro.

“Este testimonio del patólogo se trae como parte de la corroboración y es importante que la forma y manera de muerte se corrobore con las supuestas confesiones”, sostuvo Moczó.

Chávez, en su testimonio, a preguntas de la fiscal Maricarmen Rodríguez Barea, dijo que las heridas que el niño recibió en el rostro eran compatibles con que estuviera acostado en la cama. El galeno describió la herida sobre la nariz como “la más letal” y sostuvo que la herida que recibió Lorenzo en la sien derecha era compatible con que su matador “le espetara” el arma blanca con un solo movimiento.

El médico tampoco descartó a preguntas del abogado Jesús Hernández, también del equipo de defensa, que el nene haya sido golpeado en la cabeza contra una pared por su agresor.

En el sexto día de vista preliminar en alzada contra Luis Gustavo Rivera Seijo, acusado por el crimen de González Cacho, el patólogo dijo que el menor tenía tres heridas de arma blanca en el rostro y en la cabeza.

Colón precisó que una de las heridas fue en la sien. Explicó que era penatrante. Sostuvo que era compatible con que el matador "le espetara"el arma blanca en esa área de la cabeza.

Además, dijo que una segunda herida, en la nariz, le rompió prácticamente el cartílago. Agregó que una tercera herida fue sobre el párpado también compatible con agresión con un objeto filoso.

Señaló que las heridas produjeron una hemorragia interna en la cabeza del niño de ocho años.

Sin embargo, el patólogo estimó que la muerte no fue instantánea.

La razón del deceso fue severo trauma cráneo cerebral, agregó.