Una intervención, un joven muerto, otro que intenta rehacer su vida y dos familias destruidas son el saldo de un caso que conmocionó al país.

Un ex policía que mató a un campeón de karate en hechos que se registraron el 22 de septiembre de 2010 en las inmediaciones del centro comercial Altamira fue sentenciado ayer a una probatoria de ocho años, según se dispuso en un acuerdo entre las partes.

Pero los familiares de la víctima aseguraron que la jueza Gisela Alfonso Fernández no impuso ninguna restricción que se pudiese catalogar como un “castigo” contra el ex agente Abimalet Natal Rivera. Entre las condiciones se supone que el convicto estudie o trabaje y que permanezca en su residencia entre 2 y 6 de la madrugada.

Al darse a conocer la pena impuesta por la jueza, los familiares de la víctima, José Vega Jorge, salieron enseguida del Centro Judicial de San Juan, pero, posteriormente, objetaron las restricciones de probatoria. Aseguraron, además, que las dilaciones en el proceso judicial, muchas de las cuales se dieron durante un proceso de vistas preliminares que se extendió por varios meses, influenciaron en el ánimo de los miembros de los familiares para llegar a un acuerdo.

El ex policía enfrentaba un cargo de asesinato en segundo grado que se reclasificó como un asesinato atenuado. “Yo no soy la que hago la ley. La vida de un ser humano no vale nada. Él era mi hijo y era un muchacho excelente. Tengo que tener coraje. Yo realmente esperaba que sintiera las restricciones”, indicó María Jorge, quien también aseguró que la larga duración de los procesos judiciales también tuvo un duro costo emocional en el resto de su familia. El caso pasó por tres jueces y dos fiscales. “Le pueden dar una perpetua y no me hubiese dado satisfacción alguna”, añadió.

El ex policía mató al atleta cuando supuestamente actuaba bajo el convencimiento de que era uno de los asaltantes que había protagonizado un robo en el Burger King de Altamira. Vega Jorge se encontraba con otros de sus colegas de karate cerca del establecimiento donde se registró el asalto.

A la escena llegó una patrulla, y la víctima, en su afán por capturar al asaltante, brincó una verja y bajó una pequeña loma de una marginal adonde había llegado Natal Rivera en una patrulla y otros agentes en otros vehículos oficiales. Se desprende de la investigación que Natal Rivera realizó varias detonaciones con su arma de reglamento luego que otro agente se resbalara en el pavimento y se le zafara un disparo. Natal Rivera supuestamente creía que el atleta era uno de los asaltantes y que éste le había disparado. La víctima recibió un disparo en cabeza y fue declarado muerto en el Centro Médico de Río Piedras.

Los padres y los hermanos de la víctima demandaron por $20 millones en el tribunal federal, al ex agente y a Esteban Vidal Olivo, otro policía que acompañaba al convicto durante la noche fatídica.

Por su parte, los padres del ex agente aseguraron que el caso destruyó la reputación de su hijo que intentó hacer su trabajo . “Tuve la oportunidad de pedir disculpas y hablar con la familia”, dijo Natal Rivera.