¿Quién les quitó la vida?
Si conoce algo sobre estos casos se puede comunicar al 787-343-2020.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Al menos siete asesinatos que acapararon la atención pública a finales de 2013 han mantenido muy ocupados a los investigadores de homicidios, pero todavía se carece de prueba suficiente para señalar sospechosos y formular cargos por alguno de esos crímenes.
La policía registró preliminarmente 883 asesinatos en 2013, pero de los casos reportados en el último trimestre del año que generaron múltiples reacciones de la ciudadanía, la mayoría de los investigadores reconocen que al momento cuentan con pocas pistas valiosas para esclarecerlos.
Uno de esos asesinatos ocurrió el 12 de noviembre, en plena hora del tapón en la carretera PR-30, en dirección de Caguas a Gurabo. Eran cerca de las 7:30 p.m. cuando al menos un sicario abrió fuego contra el director de escuela Efraín Jesús Vázquez Torres, quien estaba al volante de su vehículo. Las balas segaron la vida del líder recreativo y educador, quien asumió las riendas de planteles en Yabucoa y luego Isabela, donde laboraba al momento de su muerte.
El asesinato de Vázquez Torres, en un osado ataque de carro a carro, representa al presente uno de los principales retos de la División de Homicidios en Caguas. Sin embargo, es tan poca la información recibida hasta el momento por los investigadores en este caso que no se ha podido establecer un móvil que ayude a encaminar la pesquisa, según reconoció la sargento Wanda Correa.
"El móvil del este caso no está definido. Se investigan todos los ángulos", afirmó Correa, directora de la División de Homicidios en Caguas, cuyo personal ha indagado varias vertientes de la vida de este hombre de 40 años.
Sobre Vázquez Torres, se supo que era dueño de máquinas tragamonedas ubicadas en al menos un negocio en Humacao. Además, trascendió que fue dueño de gallos de pelea. "Si hubiera un ángulo de que lo acechaban para matarlo, ya nos hubiese llegado información sobre algo negativo sobre esta persona", opinó Correa.
Según la sargento, llama particularmente la atención que, aunque el crimen se produjo a plena hora del tapón en una vía pública de gran flujo vehicular, las pistas recibidas han sido casi nulas. Vázquez Torres fue atacado a tiros por el lado del pasajero de la guagua en la que viajaba solo y tras recibir los impactos el vehículo continuó la marcha mortalmente herido por cerca de kilómetro y medio. La vía fue cerrada por horas, pero sólo se ocuparon cuatro casquillos calibre .40.
La Policía no tiene idea de qué vehículo utilizaron los asesinos y desconocen con certeza qué salida tomaron tras el ataque. Vázquez Torres vivía hacía un tiempo en Isabela, donde dirigía una escuela, pero sus padres, residentes en Humacao, han dicho desconocer qué hacía por el área Este el día de su muerte.
Vázquez Torres estaba separado de su esposa, quien ha cooperado con la pesquisa. La Policía indagó en las dos escuelas donde trabajó como director y no surge información sobre problemas con estudiantes. Tampoco se ha establecido vínculo alguno con alguna situación al margen de la ley, pero no se descarta que haya tenido un altercado con otro conductor en plena vía.
El hombre, cuyo movimiento de cuentas bancarias no levanta banderas rojas, tenía dos teléfonos celulares que fueron entregados al Instituto de Ciencias Forenses para exámenes periciales. A esta fecha, los investigadores de la Policía no han recibido información sobre qué refleja la investigación de ese equipo.
Misterio en el parque lineal
Otro desafío para los investigadores comenzó el 25 de octubre pasado, cuando los agentes Nelson Cardona y Tito Rivera, adscritos a la División de Homicidios de San Juan, se movieron al área del parque lineal del Parque Central. Allí, a eso del mediodía, se encontró el cadáver semidesnudo y apuñalado de Yiaraleen Rodríguez Díaz, de 19 años.
La joven, natural de Toa Baja, vivía en el área de Santurce con una amiga llamada Nicole Pizarro Betancourt. Según el relato de esta joven y de otro testigo que ha cooperado con la Policía, durante la madrugada del 25 de octubre, junto a un grupo de amistades compartieron en el área de la Parada 18, en Santurce. Pizarro Betancourt explicó que se separó del grupo y se fue con un individuo que conoció esa madrugada, pero un rato después se comunicó con sus amistades para que la fueran a recoger. Entonces, cuando se iban a mover a buscarla, Rodríguez Díaz desapareció.
"Lo que sabemos es que Yiaraleen se montó en un carro Toyota Corolla azul, como de 1996 a 1997, bien cuidado y no se supo más de ella", dijo Cardona.
Según testigos, ese auto había sido visto por el área más temprano en la madrugada y en la noche del 24 de octubre. Sin embargo, múltiples cámaras de seguridad de la zona de farmacias y gasolineras, cuyos vídeos fueron ocupados y examinados, no grabaron el citado vehículo.
El cuerpo de Rodríguez Díaz, quien comenzaría estudiar en el instituto MBTI, fue encontrado semidesnudo y presentaba heridas de arma blanca y hematomas, mayormente en el rostro, en un costado y en las rodillas. "Lo que se nos indicó como causa de muerte es que había indicios de asfixia", comentó el agente.
En el lugar donde estaba el cuerpo, además, se ocupó un condón usado, pero no hay sospechoso identificado para poder comparar material genético. Cerca del lugar, flotando en el agua, también se ocupó un bulto de la víctima y en su interior no se hallaron los $300 que se asegura tenía cuando fue vista viva por última vez.
En este caso, un individuo fue entrevistado como persona de interés, pero luego se descartó su participación en el crimen.
Consternación en la montaña
El área policiaca de Aibonito fue sacudida entre los meses de octubre y noviembre de 2013 por dos asesinatos que siguen sin ser resueltos: las muertes violentas del billetero Omar Esparra Reyes, de 37 años y la de la expropietaria de un hogar de ancianos, identificada por las autoridades como Cecilia Rodríguez Rivera.
A pesar de que los investigadores poseen un vídeo de seguridad en el que se aprecia cómo el 21 de octubre un solo individuo mató de cuatro disparos de una pistola .9 milímetros a Esparra Reyes frente al negocio La Terraza, en Aibonito, el asesino estaba encapuchado, lo que ha complicado grandemente la pesquisa.
"Ese caso es bien lamentable. A pesar de que tenemos unos vídeos en que se observa el momento del asesinato, la persona estaba totalmente cubierta. Él utilizó todos los medios para cubrir su identidad y se nos ha hecho bastante difícil en cuestión de la investigación", afirmó el sargento Miguel Torres, jefe de Homicidios en Aibonito.
El oficial precisó que se han entrevistado "un sinnúmero de personas", pero todas han sido descartadas, incluyendo un pariente de la víctima.
"Tiene una coartada y se corroboró. Lo ubican en tiempo y espacio en otro lugar", dijo. "Lo que sabemos es que quien lo hizo, no es la primera vez que lo hace. Se cubrió mucho y se protegió", sostuvo.
A Esparra Reyes le llevaron una cadena de oro en el atraco con saldo letal y según se aprecia en los vídeos que tiene la Policía, dos clientes salieron del negocio momentos antes de que fuera asaltado.
Por otro lado, el caso del asesinato de Rodríguez Rivera, atacada en el rostro con un objeto contundente, según el Instituto de Ciencias Forenses, también mantiene sumamente ocupados a los agentes de Homicidios en Aibonito.
El sargento Torres explicó que aunque, según la hija de la víctima, Rodríguez Rivera le comentó que salía en la noche del 22 de noviembre a encontrarse con un hombre que había conocido por Internet, no hay certeza de que ese haya sido necesariamente el caso.
"Lo que ella le dice a la hija es esa versión, pero no sabemos si es cierto o no. Quizás fue para desviar la atención y no dijo toda la verdad", afirmó Torres.
El cuerpo de Rodríguez Rivera fue encontrado el 25 de noviembre por un sobrino y por su hijo en el Hogar Paraíso de Amor, negocio que administró la mujer hasta que fue cerrado por el Departamento de la Familia a principios del mismo mes, después de reportarse irregularidades en la atención a los ancianos. El cuerpo fue encontrado en una de las habitaciones del hogar. En la escena se ocupó el vehículo de la mujer, no así su cartera. Rodríguez Rivera tenía puestas sus prendas y su ropa no lucía desgarrada.
"En ese caso aún está pendiente la solicitud de análisis de las llamadas del teléfono celular. Necesitamos esto para darnos a la tarea de verificar las últimas llamada que se realizaron. Así sabríamos con quién habló", sostuvo Torres.
En el Instituto de Ciencias Forenses permanecen bajo estudio muestras de sangre obtenidas en la escena del crimen, al igual que material genético. El arma homicida, que por la herida que presentaba el cuerpo, podría tratarse de un cuartón de madera, no fue hallada en la escena.
Ya la Policía entrevistó a parejas previas de la víctima, para corroborar el paradero de cada uno. A preguntas, Torres indicó que nada apunta a que el cierre del hogar en que trabajaba Rodríguez Rivera pueda guardar relación con el móvil del crimen. También dijo que la cuenta bancaria de la víctima fue examinada y había poco movimiento de dinero.
Piñones y Bayamón
Un asesinato en el que múltiples confidencias han llegado a la Policía es el de Juan Santiago Rivera, un empleado de Burger King muerto de un disparo en el cuello el pasado 23 de noviembre mientras realizaba un depósito de $1,500 en una sucursal del Banco Santander, en la avenida Lomas Verdes de Bayamón.
La imagen del asesino fue captada por las cámaras de seguridad del banco, pero la Policía no ha podido dar con el pistolero. "Hemos entrevistado como a cuatro personas que son idénticos al individuo. Con el recorte, flaco... y ninguno es", reconoció el inspector Rafael Rosa, jefe de la rama investigativa en Bayamón.
Santiago Rivera acudió a eso de las 6:20 a.m. a realizar un depósito junto a la gerente del negocio de comida rápida. La mujer se quedó a bordo de una guagua mientras su empleado colocaba la valija en una ventanilla para depósitos nocturnos cuando el asesino se le acercó y le hizo un disparo en el cuello.
Este caso en Bayamón se trabaja como un intento de robo.
En Carolina, por otro lado, las autoridades mantienen hermetismo sobre el resultado hasta el momento de las pesquisas para tratar de esclarecer dos matanzas que acapararon la atención pública en octubre pasado.
El área de Piñones, en Loíza, fue estremecida los domingos 13 y 20 de octubre con crímenes que cobraron la vida de ocho personas, incluyendo varios menores de edad.
El coronel Orlando Rivera, a cargo del área policiaca de Carolina y el comandante Jorge Luyando, jefe de la rama investigativa, indicaron que no harían expresiones sobre el avance que se ha logrado -si alguno- en las dos pesquisas.
En la madrugada del 13 de octubre, los hermanos Kevin Joel y Joshua Merced Ramos, de 15 y 20 años; Ricardo Díaz, también de 15 años y William Morales Rivera, de 21, fueron baleados a corta distancia en el área conocida como The Reef. La investigación, según trascendió a través de fuentes policiacas, apunta a que el objetivo era Morales Rivera, por problemas con narcotraficantes que tenía en el residencial Villa del Rey, en Caguas, donde vivía.
Morales Rivera tenía que acudir el 16 de octubre a una vista preliminar en el Tribunal de Caguas por un caso de drogas.
Minutos después de la balacera, cuatro individuos de Loíza fueron detenidos a pocos minutos del lugar de la masacre, luego de que supuestamente fueron vistos por policías municipales de Carolina lanzando un arma de fuego mientras viajaban en un automóvil por la avenida Isla Verde. Aunque fueran acusados por Ley de Armas, todavía la Policía espera por el resultado de la prueba de balística, que le toca realizar al Instituto de Ciencias Forenses para determinar si el arma fue utilizada en la matanza.
"Son muchos los casos que están a la espera de ese análisis (de balística) para la posible radicación de cargos", sostuvo una fuente policiaca.
El 20 de octubre la sangre nuevamente corrió en Loíza, cuando Carlos Javier Verdejo Fuentes, de 39 años; Juan Nieves Carrillo, de 32; Noel Vázquez Rey, de 30 y Víctor Fuentes Gutiérrez, de 32 murieron en una balacera frente al negocio Bamboobei, en Piñones.
Aunque la Policía en Carolina ha procurado ser hermética sobre este caso, este medio supo que entre las víctimas hay integrantes de dos bandos. A la Policía se le han mencionado apodos y nombres de posibles responsables de la matanza, pero ninguno ha podido ser entrevistado hasta el momento.
Atormentada la Isla Nena
Un total de 16 asesinatos se reportaron en el 2013 en Vieques. Mientras dos vecinos de la Isla Nena fueron ejecutados en Fajardo. Una de esas víctimas fue Irma Torres Santos, ultimada mientras salía del Tribunal de Fajardo el 21 de octubre.
Fichada por un caso de sustancias controladas, la mujer de 38 años acompañaba a un sobrino que había sido citado para una vista preliminar en alzada por un caso de drogas cuando al mediodía individuos le dispararon desde un automóvil.
El inspector Eugenio Colón, jefe de la Rama Investigativa en Fajardo, explicó entonces que los agentes del caso procurarían buscar cámaras de seguridad dentro y fuera del área del tribunal en un intento por identificar a los sicarios, quienes huyeron en un vehículo compacto.
Según la Policía, la mujer fue pareja de Juan Rivera Reyes, alias Poti, asesinado el 24 de enero de este año en el barrio Villa Borinquen, en Vieques. El hombre estaba fichado por sustancias controladas y, según la Policía, operaba un punto de drogas en el lugar donde lo ejecutaron.
A pesar de múltiples intentos, ningún oficial de la Rama Investigativa en Fajardo estuvo disponible para hablar sobre el avance de esta investigación.
Si tiene información sobre estos casos se puede comunicar al 787-343-2020. Por regiones: 787-269-2097 (Bayamón), 787-793-1234 xt. 3155 (San Juan), 787-735-6800 (Aibonito), 787-257-7514 (Carolina) y Fajardo (787-801-2500 (Fajardo).

