Todo en orden con las armas en caso de fiscal asesinada
El armamento de la pareja no está vinculado con su muerte.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
PUBLICIDAD
Fajardo. Los casquillos y el blindaje de proyectil calibre 9 milímetros recuperados en el área del portón de la casa y en el auto Mini Cooper, donde fue baleada de muerte la fiscal Francelis Ortiz Pagán, no son compatibles con ninguna de las armas que tenía en la casa el esposo de la víctima, Fermín Arraiza.
Así lo estableció ayer en su testimonio el experto forense en el análisis de armas de fuego, Aramis Agosto, en el cuarto día del juicio contra Daniel Vázquez Cubilete y Rafael Aponte Peña, dos de los acusados de matar a la fiscal el 19 de enero de este año cuando regresaba a su casa en Río Grande. El juicio por jurado es presidido por la jueza Gema González.
El perito del Instituto de Ciencias Forenses examinó ocho armas de fuego que estaban en la residencia de la pareja, un proyectil de bala disparado, un plomo, así como tres casquillos calibre 9 milímetros y tres casquillos calibre .45, recuperados frente a la entrada y en la marquesina de la casa. Explicó que de las ocho armas que revisó, “siete eran capaces de disparar” y dijo que una de las pistolas, es una Taurus calibre 9 mm.
Mientras, la especialista en el análisis de manchas de sangre, Raquel Castañeda, dijo que en la escena del crimen además de la sangre de la víctima, había “un perfil genético masculino” que no pudieron identificar.
“El mayor contribuyente (en las manchas de sangre) de la t-shirt era Francelis Ortiz Pagán, pero había presencia de sangre de otra persona que no se pudo determinar el perfil genético”, afirmó la seróloga.
Arraiza declaró el pasado lunes que se lastimó un dedo con el cristal del carro cuando trataba de socorrer a su esposa mientras yacía mal herida en el interior del vehículo. Testificó también que subió a la residencia para despertar a su pequeña hija, quien dormía, y la montó en el carro para llevar a Ortiz Pagán al hospital.


