Sus padres dicen que está arrepentido

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Purgará su culpa.
La madre de Luis Miguel Franco Matos le pidió ayer perdón a la familia de sus víctimas, horas antes de que el joven de 17 años fuera acusado como adulto.
Con la vista en el suelo y la voz entrecortada, declaró que su familia también sufre por la fatal acción de su hijo, que el sábado en el barrio Barrazas de Carolina atacó a golpes con una llave de plomería a su ex novia de 13 años y a la madre y la abuela de la niña, quienes murieron a consecuencia de los golpes. La adolescente está grave en el Centro Médico de Río Piedras.
“Lo siento, yo sé que están pasando por un fuerte dolor y nosotros (también)”, manifestó María Matos, mientras esperaba en la División de Homicidios de Carolina por el traslado de su hijo al tribunal para enfrentar cargos como adulto.
La jueza Nereida Feliciano, de la Sala de Investigaciones de Carolina, le encontró causa para arresto por dos cargos de asesinato en primer grado y tentativa de asesinato. Le fijó una fianza de $4.2 millones que no pudo prestar y fue ingresado en la Cárcel Regional de Bayamón.
Matos observó que al momento de los hechos su familia no se encontraba en la residencia, en el mismo barrio, ni anticipaba ese tipo de acción violenta del jovencito. Dijo que Luis Miguel es reservado y no le hablaba de su relación con su vecina Karla Cora Marques, por lo que no sabía siquiera que desde mayo ya no eran novios.
“Está arrepentido, cuando cayó en cuenta ya era tarde. No estábamos en casa (al momento de los hechos). Nosotros no lo vimos”, dijo llorosa y nerviosa Matos.
El padrastro del imputado, Luis Rosado, se mostró apenado por la situación por la que atraviesa el muchacho, quien se entregó en el cuartel de Loíza tras la mediación de familiares.
“Lo lamentamos mucho. Él no estaba consciente de lo que hizo y a nosotros nos duele. Él va a pagar por lo que hizo”, dijo cabizbajo.
Matos respondió a preguntas de PRIMERA HORA que su hijo no se crió en un hogar con violencia. Al cuestionarle si era agresivo en su diario vivir, respondió: “Normal”, sin abundar.
Pero según los investigadores, recibía tratamiento psicológico en el plantel escolar por problemas de conducta y agresividad.
El joven confesó que fue a casa de Karla y la golpeó. Al intervenir la abuela de la niña, Ramona Torres González, de 80 años, se armó en la cocina con una llave de plomería y las golpeó. La madre de Karla, Dolores Márquez Torres, de 45 años, salió de la casa para pedir ayuda, pero la golpeó en la parte posterior de la cabeza y cayó muerta en el patio.
La madre y la abuela de Karla se oponían a la relación, ya que en otra ocasión la había golpeado, pero no lo denunciaron.
Violento con ella
Un joven callado, que no buscaba problemas, pero que trataba de manera violenta a Karla. Ése es el Luis Miguel conocido por los vecinos del sector Los Brillones del barrio Barrazas.
Según una de las residentes, Sol Vázquez, el trato de Luis Miguel hacia Karla se distanciaba mucho de una relación sana: la abrazaba y besaba “a la brava” y se daban con los bultos.
“Ella siempre tenía que esperarlo allá abajo (de la cuesta)... si no, se formaba el revolú”, sostuvo la mujer de 36 años.
Al principio, recordó, no se alertó por la conducta del joven; pensaba que era “algo de muchacho”. Pero, en una ocasión Luis Miguel le dio una “bofetá” a la menor.
“Tenía como una obsesión, como si fuesen marido y mujer”, manifestó Vázquez.
Otro de los vecinos, Thomas Brillón, contó que vio cuando el joven de 17 años “arrastraba” a la muchacha con las manos. “No seas tan animal”, aseguró que le dijo a Luis Miguel.
Mientras, Carmen M. Aristud recordó que el muchacho “la trataba como si fuese propiedad de él”.
Sin embargo, la conducta de Luis Miguel no siempre era agresiva, de acuerdo con descripciones de otros vecinos. El joven era callado, no hablaba malo ni buscaba problemas.
“El chamaquito siempre estaba bien callao”, señaló Ángel Birrel. “Pasaba por ahí con ella, abrazados, contentos, lo más bien”, mencionó.