Tener residencias para rentarlas a corto plazo resulta ser una inversión atractiva para los puertorriqueños, pues el tiempo en que recuperan su dinero es relativamente corto y rinde ganancias de inmediato, explicaron dos “anfitriones” de Airbnb. 

Entre los miles de empresarios que se han unido a este movimiento hay quienes perdieron su trabajo tras el huracán María y sobreviven alquilando el primer nivel de su propiedad o un apartamento contiguo. 

También hay de los que tienen dinero para invertir y aprovechan la oportunidad que les da la crisis económica para hacerse de una propiedad a un costo menor. Pero, el denominador común es que el negocio resulta atractivo en tiempos de estrechez económica. 

Por ejemplo, Federico Roca compró una vivienda en $450,000 en Culebra y la renta a través de Airbnb. Dijo que el tiempo en que recuperará su inversión, al ritmo en que su vivienda es solicitada, es de solo ocho años. 

Explicó que este periodo de recuperación “depende de la cantidad de promoción y las ganas que le echas al negocio”. 

“Si uno mantiene la casa bien pintadita, mantienes todo bien limpiecito, el cliente llega y tiene una respuesta satisfactoria”, explicó. 

Como en Airbnb la recomendación que hacen tanto el empresario como el cliente -en la página cibernética- son importantes, señaló que una buena relación entre las partes ayuda tener mejor éxito en el mercado. 

“Yo no lo hago para vivir. Yo guardo ese dinero para el “college fund” de mis hijos y saldar propiedades”, afirmó el empresario, quien tiene tres residencias para alquiler con vistas al mar en Culebra. 

 La ubicación de la vivienda también es importante para ser rentables. Áreas cercanas a zonas turísticas o a los encantos naturales de Puerto Rico también ayudan a alcanzar buenos ingresos. 

“Es un proceso bien fácil empezarlo, lo difícil es conseguir una propiedad atractiva para los clientes. Debe ser un sitio donde se tenga alrededor El Yunque, una playa”, explicó Axel Villaceis, quien es dueño de dos propiedades de Airbnb en Dorado y en Culebra. 

Villaceis, quien paga la hipoteca de ocho años que realizó para comprar sus propiedades y aun así le sobra dinero para echar hacia adelante a su familia, aceptó que el negocio debe ser regulado. 

“Debe haber ciertos controles. Si una comunidad quiere que no haya fiestas, sí se debe controlar. Pero, no se deben prohibir (los Airbnb)”, expuso el hombre, quien entró al negocio para “proveer un ingreso adicional a mi familia”.