Radican cargos contra uno de los gatilleros de doble ejecución en Río Grande
Se expidió una orden de arresto este jueves contra Michael G. Molina Quiñones.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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La jueza administradora del Tribunal de Fajardo, Rosa del Carmen Benítez, expidió una orden de arresto este jueves contra Michael G. Molina Quiñones, uno de los presuntos autores de la ejecución de un hombre que testificó en su contra y su esposa el pasado martes en su hogar en Río Grande.
El subdirector del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) del área de Fajardo, teniente Carlos Nazario, indicó que contra Molina Quiñones se radicaron 13 cargos de asesinato en primer grado, tres tentativas de asesinato, conspiración e infracción a cinco artículos de la Ley de Armas, entre otros delitos, y que la jueza le señaló una fianza de $13 millones.
El testigo Omar F. Santiago García, de 26 años, apodado Omarcito, fue acribillado a tiros junto a su esposa, Jera O. Rodríguez Millán, también de 26 años, por sicarios armados con rifles en la sala de su residencia en la urbanización Río Grande State, donde había dos menores de edad, las cuales resultaron ilesas.
Molina Quiñones, vecino del residencial Pedro Rosario Nieves de Fajardo, se encuentra prófugo de la justicia por participar en la muerte de su padrastro en venganza por asesinar a su madre y su hermano, crimen que se esclareció mediante el testimonio de Santiago García. Por estos hechos, el 9 de julio el juez José A. Caraballo, del Tribunal de Fajardo, había expedido una orden de arresto con una fianza de $2.8 millones.
El testigo, quien poseía expediente criminal por violación a la Ley de Sustancias Controladas, según se desprende de su ficha con fecha del 17 de mayo, fue cobijado bajo el programa de Supervisión Electrónica bajo arresto domiciliario con un grillete tras testificar con relación al asesinato de Miguel Asencio Ayala, de 35 años, ocurrido el 15 de junio del año pasado mediante un acuerdo con la fiscalía.
El crimen de Asencio Ayala ocurrió en venganza ya que horas antes había asesinado a su esposa, Janet Quiñones Torres, y a su hijastro, Gabriel Molina Quiñones, de 18 años. Cuando las autoridades terminaron la investigación de la escena, la pandilla llegó hasta un negocio de comida rápida ubicado a 100 metros de la entrada del mencionado caserío y se llevaron por la fuerza al individuo mientras lo golpeaban hasta el edificio número 7 del residencial, donde lo mataron a tiros en el rostro.
Molina Quiñones fue acusado junto a ocho personas por este asesinato.
Santiago García había firmado un relevo de responsabilidad renunciando a estar bajo el amparo del Programa de Protección a Testigos del Departamento de Justicia.
El caso fue investigado por el agente José Quiñones Scott, adscrito a la División de Homicidios del área de Fajardo, y se consultó con el fiscal de distrito Víctor Carbonell y los fiscales Omar Barroso y Marilyn Medina. Los cargos en ausencia fueron radicados bajo estrictas medidas de seguridad.