Tres vídeos colgados en YouTube por un tal Walther Ruiz revelan “la parte bonita de la historia de amor” que vivió Elena Ocasio Rivera con el hombre peruano al que conoció por Internet y con el que se casó el día de su cumpleaños, el 14 de junio de 2014.

La felicidad es evidente en las secuencias de fotografías y mensajes que su esposo le dedicaba llamándola “nenita linda”.

Aun bien vestida, arreglada y con una sonrisa que sirve para disimular una historia de terror, sus ojos delatan sufrimiento y su cuerpo moreteado y tajeado evidencian un maltrato al que, según ha contado, fue sometida por su esposo, su familia y por oficiales de las autoridades peruanas.

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Ocasio Rivera dejó su trabajo como maestra en Puerto Rico y tomó préstamos para mudarse a Barranca, Perú, a vivir con su marido. Sus hijos, Luis Joel y Karla, no estuvieron de acuerdo. Incluso, Luis Joel, perdió la comunicación con su madre “por rabia”, según él mismo había dicho anteriormente.

¿Con qué se encontró cuando llegó a Perú? “Con amor, con belleza, con una historia que me había creado toda la familia hasta julio 9 (de 2015), cuando descubrí que mi esposo tenía dos amantes en Barranca. Simplemente, fue que lo descubrí por Internet”, contó.

Además, el dinero se acabó. Entonces, comenzaron los problemas. Fue golpeada, dopada y obligada a trabajar. El hombre, había revelado ella en mensajes que en varias instancias hizo llegar a sus allegados en la Isla, tomó sus documentos y tarjetas de crédito y la encerraba con la intención de tenerla cautiva hasta completar las gestiones que le permitirían a él obtener la ciudadanía estadounidense.

Pero ella logró escapar y pudo pagar un cuarto con dinero que le enviaban desde Puerto Rico. Sin embargo, un día que no tuvo suficiente fue echada. Aun en la calle, dejó saber luego, la familia de su esposo la buscaba, la golpeaba, le robaba y amenazaba a quienes la ayudaban.

“En un momento dado tenía que escoger entre un pedazo de pan y cincuenta céntimos para el Internet”, dijo hoy.

La mujer, quien indicó que posee estudios conducentes a grados doctorales, también fungió en Puerto Rico como directora de la Comisión de Asuntos Municipales de la Cámara de Representantes bajo la presidencia de Zaida “Cucusa” Hernández.

“¿Cómo se pasa de la felicidad a vivir en desgracia?”, se preguntaba a sí misma durante la entrevista.

“El engaño, la traición, la avaricia, la impunidad…”, se respondió.

Y mencionó la impunidad porque en múltiples ocasiones acudió a policías, fiscales y abogados a pedir ayuda, pero en vez, también fue abusada.

“Yo fui violada en la comisaría de Barranca. Fui violada y ultrajada en el hospital público de Barranca, donde me ataron de manos y piernas, donde me inyectaron lo que para mí es veneno, morfina en exceso… Fui declarada muerta en ese hospital…”, reveló durante el encuentro en el que en ocasiones miraba a la cámara del fotoperiodista y se dirigía directamente a personas por nombre y apellido: “Sí, me mandaste el mensaje. Tengo golpes, pero Dios no quiso que me desfiguraras”, decía en aparente referencia a los individuos que le hicieron daño.

¿Usted entiende que fue víctima de trata humana?, le preguntó este medio. 

“No solo lo entiendo. Lo estoy probando en las cortes peruanas. Le pido a Dios, a mi patria, al Departamento de Estado que me ayuden a terminar los casos”, contestó.

“A mí me cortaron las venas. Me patearon entre tres hombres y tres mujeres. Me tiraron por las escaleras. Me empujaron por unas escaleras que no tenían barandal. Yo estaba dispuesta a morir. Llegó un punto en que yo estaba dispuesta a morir si esa era la voluntad de Dios… Esto no se lo vuelvan a hacer a ningún ser humano”, agregó.

¿Quiénes son estas personas”, fue una pregunta que Ocasio Rivera no quiso contestar. Había recibido instrucciones de no ofrecer demasiados detalles de su caso por razones de su seguridad.

Pero sí dijo que “estas personas siguen en la calle”

“Yo denuncié esto, pero me seguían pidiendo protocolos, copias. Yo tenía que dejar de comer, trabajar, trabajar, trabajar, defenderme como gato boca arriba y enviaban adolescentes y jóvenes, que podían ser mis hijos, a robarme, les pagaban con el mismo dinero que me robaron a mí. Vaciaron mi cuenta”, continuó.

¿Cuándo por fin se sintió a salvo?

“Por fin a salvo no es lo mismo que segura. Por fin a salvo, cuando abracé a mi hijo”, dijo y se desplomó en llanto.

Fue precisamente su hijo, Luis Joel Quintana Ocasio, quien recabó el apoyo de la ciudadanía a través de una cuenta de GoFundMe que abrió el viernes 29 de abril junto con su hermana y su exesposa cuando vio las fotografías que la mujer pudo enviar la semana pasada evidenciando el último de los abusos.

Tras la publicación de la noticia, la procuradora del ciudadano, Iris Miriam Ruiz, activó un protocolo que involucró a la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, a la Policía de Puerto Rico, al Departamento de Estado, al Departamento de Salud, a la Embajada de Estados Unidos en Perú, al Ombudsman de Perú y a la Interpol.

En coordinación, además, con la familia del exesposo peruano de una puertorriqueña que ofreció su ayuda, Ocasio Rivera recibió albergue y protección en lo que su hijo, un policía retirado tras haber sido herido en cumplimiento del deber llegó a buscarla.

“Le di un abrazo y se me desplomó en los brazos”, recordó Luis Joel del encuentro con su mamá.

La mujer sería internada esta misma tarde en un hospital para recibir atención médica.