A la universidad por la Internet

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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La Internet nos ha ayudado a simplificarnos la vida. Nos ahorra el viaje a la biblioteca para obtener información, nos permite pagar las cuentas sin tener que ir al banco y comunicarnos con familiares en países lejanos sin pagar larga distancia. Ahora, la web también está revolucionando la forma de estudiar.
Actualmente, más de 25 mil personas toman cursos universitarios en Puerto Rico sin tener que pisar un típico salón de clases con pizarra, tiza, borrador y pupitres. Las clases -que al momento suman más de mil- las toman desde la comodidad de su hogar.
Las directoras ejecutivas del Consejo de Educación Superior (CES) y del Sistema Hispano de Tecnologías Educativas (HETS), Viviana Abreu y Yubelkis Montalvo, respectivamente, destacaron la evolución de la educación a distancia y las ventajas y desventajas de los cursos en línea.
Educación globalizada
Abreu recordó que antes se podían completar grados a través de la correspondencia, y hasta por televisión, por radio y en un salón con la transmisión por satélite de un profesor a miles de millas de distancia.
“Lo que ha sucedido es que los adelantos de la tecnología han permitido que, al igual que otras imágenes que se desarrollan y dispersan a través del mundo por el adelanto tecnológico que existe, la educación se ha globalizado”, manifestó Abreu.
Esta modalidad de estudio es atractiva especialmente para profesionales que necesitan continuar estudios de maestría o doctorado para progresar en sus carreras, pero su tiempo libre es limitado, mayormente de noche o fines de semana. También están los que simplemente quieren seguir obteniendo conocimientos en alguna disciplina o los que ya son mayorcitos y simplemente no quieren ir a sentarse en un salón con jóvenes de 18 años.
Montalvo recalcó que otros que están tomando cursos en línea son estudiantes que van a clases presenciales en alguna universidad, pero trabajan y no pueden tomar la totalidad de los 15 créditos por semestre para el bachillerato, por lo que los combinan con cursos a distancia.
El auge de la educación virtual ha sido tal en los últimos años, que tanto la oferta como la demanda se han duplicado desde finales de los 90. Fue en 1997 cuando Nova Southeastern University ofreció el doctorado en farmacia a Puerto Rico por satélite. Los estudiantes iban al salón de clases y veían al profesor, que estaba en Florida, a través de una pantalla. Luego fueron los primeros en dar la totalidad de un programa a distancia y las universidades locales comenzaron a insertarse en esta modalidad de estudio.
El auge aumentó también porque el año pasado el Departamento de Educación federal, mediante una enmienda a la Ley de Educacitón Superior, permitió que los programas a distancia de subgrado sean costeados en su totalidad con la beca Pell.
“Esto realmente ha revolucionado muchísimo la educación”, destacó Abreu.
Agregó que ya existe la acreditadora The Distance Education and Training Council y hay 55 instituciones en Estados Unidos acreditadas como universidades en las que la totalidad de sus programas es ofrecida a distancia. Aclaró que todavía en Puerto Rico no hay recintos dedicados exclusivamente a educación en línea, pero el sistema universitario Ana G. Méndez sometió una propuesta para crear uno en la Isla.
Guías de evaluación
Por su parte, la CES aprobó las guías para la evaluación de programas de educación a distancia en el 2007 para “poder evaluar los criterios de calidad en una modalidad tecnológica”.
“Me es irrelevante si el profesor está frente al salón o en una computadora. Pero tiene que tener horas de oficina, que los textos estén en línea, que el estudiante reciba la consejería académica necesaria, que el sistema tecnológico funcione. Que sea una educación de calidad y tienes que cumplir con unas horas de contacto obligado. No importa cómo, pero tienes que cumplir”, recalcó Abreu.
Pero, ¿se vislumbra un futuro de recintos sin estudiantes?
“Yo no sé si esa disponibilidad de cursos eventualmente redundará en cierre de recintos, porque ¿para qué quieres una infraestructura que cuesta tanto mantenerla si estás promoviendo que el estudiante se quede en su casa? Yo no sé si eso va a pasar”, agregó.
“Hay teorías que dicen que llegará el momento en que los privilegiados serán los que puedan ir a un salón de clases y la norma sea la educación a distancia, pero yo creo que todavía para eso, por lo menos en Puerto Rico, falta un poco”, dijo entonces Montalvo.