Cerca de 150 confinados participaron ayer en Camuy de una actividad de Acción de Gracias con un giro diferente: se trataba de presos que tenían a parientes también encarcelados en alguna institución correccional del País.

La actividad en la iglesia El Maestro, en el barrio Puente en Camuy, permitió este año que una madre se encontrara con su hija, ambas presas; que otra mujer se encontrara con varios hijos, todos confinados; y en años anteriores incluso abuelos se han encontrado con sus nietos.

Algunos de estos encuentros fueron bien emotivos, dijo el secretario auxiliar de programas y servicios del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), Alex Joel Torres, quien especificó que los únicos invitados son confinados con parientes también encarcelados.

“Hubo dos presos que, por alguna razón, se nos quedaron; uno de Ponce y otro de Arecibo. Yo di instrucciones que los trajeran y llegaron. Cuando llegó el confinado de Arecibo, vio de lejos a su hermano menor (preso en la cárcel de Aguadilla), lo abrazó y comenzó a llorar… Estuvo así como 10 minutos”, sostuvo Torres.

En el evento, que comenzó a las 9:00 a.m. y se extendió hasta las 2:00 p.m., asistieron presos de toda la Isla y de máxima seguridad, quienes disfrutaron de meriendas, reflexiones y de un almuerzo especial.

Esta es la octava ocasión que la iglesia El Maestro organiza el acto solo para familiares de confinados, una iniciativa que ha rendido frutos a beneficios de la población correccional.

Según el secretario auxiliar Torres, esta iniciativa dio paso a que se aprobara una orden administrativa del secretario del DCR, Erik Y. Rolón, para permitir que presos que tengan parientes cercanos también confinados puedan encontrarse al menos cada tres meses en actividades coordinadas por la agencia, esto si los reos así lo solicitan.