En su alocución, aseguró que la versión de que el menor se había caído no le hizo sentido. 

Marrero Rivera narró durante el interrogatorio que es amigo de Ana Cacho González, la madre de la víctima, hace unos 18 años, ya que se criaron en el mismo vecindario y confirmó que compartió con ella en su residencia entre las 11:00 p.m. del día 8 de marzo del 2010 hasta aproximadamente la 1:30 a.m. del 9 de marzo. 

El testigo indicó que se había comunicado durante el día mediante mensajes de texto con Cacho para encontrarse en horas de la tarde o de la noche. 

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A eso de las 10:30 p.m., recibió otro mensaje en el que la mujer le indicaba que podía pasar por su casa. 

Cuando llegó, pasó el control de acceso usando la dirección de su progenitora, que reside en otra de las urbanizaciones del complejo en Dorado, y le llevó unas pastillas para adelgazar. 

Explicó que ambos se tomaron una cerveza marca Samuel Adams y que vieron televisión mientras conversaban durante unos 20 minutos.

“Estuvimos juntos”, respondió sobre lo que ocurrió en la habitación de Cacho. Luego dijo que se bañó y se fue a su residencia. Además, describió la ropa que vestía la mujer, la cual es similar a la que vestía la madrugada de la muerte del niño en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Dorado.

También resaltó el hecho de que ella le pidió que no volvieran a tener otro encuentro debido a que estaba empezando una relación. “Yo le respondí que respetaba su decisión”. 

A las 8:00 a.m., recibió una llamada de su amigo Arlando Colón, con quien también se había criado en Dorado, en la que este le notificó que el niño de Ana había sufrido un accidente. 

Entonces acudió al Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Dorado, donde la abrazó tras preguntarle qué había sucedido. 

“Le pregunté qué pasó, porque yo había estado esa noche allí y no me hacía sentido que hubiese pasado algo. Ella dice que un accidente y ahí la abracé”, narró Marrero Rivera. 

Cuando la fiscalía les autorizó a regresar a la casa donde ocurrió el crimen, dijo, fue a la casa de Cacho González para darle apoyo emocional y ver el lugar.

“Entro y veo sangre en ciertas partes… La entrada y el pasillo. Entro al cuarto y vi el ‘matress’ lleno de sangre. Traté de ver de qué manera el niño se había caído. Esa era la única parte que no me hacía sentido. Veo otras gotas de sangre en distintas áreas y decidí salir de la escena”, agregó.

Luego, ayudó a una señora a limpiar manchas de sangre con una manguera. 

Posteriormente, se enteró a través de los medios de comunicación que el niño había sido asesinado y se lo notificó a sus supervisores, quienes se comunicaron con los investigadores del caso. 

Marrero compareció a varias entrevistas con la fiscal Wanda Casiano y el exfiscal general Obdulio Meléndez junto con su abogada Mayra López Mulero. 

En el Negociado Federal de Investigaciones (FBI), años después de los sucesos, le tomaron una declaración y fue sometido a la prueba de polígrafo. 

La fiscal Aracelis Pérez Correa, por su parte, justificó el testimonio de Marrero Rivera, quien en un momento de la pesquisa fue declarado como sospechoso a pesar de que luego se estableció que no tuvo que ver con los trágicos sucesos. 

“Para todo el país estas personas fueron mencionadas muchas veces como sospechosas. Nosotros queremos que todo el mundo sepa lo que sabemos que ocurrió en esa casa. Las personas que en un momento dado se mencionaron como una de las teorías que estaban mencionándose. El no traerlo hubiese dejado mucha duda de qué fue lo que pasó”, manifestó Pérez a su salida de la sala. 

La fiscal aclaró también que en esta etapa, Colón no es testigo. 

Al preguntarle a Pérez por qué la hermana menor de Lorenzo no figura como testigo a pesar de que estaba durmiendo con él y fue quien le dio la voz de alerta a su madre de que el niño estaba sangrando, esta respondió con la frase: “no vamos a responder a eso”.