Lajas. Como si se tratara de un experto en temas agrícolas, el niño de 9 años Derek Manuel Martínez Avilés conversa con mucha elocuencia sobre las operaciones de la finca Hacienda Cabezona, cuyo dueño es su papá, el agricultor Víctor Martínez.

Con las botas puestas y una gorra que lo protege del sol, Derek Manuel describe lo que, a su corta edad, define como “lo que me gusta”.

“Mi parte favorita es cuando se siembra, porque a mí me gusta mucho trabajar y cuando siembras (las piñas) tienes que trabajar mucho… Aprendí de mi papá, él me ha enseñado todo. Cómo cortarla, cómo sembrarla, los abonos, todo eso”, dijo a Primera Hora el pequeño, quien siempre que tiene tiempo libre se escapa para ayudar a su progenitor.

Su sueño, asegura sin titubeos, es ser agricultor. De hecho, en un espejo de su cuarto, alberga un dibujo de lo que quiere desarrollar en su futura finca. La imagen muestra un terreno de “100 cuerdas” donde identifica el espacio en el que sembrará 40,000 piñas, además de plátanos, yuca, guineos, calabaza y zanahoria. También asegura que tendrá 25 toros, 50 lechones, gallinas y conejos.

“La agricultura es importante, porque sin ella no tendríamos alimentos. Porque con la agricultura es que salen los alimentos, sale todo, las carnes con la ganadería y todo eso. También, algunas de las medicinas salen de la agricultura, hay algunas que son de cannabis y eso es parte de la agricultura”, explicó el niño que comenzará a cursar el quinto grado.

Por cierto, con la ayuda de sus padres, Víctor y Jennifer Avilés, y de su hermana Victoria Jenice (15), Derek ya comenzó a criar lechoncitos que estarán a la venta, lo que representa su primera oportunidad de negocio.

“Yo nací en esto. Mi papá tenía piña de la cabezona y yo seguí. Me fui desarrollando poco a poco desde los 16 años por mi cuenta”, relató Víctor, de 46 años, quien adquirió su finca, localizada en la PR-306 en Lajas, en el año 2004.

La empresa es una familiar, ya que Jennifer se encarga de la contabilidad del negocio y del área de Recursos Humanos.

Idóneo para el cultivo

Las condiciones climáticas y el tipo de terreno que abunda en la Ciudad Cardenalicia son aliados para el cultivo de la pi؜ña, reiteró Víctor. Entre esos elementos mencionó que la tierra drena la lluvia correctamente, “porque a la fruta no le gusta el agua en exceso”, y la aridez de los suelos tipo “Mariana”, que se distinguen por ser arenosos.

Desafortunadamente, la variedad cabezona se extinguió en el municipio a inicios de la década del 2000 cuando un virus atacó la especie.

Se trató de una variante de la llamada “marchitez roja”, una de las enfermedades más destructivas que afecta este cultivo a nivel mundial, según el Servicio de Extensión Agrícola del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. Entre los síntomas típicos está el enrojecimiento de las hojas viejas y enrollamiento en los bordes.

Y, aunque la piña cabezona ya no se da en el área, Víctor la tiene bien presente hasta en el nombre de su hacienda, donde suele recoger de 70 a 80 mil plantas de piña anuales de la variedad MD-2, caracterizada por su aroma, su sabor y por tener una alta concentración de Vitamina C. Estas tardan de 15 a 18 meses desde la siembra hasta la cosecha.

Según Víctor, Lajas llegó a tener 500 cuerdas sembradas de piña; en la actualidad hay aproximadamente 60.

El agricultor, de cuya finca dedica 15 cuerdas al cultivo de la dulce y versátil fruta, dijo que distribuye la cosecha en mercados alrededor de la Isla y del Departamento de la Familia.

En las otras 45 cuerdas que posee, cría ganado de carne, los cerdos del negocio del pequeño Derek Manuel y siembra limones. Allí también está el hogar de esta familia.

Sobre el futuro del negocio, Víctor confía en los pasos que van dando sus hijos a tan temprana edad. El niño, indica, tiene mente empresarial, “no se encariña con los animales… y si hay que venderlo o sacrificarlo para carne, no tiene problemas”. Mientras que la jovencita, siente un gran amor por ellos.

“Él (Derek Manuel) está todo el tiempo detrás de mí, preguntándome el proceso de cultivo… Eso ha sido desde siempre. Él busca otras cosas, te da proyectos que se pueden desarrollar en la finca”, describe el orgulloso padre.

“Victoria, por su parte, tiene una vaca, ‘Lola’, y novillas, de las que se ocupa todos los días. Ella se encariña con los animales… creo que se inclina por estudiar algo más relacionado con ingeniería agrícola, después de todo”, reconoce satisfecho.

Quien desee contactar a Víctor Martínez por su finca Hacienda Cabezona, puede hacerlo llamando al (787) 317-7040.