Girasoles cultivados por confinadas del Centro de Rehabilitación de Mujeres de Bayamón, polvorones, besitos de coco y pastelillos de guayaba elaborados por menores recluidos en instituciones juveniles de Ponce y Villalba eran parte de la oferta hoy de un bazar en la Rotonda del Capitolio.

Además de girasoles, las confinadas, agrupadas en la Cooperativa Taína, tenían para la venta lazos, diademas, bolsos, pulseras y collares. 

“Todo lo hacemos nosotras. Ahora hace como un mes estamos bregando naturalmente con la venta de girasoles. Tenemos un vivero y un pequeño huerto porque también estamos trabajando con cilantrillo”, dijo Katherine Díaz Candelario, quien es parte de la cooperativa de confinadas.

“Las chicas que están allí (en el penal), incluyéndome a mí, hacen los cultivos. Sembramos las semillas y cuando las plantas están grandecitas las vendemos en diferentes actividades, donde nos autorice el Departamento de Corrección”, explicó la confinada. 

Los girasoles tenían un costo de $3.00. La bisutería y lazos fluctuaban entre $3 a $5.

Detalló que el dinero producto de las ventas se deposita en los fondos de la cooperativa. “Si alguna confinada no tiene dinero para sus gastos personales los puede utilizar”, indicó Katherine, quien también pertenece al grupo de teatro correccional y además, hace labores de mantenimiento en la institución penal.

En otra mesa, ocho menores de las instituciones juveniles de Ponce y Villalba junto con la maestra de pastelería, Brenda Torres García, vendían la confitería que prepararon en la clase.

Los jovencitos, de entre 14 y 20 años, también están agrupados en otra cooperativa, Unicoop. “La venta es para sacar fondos para cuando ellos salgan de la institución”, indicó la maestra.