“Aníbal Acevedo Vilá y Luisa Inclán Bird: un jurado los encontró no culpables. Este caso terminó. Están libres para irse”.

Estas últimas palabras del juez federal Paul J. Barbadoro provocaron que por primera vez el ex gobernador se pusiera rojo y dejara salir las lágrimas en sala al abrazarse con sus abogados, Harry Anduze, Thomas Green, Bradford Berenson y José Ortiz.

Y, aunque se advirtió que no debían hacer expresiones en sala, la emoción fue tan incontrolable que se escuchó a alguien del público gritar “Yes!”, mientras sus familiares se abrazaban, llorosos, celebrando.

El jurado comenzó a deliberar a eso de las 2:40 de la tarde y, a las 5:30, se les informó a las partes que podían irse, que iban a recesar por el día y continuarían hoy.

Quince minutos más tarde, se vio al alguacil de sala buscando a los abogados porque “hay veredicto”, y se formó tremendo correcorre en el usualmente tranquilo Tribunal Federal.

Primera Hora supo que Acevedo Vilá estaba en su casa orando y descansando con su familia, cuando recibió la llamada de sus abogados de que tenía que regresar. El ex gobernador comenzó a gritar, incrédulo: “¿Que hay veredicto?”.

Cuando notificaron al abogado de la coacusada, Michael Pasano, no podía creerlo.

Anduze estaba justamente saliendo del tribunal cuando le comunicaron y Green estaba llegando a su hotel.

A sala entraron los fiscales, liderados por María Domínguez, todos serios. Llegó la jefa de Fiscalía Federal, Rosa Emilia Rodríguez, y el jefe del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), Luis Fraticelli, también con caras largas porque se pronosticaba que si el veredicto tomaba poco tiempo en bajar, sería negativo para el Gobierno federal.

A las 6:20 llegó Acevedo Vilá, quien sacó a algunos políticos del segundo banco para que dejaran sentar a su familia. Llegó ansioso y se detuvo para abrazar a su madre, Elba Vilá, quien estaba llorosa.

Poco después llegó su ex ayudante, Inclán, quien le dio la mano al ex mandatario, intercambiaron palabras y se sonrieron tímidamente.

Pasano advirtió a los familiares que escucharan bien la decisión, que se emitiría cargo por cargo y que mantuvieran poker face hasta que se terminara.

A las 6:40 de la tarde, el alguacil gritó: “Todos de pie” y entraron los 12 miembros del jurado y el juez a sala.

Barbadoro agradeció la labor del jurado y su sacrificio de estar secuestrados por un mes, y pidió a su presidenta que entregara el veredicto, que fue leído por la secretaria de la sala, quien pidió a los acusados ponerse de pie.

Leyó cada uno de los nueve cargos que pesaban contra Acevedo Vilá: “No culpable”. Igualmente con los siete cargos que enfrentaba Inclán Bird.

Acevedo Vilá miró hacia el techo, se persignó y besó el anillo que le regaló el arzobispo Roberto González Nieves, mientras que Inclán Bird se agarró de la mesa y abrazó a su abogado con los ojos aguados. Miró al jurado agradecida.

El juez preguntó a cada una de las ocho mujeres y cuatro hombres si su determinación había sido de no culpabilidad, ya que la decisión tiene que ser unánime.

Los más de 15 fiscales y agentes presentes en sala ni se movían.

Los trabajos recesaron y comenzaron a brotar las lágrimas de emoción entre los familiares y amigos, los abrazos y las llamadas por celular para avisarles a los que no pudieron estar presentes.

Pasano se acercó a su cliente y le dijo que ya podía decir lo que quisiera, pero le aconsejó que fuera agradecida cuando emitiera comentarios a la prensa.

Las hermanas de Acevedo Vilá, Elba y Zaidée, se emocionaron y dijeron a Primera Hora que tenían varios libros de oración. Elba indicó que ayer mismo le pidió a Dios que la iluminara, y abrió la Biblia al azar. Se impresionó cuando se topó con un pasaje de la Biblia en el que Susana alaba la sabiduría limpia y justa de Daniel, ya que se trata de inculcar en el creyente la convicción de que Dios no abandona ni deja en manos de malhechores a quien confía en Él y que, por su parte, los inicuos serán irremediablemente castigados.

“Lo primero que yo quiero decir es darle las gracias al Dios Todopoderoso que me ha acompañado a mí, sé que a Luisi, a mi familia y a mucha gente en este pueblo puertorriqueño”, expresó aliviado Acevedo Vilá a su salida del tribunal, y agradeció a su equipo de abogados por ser “los mejores abogados del mundo”.

“Motivación política”

Anduze criticó al Gobierno federal por “ensañarse de la forma que se ha ensañado en este caso”.

“Para mí no hay duda que queda comprobada la motivación política que siempre levantamos para someter estos cargos. Y yo creo que ustedes deben estar conscientes de los agentes y fiscales federales y alzacolas federales que estaban en esa sala hoy, empezando por el jefe del FBI y la jefa de la fiscalía. Allí se quedaron con sus caras tristes y se quedaron con su maldad que les acompañará siempre”, manifestó Anduze.

El letrado agradeció al jurado, que “le ha devuelto a este pueblo la esperanza de que tenemos la capacidad de defender nuestra dignidad y que tenemos valor de defender las personas valientes, como Acevedo Vilá y Luisa Inclán”.

Por su parte, la jefa de Fiscalía Federal recalcó que aceptan el veredicto, pero “no estamos de acuerdo”.

“Entendemos que hicimos lo que teníamos que hacer”, dijo Rodríguez, flanqueada por Fraticelli y agentes, pero no por ninguno de los fiscales a cargo del caso.

Confesó que no se esperaba el revés, porque aún cree que Acevedo Vilá violó la ley.

“Si ahora miro hacia atrás, lo haría otra vez. Lo hubiera hecho porque hice lo correcto y lo que tenía que hacer”, aseguró Rodríguez en una improvisada conferencia de prensa frente al tribunal.

Opinó que el resultado no afecta la imagen de la Fiscalía Federal, sino que los “reivindica” porque “hicimos lo que nadie se atrevía hacer”.

“Llevamos un caso contra una persona que violó la ley, que daba la casualidad que era el gobernador de Puerto Rico en ese momento, pero hicimos lo correcto... Para mí, sentarme en ese escritorio y engavetar ese caso, hubiese sido bochornoso y hubiese sido ilegal. Yo hice lo que tenía que hacer”.

El juez Barbadoro comenzó a impartir las instrucciones al jurado poco después de las 11:00 a.m.

“ Tienen que evaluar la credibilidad de los testimonios. Sus intenciones, su motivación, su estado mental. Tienen que considerar si tenían buena memoria, si dicen la verdad, si tienen algo que ganar o que perder. Deben considerar la extensión de cada testimonio y si contradice la evidencia”, les dijo.

Antes de retirarse para almuerzo, les solicitó que al deliberar utilizaran su sentido común, pero sin prejuicios ni simpatías.