Caguas. Se ha convertido en un símbolo de fortaleza ante la adversidad. 

El agente Ralffy Díaz Reyes, adscrito a la Unidad Motorizada de la Policía desde el 2008, ha sido motivo de inspiración para los puertorriqueños, quienes tras el paso del huracán María arrastran sus dificultades diarias.

La imagen de Díaz Reyes se tornó viral en redes sociales mientras daba el tránsito en una intersección en Caguas, pues en ella se palpa su dedicación y esfuerzo -debajo del candente sol y entre vehículos- sin que minara la limitación física, pues carece de su pierna derecha. 

“En el diario, a mí me toca la logística y voy donde los muchachos están dando el tránsito y les llevo suministros, les llevo agua y si veo alguno que está cansado, le dijo ‘cógete un breakesito’, y lo relevamos un poquito, nos ayudamos. La gente cuando me ve en la calle me dice: ‘¡Héroe!’, ‘¡Qué bien!’. Psicológicamente, ellos al ver a una persona que está sin una extremidad cogen las cosas más en serio”, relató Díaz Reyes a Primera Hora. 

Asegura que no ha sido discriminado y que los niños son los únicos que le dicen “el policía sin pierna”. A veces lo miran raro, pero él se toma el tiempo para explicarles su realidad. 

“Gracias a Dios no tengo ningún tipo de complejo por eso y, de verdad, desde el día cero aprendí que perdí la extremidad y de ahí en adelante he aprendido a lidiar con las cosas y sé hasta dónde puedo llegar”, respondió el oficial, quien agregó que luego de perder la pierna aprendió a valorar más la vida. 

A diario, con su sonrisa cálida repartiendo sus bendiciones, abraza a sus compañeros de la Uniformada, quienes ven en él un modelo de superación, integridad y de respeto.

El policía -que cuenta con 30 años de servicio en la fuerza- rememora cómo su vida tomó un nuevo giro hace casi 20 años tras un accidente mientras transitaba en una motora personal por Luquillo, cuando una conductora le invadió el carril.

Díaz Reyes recuerda con claridad cómo tuvo que tomar la dolorosa la decisión de autorizar a los médicos la amputación de la pierna, a pesar de que estaba en un punto destacado en su carrera y como deportista. 

Al sufrir el accidente todo momento estuvo consciente. Contó que cuando limpiaron la pierna, detectaron que había un punto de gangrena. “Automáticamente había que tomar una decisión, porque si no podía morir en ese momento y yo le dije que estábamos de acuerdo. Me amputaron la pierna hasta el día de hoy que estamos gozando de más cosas que antes, porque anteriormente con las dos piernas era un policía elite, pero era un deportista también, y no tuve oportunidad de representar a Puerto Rico en nada y cuando tomé la decisión de amputar la pierna de ahí en adelante se me abrieron las puertas”, narró Díaz Reyes, quien practica varios deportes, como el baloncesto y el tiro de jabalina. 

Su vida no fue fácil a partir de ese momento porque el entonces superintendente, Pedro Toledo, determinó que no estaba apto para trabajar en la Policía y luego de pasar por ese trago amargo hasta el mes de septiembre del 2004, logró sentar el precedente para otros uniformados de ser reincorporado a la agencia que tanto quiere. 

Su victoria se la atribuye al sargento Víctor Rivera, quien redactó un memorando en el que demostró que podía ejercer múltiples funciones sea con prótesis o muletas. 

“Cuando me dieron la noticia de que podía volver a la Policía, para mí fue algo maravilloso”, expresó sonriente, al agregar con orgullo que todavía corre motora, a pesar de que necesita una prótesis especial. También monta a caballo.

Atleta destacado

Los viajes a diferentes partes del mundo no le han faltado; desde el año 2000 forma parte de la selección de Puerto Rico de baloncesto en silla de ruedas, con la que ha ganado cuatro medallas de plata y tres de bronce. Mientras que por el lanzamiento de la jabalina llegó a ocupar el tercer lugar a nivel mundial. El agente también se ha destacado en el softball y en el tenis. 

“Cuando se cierra una puerta se abren otras por el lado y, gracias a Dios, ahora pues todo lo que hago es por la familia que tengo, que son los motores míos. Yo me levanto por ellos, uno tiene que demostrarles que uno puede, que esto no se acaba”, declaró conmovido con voz entrecortada. 

Siempre aconseja al prójimo para que no permita que el dolor domine su vida y cuando él siente alguna dolencia, busca algo que hacer, como, por ejemplo, encargarse de los quehaceres diarios en su hogar. 

“Le digo a las personas que cuando sientan un dolorcito que no dejen que la mente los controle, porque eso es todo en la mente. Si yo veo a una persona con dos piernas haciendo una cosa, digo que puedo hacerla. El límite para mí es el cielo, hasta que uno no pueda, hasta ahí es que uno llega”, aseveró. 

En algún momento, el agente de 50 años de edad llegó a pensar en la jubilación, pero debido a que solo recibiría un 42% de su salario como pensión está obligado a seguir trabajando para ayudar sostener a su familia que consta de su esposa, dos hijos y cinco nietos.