Quebradillas.- No tienen la tarea más arriesgada en términos de su seguridad, pero cumplen la delicada misión de darles apoyo emocional a los familiares de los desaparecidos en el accidente aéreo y ayudarlos a enfrentar sus pérdidas.

Se trata de consejeros, religiosos y voluntarios que se encuentran en el área de búsqueda. Llegan desde temprano, calladitos, pero se mezclan entre los familiares para que sepan que estarán en el momento en que los necesiten.

También están pendientes de los rescatadores, quienes pueden desfallecer con las escenas de tragedia y dolor.

“Tenemos que estar ahí, al lado de ellos, apoyándolos, pero no interfiriendo porque hay que dejarlos expresar sus emociones”, dijo Carlos Muñoz, líder de grupo de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca).

El consejero en crisis, Elpidio De Jesús, dijo que las familias y trabajadores pueden presentar síntomas de ansiedad, depresión, desamparo, frustración y temor a los accidentes.

“Nosotros estamos allí para que esos síntomas no pasen a ser condiciones”, dijo De Jesús tras señalar que familiares y trabajadores del rescate los han recibido de buen ánimo.

El primer día hubo resistencia entre los familiares, pero según se han resignado a la pérdida, lo han aceptado.

Eugenio Ayala viaja todos los días desde Luquillo. Su compañera de la Cruz Roja, María Feliciano, viene desde Bayamón porque piensa que con su trabajo voluntario ayudan en un momento de gran dolor.

Asimismo, el capellán Juan Beltrán Cruz, del Ministerio de Capellanía Fe y Esperanza, ha estado todos los días en apoyo, desde las necesidades más básicas como llevarles un vasito de agua a familiares o trabajadores, hasta conversar para que su fe no decaiga.