En la tarde de ayer, si usted daba una vueltecita por la carretera 694 en Dorado, podía llevarse par de aguacates gratis.

Y es que tras el paso del huracán Irma por la Isla, muchos frutos fueron sacudidos de los árboles y cayeron al piso.

Un letrero sobre sendos cubos en dos lugares de la vía pública anunciaban: “Llévese los que quiera. Gratis”, narró a Primera Hora Harito López, vecino de ese municipio.

Hoy, Primera Hora hizo un recorrido por la Plaza del Mercado en Santurce, donde los placeros estaban iniciando sus faenas tras el lugar permanecer cuatro días cerrado.

La estructura contó con una planta eléctrica que suministró la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, según contó el placero Jorge Otero.

Allí, en el negocio número 15, conocido como la Placita Los Dos Hermanos, don Francisco Javier Gutierrez tenía una caja de aguacates dañados y estaba vendiendo los que pudo salvar y que ya estaban maduritos. Perdió como 150 frutos.

(femmy.irizarry@gfrmedia.com)
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El precio de venta oscila entre $1 a $2.50, dependiendo del peso.

“Lo que pasa es que aquí estuvimos cerrados y vinimos a operar hoy. Pero todavía no han llegado aquí los (aguacates) que están en el suelo. Los que estamos vendiendo es lo que teníamos en existencia”, indicó al agregar que el movimiento “ha sido lento porque los consumidores no tienen energía”.

“Vamos a ver qué pasa de mañana en adelante porque sí, hay muchos (aguacates) en el suelo”, mencionó.

Y ya lo dijo don Felipe Santana, quien vive en la calle Loíza.

Don Felipe Santana. (femmy.irizarry@gfrmedia.com)
Don Felipe Santana. (femmy.irizarry@gfrmedia.com)

Cuando hay abundancia de aguacates la amenaza de las tormentas son reales.

Bueno, por lo menos él asegura que lo ha comprobado.

“La gente de los tiempos de antes decían que cuando había abundancia de aguacates es cuando verdaderamente había amenaza de tormenta y era inminente. Son dos cosas que no fallan, cuando hay abundancia de frutos y cuando los coquíes dejan de cantar”, aseguró.

Santana, quien tiene una casa en el campo en Maunabo, aseguró que los coquíes que tienen en su finca dejaron de cantar. “Eso no falla. Desde niño he escuchado eso y lo he comprobado”, dijo el ciudadano natural de Santurce.

Y sí, los aguacates abundan.

“Han venido muchos vendiéndome aguacates (de Lares, Santa Isabel). No puedo comprarle a to’el que venga”, aceptó Jorge Otero mientras limpiaba el negocio la “Placita Tito”, propiedad de su padre.

Jorge Otero. (femmy.irizarry@gfrmedia.com)
Jorge Otero. (femmy.irizarry@gfrmedia.com)

¿Y compró aguacates?

“Lo que pasa es que yo tengo ocho cajas de aguacates guardadas y no puedo comprar hasta que baje el mío”, explicó al agregar que tampoco hay mucha gente gastando por que el dinero que tienen lo usan para artículos de emergencia.

Aceptó que podría bajar el precio del aguacate dependiendo de si llegan muchos y el precio que les dé quien los supla.

En su negocito, Otero también tenía piña madurita que estaba lista para consumir.

Otra que tuvo que desechar muchos aguacates fue Johanna González, de la Placita Rodríguez.

Mientras hablaba con Primer Hora, acomodaba los pocos frutos que se salvaron y que pensaba venderlo a peso o a 50 centavos, porque estaban “pasa’os de maduro”.

“Estos son los que quedaron, porque los otros se dañaron todos”, mencionó al agregar que también perdió frutas y vegetales.

En el puesto estaba la clienta Rina Guzmán quien fue a comprar frutas y vegetales. Pero no encontró.

¿Y qué se va a llevar?

“No puedo llevarme aguacates porque estoy sin estufa, porque es eléctrica. Pues será comer aguacate con pan”, dijo mientras reía a carcajadas.

Rápido nos ofreció la receta.

“Sabe bueno. Le hecho un vinagrito, un poquito de aceite y un chín de sal”, mencionó.

Roberto Alejandro, propietario del restaurante El Popular, dijo que en las pasadas semanas habían muchos aguacates “pero ahora con esto que pasó se ha perdido casi la cosecha completa. Y se han caído verdes que no sirven”.

Este abrió antier su negocio pero como no había luz cerró.

Hoy abrió nuevamente (aunque no tiene luz cocina con estufa de gas) y la gente “ha venido poquito a poquito, con calma”.