En momentos en que a nivel isla se habla de temas como la pugna con la Junta de Supervisión Fiscal, candidatos a la gobernación para el 2020 o la cantidad de gente sin energía eléctrica, en partes del barrio Bartolo de Lares hay otra realidad muy distinta: no tienen agua hace casi siete meses, desde el azote del huracán María.

“Es sumamente difícil. Para bregar en la casa hay que buscarla en pipa (recipiente grande), para fregar hay que buscar en galones, ir al pozo, un manantial”, dijo Jannette Soto González, una pensionada de 45 años de edad, y quien vive con su esposo José Arroyo.

Su prima Carmen Alvarado Soto, de 54 años, casada con Florencio Soler y con una hija de 15 años llamada Natasha, dijo que estar lidiando con levantar los envases de agua se le hace muy difícil porque, como es paciente de cáncer, no puede hacer fuerza.

“Desde María no ha venido el agua más. Ya se cumplen siete meses en par de semanas; desde María el agua desapareció… puff!, no volvió”, indicó Alvarado Soto.

Las primas explicaron que reciben agua semanalmente en un camión del municipio y que, al menos, hay ocho residencias en su área -cerca de la carretera PR-128-, que carecen del líquido. Igualmente, desconocen si hay otras partes sin nada de agua desde María. 

“A casi toda el área le llegó el agua. Sí, se les va, pero por lo menos les llega. Los apagones van y vienen, pero a nosotros nunca nos ha llegado el agua”, sostuvo Soto González.

Las mujeres entienden que no tienen agua porque está averiado un tanque de 30,000 galones que le suple al sector. 

Pensaban que el sistema comenzaría a funcionar cuando les llegó el servicio eléctrico el mes pasado, pero nunca reapareció el agua.

Para colmo, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) les sigue cobrando, aseguraron. 

Soto González dice que la sigue pagando, aun cuando no tiene el servicio, y su factura más reciente fue de $50. Mientras que Alvarado Soto dejó de pagar al percatarse que no tenía agua. Luego, indicó, le llegó un aviso de corte de servicio, y ahora la deuda que le cobran asciende a cerca de $460.

“Yo te digo una cosa, prefiero tener agua y no la luz. Sin luz yo me puedo resolver, el agua es más difícil, hay que cargarla, tener carro”, sostuvo.

Sorprendidos en AAA

Conforme al portal suministrado por el gobierno para evaluar los trabajos de recuperación, status.pr, la semana pasada había cerca de 1.7% de clientes sin agua, o unos 19,000, pero Doriel Pagán, vicepresidenta de operaciones de la corporación pública, explicó que esta cifra incluye a personas que no tienen agua por otras razones, como sería problemas de turbidez por las fuertes lluvias.

La funcionaria de la AAA no pudo precisar cuántas personas podría haber en la isla todavía sin agua tras María, pero mostró sorpresa con las alegaciones de los ciudadanos. Pagán se comprometió a que la agencia los contactará para “validar la situación” y ver cómo pueden atenderla.

“Son casos excepcionales”, dijo sobre las personas que puedan carecer de agua luego del huracán. “Puede ser que haya intermitencia en el servicio, pero me parece que serían muy pocos (los abonados) que pudiéramos tener de esa manera”, agregó.

Explicó que María golpeó a la AAA en dos maneras principales en el tema del suministro: la falta de energía ha llevado a que todavía, a casi siete meses del huracán, necesiten generadores eléctricos en el 20% de sus instalaciones. Mientras que por el otro lado, el ciclón destrozó grandes porciones de infraestructura como tubos.

“Hubo muchos problemas de desplazamiento en el área dela montaña, y fueron deslizamientos bastante graves donde nuestra tubería sufrió daños y colapsó”, dijo Pagán.

Agregó que ya gran parte de ese trabajo se ha remplazado, o tiene remedios provisionales, como el de una toma en el Lago Caonillas, de Utuado.