Tenso el sepelio de madre asesinada en Cayey
Tras un breve duelo que encabezó el alcalde Rolando Crespo la occisa recibió cristina sepultura.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Varias canciones de reguetón underground retumbaban desde una guagua de sonido en el tenso sepelio en el que se dio cristiana sepultura en la tarde de ayer a Elizabeth “Beba” Reyes León, en el cementerio viejo de este pueblo.
Las canciones de fuerte contenido contrastaban con el cariño expresado por los vecinos, parientes e, incluso, el alcalde Rolando Ortiz, durante el tributo póstumo a la joven madre asesinada el jueves, pasado frente a la escuela de sus hijos.
Los tres vástagos de la difunta –de seis, ocho y nueve años– no fueron llevados al entierro. Temprano en la mañana, una psicóloga y otros cinco empleados del Departamento de la Familia (DF), escoltados por policías, llevaron a los niños al velorio en la funeraria Cayey Memorial.
La administradora de la casa fúnebre, Aymé Escalante, dijo que cuando los nenes vieron el féretro con los restos de su madre se afligieron, pero después, al percatarse de la presencia de familiares, se fueron tranquilizando poco a poco.
La portavoz de la funeraria indicó que el ataúd estaba descubierto y los niños pudieron ver de cerca el cuerpo, y tocarlo.
“Los tres estaban bien afligidos, pero especialmente el pequeño, que se nota que le afectó mucho lo de su mamá”, dijo Escalante.
El cortejo fúnebre partió al filo de las 2:00 de la tarde de la funeraria, ubicada en el casco del pueblo.
Mientras el ataúd de metal blanco con los restos de la mujer era sacado de la capilla, la guagua de sonido tocaba a alto volumen las piezas de reguetón frente a la funeraria.
Familiares y allegados de la difunta vestían una camiseta con la foto de la joven asesinada que decía: “Beba, no te decimos adiós sino hasta luego. No sabíamos que tu partida sería tan difícil. Los dolientes caminaron hasta el camposanto, donde eran evidentes las extremas medidas de seguridad y la tensión comenzó a subir de tono. Había policías apostados en distintos puntos y civiles con armas visibles. Uno llevaba un arma larga y un chaleco a prueba de balas.
En la entrada del cementerio, en un área techada, el alcalde Ortiz encabezó el breve duelo.
“Aquellos que conocimos a Beba sabemos que hemos perdido a un extraordinario ser humano, una gran mujer que al momento de partir estaba buscando la forma en que sus hijos se puedan educar”, dijo.
Ortiz mencionó la barriada San Cristóbal, dónde se crió la occisa junto con su familia.
“Es lamentable que por la situación que vive el país nuestras familias pasen por esto. Más allá de lo que pasó, todos tuvimos un gran afecto hacia ella. Tenemos que hacer un compromiso para que seamos mejores personas”, sostuvo el Alcalde, quien recalcó que la mujer “nunca le faltó a sus hijos”. Se comprometió a ayudar a los tres niños para que “puedan alcanzar la plenitud de sus vidas”.
Una tía de la madre de la occisa tomó la palabra para agradecer las muestras de apoyo a nombre de la familia. “Estamos aquí las madres y las abuelas, y yo les aconsejo que sigan el ejemplo de ellas, apoyen sus hijos y nunca los dejen solitos”, sostuvo la mujer.
Lery Santos, amiga de la occisa, la describió como una buena madre y una mujer alegre. “Ella en todo era superbuena. Ella no tenía nada de ella, ayudaba al prójimo, al que necesitara ella lo ayudaba sin nada a cambio”, sostuvo Santos.
En el cementerio se lanzaron globos multicolores al aire mientras se escuchaba la pieza de reguetón Titerito.
“Me la llevaron, se me fue”, gritaba desconsolada María Luisa Reyes, hermana de Beba.
Al momento del enterramiento, un grupo de personas increpó a periodistas con palabras soeces, vociferando que abandonaran el lugar.
“Lamentablemente así está Puerto Rico y el Gobierno no hace nada”, dijo el Alcalde.