Con las cercanías del final de la época navideña, que para algunos no es hasta las octavitas y para las personas más bullangueras las Fiestas de la calle San Sebastián, el cuerpo probablemente ya reciente el exceso de comida y bebida. Los festejos, los días libres y las horas atípicas de acostarse y despertarse hacen que cualquiera pierda el ritmo.

El cambio del patrón alimenticio durante la Navidad, que suele incluir más azúcar (¿alquien dijo tembleque?) y más grasa (¿cuerito?), generalmente se reflejan en la báscula y, si el exceso fue dramático, hasta en pruebas de laboratorio.

En España, por ejemplo, el presidente de la Fundación Española del Corazón advirtió que con las comelatas de diciembre el colesterol malo podría aumentar hasta en un 10 por ciento y sugirió que bajarlo debería de ser una de las metas al inicio del año.

Si el ejercicio es parte de su rutina pero se coge un break durante las festividades, lo ideal es que lo retome de inmediato. De hecho, un estudio publicado en el Journal of Physiology  señaló que  quienes tienen la práctica de ejercitarse sufren menos los embates de los excesos navideños. Ahora, si su actividad física es nula, coja pon con las resoluciones típicas de enero y comience  con lo básico, que es caminar.

Reducir la ingesta de calorías es un primer paso para perder las libritas que se pudieron haber ganado en las últimas semanas. Para calcular las que necesita existen calculadoras online, pero una visita a algún especialista en nutrición es recomendado.

Comer a las mismas horas cada día también crea un buen hábito, sobre todo si son cinco o seis platos pequeños que  evitan estar “muerto de hambre” hasta la siguiente comida. ¿Y para la sed? Agua.  Ni los jugos ni la cerveza son para la sed. Es más, un periodo de abstención de bebidas alcohólicas viene muy bien después de esta época.

Aunque las horas que no se durmieron se perdieron, volver a tener las horas de descanso recomendadas son cruciales para que el cuerpo y la mente caigan de nuevo en rutina. Los días de amanecerse para fiestar se acabaron, por ahora.

Poco a poco se quitarán los adornos navideños y poco a poco la vida retoma su rutina, aun si a lo lejos se escucha un ¡voy subiendo, voy bajando!  que busca alargar la época de excesos.