Pedro Hernández sabe demasiado de la víctima
El hombre habría descrito datos íntimos y confidenciales que apuntan a que sí mató a Etan Patz.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Datos precisos, datos íntimos.
Los detectives de la Policía de Nueva York están sorprendidos con la gran cantidad de información “íntima” que el puertorriqueño Pedro Hernández ofreció sobre el niño Etan Patz, a quien habría asesinado hace 33 años.
Así lo informó ayer el diario New York Post citando fuentes involucradas en la pesquisa.
Según el periódico, Hernández reveló detalles relacionados con el menor, que podrían incluir marcas de nacimiento o cicatrices, o cosas que vestía o tenía cuando desapareció y que durante todo este tiempo se mantuvieron en secreto.
Los agentes de la Policía de Nueva York entienden que los datos que dio Hernández prueban que –el entonces adolescente de 19 años que trabajaba en una bodega de Soho– sabe demasiado como para no haber estado involucrado.
Menos de 12 agentes saben de las especificaciones descritas por Hernández, según las fuentes citadas.
Desde su arresto el miércoles, los investigadores creyeron que Hernández podía ser un paciente mental en busca de publicidad.
“Pero ahora muchos de los agentes están seguros de que él es el responsable, según la información que ha ofrecido. El círculo de personas que sabía esos detalles es bien estrecho”, dijeron las fuentes del New York Post.
La Policía no ha querido revelar qué es lo que supuestamente contó Hernández en caso de que sea exonerado o solo haya estado involucrado indirectamente y se necesite confirmar luego con otros sospechosos.
Robert McGuire, ex jefe de la Policía de Nueva York en el 1979 cuando desapareció Etan, dijo que por experiencia sabe que si una persona tiene “esa urgencia incontrolable hacia niños, haces cosas de ese tipo más de una vez en tu vida”.
“Yo he realizado una gran cantidad de investigaciones de casos como éste, y no recuerdo (ningún) caso de una persona que haya actuado de esta forma una sola vez. La urgencia puede ser imperdonable, pero también es incontrolable”, indicó McGuire al tiempo en que aseguró que tenía a los mejores detectives de la época asignados al caso.
Por otra parte, una de las hijas de Hernández, Nathalie Hernández, quien no había nacido cuando ocurrió la desaparición de Etan y que no habla con su padre desde hace muchos años, estaba devastada.
Por separado, la hermana del supuesto asesino, María Hernández, señaló que su familia la estaba pasando muy mal.
“Mi hermano cometió un crimen. ¿Cómo cree que nos sentimos? Yo no he dormido en tres días”, relató al mismo diario.