La súbita muerte de su hermano adolescente, a los 16 años, lanzó al artista Héctor Collazo Hernández a un mundo de tristeza y depresión del que buscó escapar recorriendo la isla, adentrándose en la cultura puertorriqueña y en el encanto de sus lugares turísticos.

En el 2016, a dos años de la tragedia familiar tras el suicidio de su hermano Alex, el joven decidió desbordar todas sus emociones creando el proyecto “78 pueblos, una bandera”, iniciativa en la que logran converger su amor patrio, el turismo y la creatividad a través de obras de arte protagonizadas por la bandera de Puerto Rico.

Eligió la monoestrellada por el símbolo patriótico que tiene para los puertorriqueños -los residentes y en la diáspora- quienes no vacilan en levantar la bandera de la isla para dejar claro su lugar de nacimiento.

“La bandera será mi huella en cada pueblo que visite”, recuerda que se propuso.

Han transcurrido seis años desde que se comenzó a hilvanar el proyecto que ha impactado a 76 municipios y dos ciudades en Estados Unidos (Miami y Boston), y el cual prevé culminar antes que finalice el año con obras en Cabo Rojo y Carolina. En este último municipio el cierre se prevé como una actividad colectiva, a la que posiblemente se unan artistas y los cientos de voluntarios que durante los pasados años lo acompañaron en la faena.

En entrevista con Primera Hora, Héctor hizo un viaje retrospectivo para rememorar el camino andado y destacar la transformación que ha dado su vida en cada paso.

Héctor Collazo, creador de "78 pueblos, 1 bandera".
Héctor Collazo, creador de "78 pueblos, 1 bandera". (Facebook)

Hoy, lejos de la depresión que una vez lo consumió, hay un joven maduro y enfocado en continuar impactando vidas a través del arte y de una nueva iniciativa mediante una hospedería que desarrolla en su pueblo, Villalba.

“Es un sitio hermoso que tendrá vista al sur”, relata animado el mayor de seis hermanos y quien tiene la habilidad de pintar y dibujar de manera innata, pues nunca ha cursado estudios en bellas artes.

Arrancó en su pueblo

Fue en Villalba donde se pintó el primer mural del proyecto “78 pueblos, una bandera”. Aquel 3 de agosto de 2016 lo acompañó su abuelo, Héctor Collazo, y juntos elaboraron una bandera en una cisterna que ubica cerca de la residencia de su pariente.

Desde entonces, el impulso ha sido imparable. Solo ha tenido pausas por causas ajenas a su voluntad: el huracán María (2017) y el inicio de la pandemia (2020). También ha habido tropiezos con algunos alcaldes que no han comprendido el concepto o le han restado importancia al propósito del mismo, el cual es establecer en los pueblos un punto de encuentro turístico para las personas que recorren la isla.

Sin embargo, al final del camino siempre se han logrado realizar las banderas, incluyendo la de Dorado, que se convirtió en el pueblo #76 de la iniciativa. Además, tiene la peculiaridad de que se trata de una obra realizada completamente en madera.

“Esta viene siendo la primera bandera que es una artesanía, porque es completamente en madera. Se hizo en el fin de semana (pasado) y fue bastante trabajoso, porque conseguir los postes donde se colocó la bandera nos tomó dos meses. A eso hay que sumarle que el proceso de permisología y otros asuntos de coordinación también se retrasaron... en total fueron como cuatro meses en la logística”, dijo sobre la estructura que se eleva a 30 pies y ubica en el establecimiento El Caracol (PR-165), cuyo propietario auspició el proyecto.

Precisamente, los comerciantes de los municipios han sido el brazo extendido en el sueño de Héctor, cuando encuentra las puertas cerradas en otras dependencias gubernamentales y municipales.

¿Cuándo sientes que el proyecto fue evolucionando a lo que es hoy día? , se le preguntó.

“Me percato del alcance que estaba teniendo de varias formas. Primero porque los seguidores en redes sociales, donde he ido documentando todo lo del proyecto, fueron creciendo. En un día podía tener 2,000 seguidores nuevos en Facebook o Instagram. Además, las personas querían ayudar en el proceso e iban llegando a los lugares. Ahí fue que dije: ‘no, tengo que dejar de pintar banderas pequeñas (como la de la cisterna) y hacerlo en edificios grandes’. Porque mi intención es que todos esos voluntarios participaran, aunque sea dando un brochazo. Entonces, esta obra dejó de ser solo mía, esto era del colectivo, de todos los que llegaran a los pueblos”, rememoró.

El crecimiento en redes sociales fue exponencial: de 500 seguidores que tenía en Instagram, aumentó a 105,000. En Facebook fue mucho más impactante: de 1,000 seguidores, ahora tiene 254,000.

Héctor piensa que el “boom” de su proyecto -el cual se ha convertido en su sustento gracias a la colaboración de auspiciadores y la oportunidad de extender su talento por otras vías- surgió luego de la realización de la bandera #16 que se ubicó en la barriada La Perla, en el Viejo San Juan.

Esta es la bandera de la capital e inicialmente se pintó de negro como símbolo a la lucha del pueblo en aquel verano del 2019 cuando colectivamente hubo un reclamo para que el exgobernador Ricardo Rosselló renunciara. “Posteriormente, volvimos a La Perla y le devolvimos a la bandera sus colores originales... puedo decirte que a partir de ese momento todo cambió”, rememora.

Sus obras son admiradas por todos.
Sus obras son admiradas por todos. (Facebook)

Con el tiempo y dependiendo la capacidad económica del proyecto -que en gran medida responde al interés de algún comerciante que quiere que la bandera esté cerca de su negocio- se ha integrado a las obras luminaria y hasta columpios.

“La primera bandera con luces se hizo en Añasco y la primera con columpios está en Cidra”, explica.

Agrega, por ejemplo, que la bandera más grande está ubicada en Trujillo Alto, cuyo mural se hizo en un edificio.

“La bandera de la controversia es la de Moca. En aquel entonces el alcalde (José “Kiko” Avilés) entendía que mi proyecto promovía la independencia para Puerto Rico. Es por eso que el triángulo tiene tres azules distintos, dando a conocer que el proyecto nada tiene que ver con política”, puntualiza quien logró culminar la obra tras hacer varios reclamos públicos a través de redes sociales y medios de comunicación.

Uno de los momentos más emotivos del proyecto surgió cuando el actor y empresario Julián Gil lo invitó a realizar una enorme bandera de la monoestrellada en su restaurante “La Placita, ubicado en Miami (Florida).

“Eso fue el 28 de diciembre de 2018. Era la primera vez que me montaba en un avión y viajaba fuera de Puerto Rico. Estaba bien emocionado y fue un proceso de aprendizaje bien grande, porque fue la primera vez que choqué con el racismo. Soy de Villalba, acá esas cosas no se ven. Era la primera vez que salía de la isla y era para representar al país pintando la bandera y comprendí que hay mucho racismo”. acotó.

Y es que luego de una larga batalla legal por mantener la identidad nacional de la diáspora puertorriqueña en el restaurante “La Placita” Julián Gil tuvo que borrar el mural de la bandera que Héctor -junto a parientes- pintó en la fachada del edificio. Los opositores alegaron violación al código de la ciudad, pero el artista siempre lo percibió como un acto de racismo a los latinos.

“Ese día que estábamos pintando llegó una mujer blanca y le dijo a Julián Gil que era mejor que la borrara porque eso iba a atraer gente de raza negra a los predios del lugar”, recordó Héctor, quien quedó trastocado hasta el día de hoy con aquella escena.

Otro momento triste fue cuando supo que por primera vez alguien había vandalizado una de las obras. Se trató de la bandera de Guayanilla que, posteriormente, fue restaurada.

Mientras, hay murales que han sido borrados por otras razones que no están al alcance de Héctor, como ocurrió en Luquillo, donde la bandera fue sustituida por otro mural que decora un negocio privado.

“En Luquillo a mí me llamaron para ver si podía retocarla, pero es algo que yo no puedo hacer ni en Luquillo, ni en ningún otro municipio porque se atrasa el proyecto. Entiendo que queda de parte de cada municipio darles mantenimiento a los murales. Y así ha ocurrido en muchísimos pueblos. Yo siempre he dicho que lo que ocurra con las banderas es un reflejo de lo que hacen los alcaldes en los municipios. Este es un proyecto gratuito, que atrae turismo y ellos pueden mantenerlo. El ejemplo claro lo tenemos en Cidra... esa bandera siempre la mantienen bella”, explicó.

Lo que es innegable es que el proceso ha sido gratificante para Héctor, quien recibe apoyo incondicional de su compañera, Jeannette “Jiny” López, encargada de todos los trámites de logística y permisología.

¿Lograste tu objetivo? , le preguntamos a quien está a ley de pintar la bandera en dos pueblos para finalizar su meta.

“Definitivamente, logré más que mi objetivo. Al principio era sanar las heridas por la pérdida de mi hermano. Pero ese proceso de sanación, también sanó a otras muchas personas. Es mucha la gente que me ha dado las gracias porque este proyecto les ha ayudado en sus pérdidas. Eso para mí ni siquiera tiene valor. Es lo más importante. Por eso cuando llegue el momento del cierre, en Carolina, me gustaría que fueran esos voluntarios que han participado en el proceso. Es algo que me voy a disfrutar mucho y para el que tengo mucha motivación”, puntualizó.

Datos curiosos sobre el proyecto

  • “78 pueblos, una bandera” es un proyecto que nace en 2014, pero se concreta en 2016 por el artista Héctor Collazo Hernández, quien descubrió que integrando el arte y el turismo interno podía liberar la tristeza y depresión que lo agobiaba tras la súbita muerte de su hermano adolescente, quien se suicidó.
  • El proyecto se ha llevado a cabo en 76 pueblos y dos ciudades de Estados Unidos: Miami (Florida) y Boston (Massachusetts).
  • Una cisterna en Orocovis fue el lienzo para plasmar la primera bandera. En aquel momento, un 3 de agosto de 2016, acompañó al artista su abuelo Héctor Collazo.
  • Héctor tenía 500 seguidores en Instagram y 1,000 en Facebook cuando inició el proyecto. Hoy día cuenta con más de 100,000 en Instagram y más de 200,000 en Facebook.
  • Cidra fue el pueblo donde se hizo la primera bandera con un atractivo adicional: unos columpios.
  • Añasco fue el primer municipio donde se agregó iluminación al mural.
  • Moca fue el pueblo donde ocurrió una lamentable controversia luego que el alcalde del municipio (José “Kiko” Avilés) se opusiera a la obra por entender que la bandera incitaba a la independencia si se pintaba el triángulo con el azul celeste, el cual es el verdadero tono de la bandera original. Luego de dialogar con el jefe de ayuntamiento se llegó al acuerdo de darle tres tonos de azul al triángulo, pues Héctor quería establecer que el proyecto “no tiene nada que ver con política”.
  • En Santa Isabel la bandera se hizo en mosaico, dándole un vistazo diferente al resto de las obras.
  • En la capital de Puerto Rico, San Juan, se realizó inicialmente una bandera negra que el artista pintó en un área de la barriada La Perla. En aquel momento Héctor quiso mostrar “solidaridad” con el movimiento colectivo y de pueblo que exigía la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló en aquel inolvidable verano de 2019. Posteriormente, tras la renuncia del gobernante, regresó a La Perla y pintó la bandera con sus colores originales.
  • Humacao tuvo también su mural. De hecho, fueron cinco las banderas que se realizaron en el municipio: tres con los diversos azules que algunos grupos le asignan al triángulo, una dorada en honor a la victoria olímpica de la tenista Mónica Puig y una negra como símbolo de lucha del pueblo puertorriqueño. Lamentablemente, el proyecto quedó destruido con el paso del huracán María.
  • La bandera que ubicaba en Luquillo, cerca de la playa La Pared y el casco urbano, tampoco existe pues la borraron y, en su lugar, hicieron un mural que decora un negocio privado.
  • Luego de una larga batalla legal por mantener la identidad nacional de la diáspora puertorriqueña en el restaurante “La Placita”, en Miami, el actor y empresario Julián Gil tuvo que borrar el mural de la bandera que Héctor -junto a parientes- pintó en la fachada del edificio en el 2018. Los opositores alegaron violación al código de la ciudad, pero el artista siempre lo percibió como un acto de racismo a los latinos.
  • Dorado, la bandera #76 que engalana el proyecto, es la única que está realizada completamente en madera. La estructura mide 30′ x 16′ y está ubicada en el restaurante El Caracol.
  • Cabo Rojo y Carolina, en ese orden, son los pueblos que finalizarán el proyecto “78 pueblos, una bandera”. Héctor prevé que ambas obras se realicen antes de que finalice el año. El artista vislumbra un cierre por todo lo alto.

En números

76: Los que -hasta la fecha- ha visitado Héctor Collazo para realizar el proyecto “78 pueblos, una bandera”.

6: Los años que lleva el artista completando la iniciativa.

936: Las horas invertidas en las labores de pintura para el total de obras realizadas.

312: Las pailas de pintura aproximadas que se han utilizado para completar todas las obras. Esto es el equivalente a 1,560 galones de pintura, considerando que se trata de pailas de cinco galones.