Quien sienta alguna inconformidad con el precio de los productos en los mercados agrícolas familiares, incluyendo a beneficiarios del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), sepa que puede acudir ante cualquiera de los oficiales del Departamento de Agricultura o el Departamento de la Familia que están presentes en estos eventos y establecer su queja.

Así lo indicó el agrónomo Jorge Quiles Maldonado, administrador de la Administración de Empresas Agropecuarias (ADEA), bajo la cual recae la coordinación y organización de los Mercados Agrícolas junto a la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia (ADSEF), mientras explicó y defendió el mecanismo bajo el cual se desarrollan estas actividades.

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De manera similar, Héctor Cordero, expresidente de la Asociación de Agricultores, hizo un llamado al público a llevar cualquier reclamo que tengan ante los oficiales de las agencias de gobierno, al tiempo que también defendió el sistema de los mercados agrícolas familiares, asegurando que, si no fuera efectivo, no estaría funcionando ya por una década.

La exhortación al público ocurre luego que se volviera viral un video en el que una persona deja saber su enojo por el precio de un paquete de café en uno de estos mercados agrícolas familiares, cuestionando cómo ese paquete cuesta $7 allí, cuando su precio es de $4.59 en el colmado o el supermercado.

Cuestionamientos similares se han producido también en torno a los precios de frutas y vegetales.

Cabe resaltar que muchas de las personas que acuden a esos mercados agrícolas familiares son beneficiarios del PAN, lo que incluye a mucha gente de edad avanzada y de recursos bastante limitados. Según establece ese programa, los beneficiarios cuentan con al menos el 4% de los fondos que reciben mensualmente para consumir productos a la venta en estos mercados agrícolas familiares, que no se pueden utilizar para adquirir mercancía similar en otros puntos de venta como colmados o supermercados.

Sin embargo, Quiles explicó que los precios de los productos en los mercados agrícolas familiares “se fijan tomando un promedio mensualmente de los precios que hay en el mercado. Nosotros tenemos un personal que visita las diferentes cadenas y supermercados, se toman los precios a los que se están vendiendo las cosas en esas cadenas y en esos supermercados, y se hace un promedio. Tú visitas cuatro o cinco cadenas, a cómo está tal producto, pues se saca un promedio y ese es el precio promedio que se establece para ese mes”.

“Claro está, volvemos a lo mismo, una cosa es un producto importado que un producto de acá de Puerto Rico. Ahí siempre va a haber una diferencia mínima aquí tal vez en costo. Pero sí, los precios se establecen por un promedio de venta en lo que hay en el mercado”, detalló el agrónomo, recordando que todo lo que se vende en los mercados familiares es producido aquí en la Isla, ya sea por el propio agricultor o por otro agricultor local que le suple alguno de esos productos.

Cordero confirmó que, en efecto, el agricultor “tiene que demostrarle al inspector antes de ir al mercado que todo el producto que está vendiendo es cosechado en su finca o es adquirido en fincas de otros agricultores”, lo que se hace a través de varias verificaciones, como las facturas de compra.

No obstante, en el caso particular del precio del café, Quiles explicó que “hay una diferenciación de producto. Lo que nosotros compramos en el supermercado y se mercadea en el supermercado normalmente son 8 onzas y 14 onzas. Lo que se ve en el video (y que se vende en los mercados agrícolas) es un café de 16 onzas”.

Además, abundó, hay otra diferencia importante pues, incluso si se trata de la misma marca de café, “en el supermercado se vende lo que llamamos en el argot de nosotros los llamados ‘blend’, que son cafés mezclados con café de Puerto Rico y café importado”, lo que redunda en que se pueda ofrecer a un precio menor.

“En el caso del mercado familiar, además de que son 16 onzas, es café 100% de Puerto Rico, que obviamente es un poco más caro que el café importado. Ahí es donde está la diferenciación en el caso del café”.

Mientras, Cordero agregó que, la historia detrás de la diferencia de tamaño de las bolsas de café responde a que, en un momento dado, había gente que iba al mercado agrícola familiar y compraba el café para después revenderlo a mayor precio en otro lugar.

“Eso sucedió hace 10 años, y entonces, para poder diferenciar, y si alguien se quería pasar de ganso, si en un colmado se encuentra que se está vendiendo café de 16 onzas ya se sabe que ese café es de mercados familiares y que el dueño del colmado hizo algún chanchullo”, comentó.

“Y quizás el consumidor ni se da cuenta ni lo sabe, y forma un ‘issue’, pero te están dando un producto de mayor calidad, porque así lo requiere el programa, y te están dando un volumen mayor”, indicó.

En todo caso, Quiles afirmó que su agencia está llevando a cabo “visitas sorpresas” a los mercados agrícolas, “porque lo que es inaceptable es que se cobre por encima de los precios que ya están establecidos”.

“Cada carpa tiene un listado de precios, además de que los precios tienen que estar puestos en cada una de las divisiones de los productos. O sea, que la persona va y tiene la lista en la esquina de la carpa, pero también tiene el precio en donde la persona escoja el producto como sucede en los supermercados”, indicó.

“Como Departamento de Agricultura, sí, nuestro deber ministerial esa ayudar a los agricultores. Pero es totalmente inaceptable que se cobre un precio por encima de lo establecido. Y ahí es donde hemos tenido que tomar cartas en el asunto, no por las noticias, sino porque estamos constantemente visitando. Y también nuestros inspectores están en los mercados familiares. Ellos nos hacen informes, y de acuerdo a esos informes actuamos”, insistió.

Explicó que el reglamento del programa “nos faculta incluso para someter multas que comienzan desde $500 hasta $10,000 de acuerdo a la infracción que el agricultor cometa”.

“Nosotros estamos pendientes, estamos velando, en la calle, verificando que a nadie se le cobre injustamente. Y vamos a proceder, ya en el pasado se ha hecho, se han dado suspensiones a personas que se han tomado vendiendo a sobreprecio”, afirmó.

“Y cualquier persona que vaya a un mercado, le hacemos la invitación de que hay un personal que está identificado con su camisa que dice inspector, que se acerquen a nuestros inspectores y que traigan las situaciones para que nuestros inspectores puedan tomar cartas en el asunto y obviamente hacer lo que tengamos que hacer para que estas situaciones se desaparezcan del todo”, insistió.

Además de los inspectores disponibles en el mercado familiar, las personas también se pueden comunicar con ADEA al 787-304-5350 para hacer su denuncia. Quiles subrayó que es “bien importante” que identifiquen el nombre del quiosco en el cual tuvieron la irregularidad. En la carpa, donde están los permisos, pueden verificar el nombre del quiosco.

“Mi exhortación es a que visiten obviamente los mercados, que continúen patrocinando los mercados familiares, pero si en algún momento sienten ven o sienten que están siendo tratados de una manera que no es la correcta, ya sea en precio o calidad, inmediatamente se acerquen a nuestros inspectores para nosotros tomar cartas en el asunto y poder adjudicar las responsabilidades, porque lo que queremos es que el país tenga la certeza de que le estamos dando un producto de calidad y a un precio justo para el consumidor y justo también para el agricultor”, invitó el agrónomo.

En otros detalles del funcionamiento de los mercados familiares, el agrónomo comentó que son “un proyecto que pertenece al Departamento de la Familia”, que es la agencia que maneja el PAN, y se desarrolla a través de un acuerdo de entendimiento con el Departamento de Agricultura, que “les certifica a los agricultores y da todo el trabajo de inspección en los diferentes mercados que se celebran a través de la Isla”.

Para ser certificados “tienen que ser agricultores bona fide, lo que significa que tienen que ser personas que tengan una finca, que la estén trabajando, que tengan un mínimo de tres productos sembrados en producción”.

En cuánto a cómo se asignan a los diferentes pueblos donde se lleve a cabo el mercado, explicó que se hace “un sorteo. Se asignan de acuerdo a los pueblos de residencia y los tamaños, pues hay agricultores que son agricultores pequeños y quizás ese no puede ir a un mercado en un pueblo grande. Y así se hace ese sorteo, de acuerdo a los tipos de agricultores que tenemos, que son grandes, medianos y pequeños”.

Agregó que los agricultores que participan en el mercado no tienen que hacer ningún pago ni a Agricultura ni a Familia “ni por ser certificados, ni por estar en el mercado, ni por sus ventas, ni nada”, aunque sí tienen que pagar por unos permisos para establecer su quiosco, por ejemplo, al Cuerpo de Bomberos, como lo tendría que hacer cualquier otro negocio similar.

Tras recordar que el cliente siempre tiene derecho a verificar el peso del producto, y que se haga ese pesaje correctamente, subrayó que todas las pesas en los mercados familiares se verifican por los inspectores para asegurarse que están certificadas por el Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO).

Por su parte, Cordero explicó que los agricultores en general están satisfechos con el mercado familiar y los mecanismos que usa para sus precios y agregó que las quejas que han tenido “mayormente han sido hacia el asunto de la logística”, pues consideran que en ocasiones se ponen más agricultores de los que puede sostener un punto de venda, y viceversa, en otros lugares con más público han tenido pocos vendedores.

El expresidente de la Asociación de Agricultores agregó que, en casos de situaciones con compradores molestos, lo que se recomienda es dirigir a la persona “a la carpa del gobierno donde están los oficiales del Departamento de Agricultura y el Departamento de la Familia, para que se queje allí”. Agregó que ha habido algunos casos de agricultores “que se han puesto pico a pico con personas y el Departamento de Agricultura los ha castigado, los lleva a una vista administrativa, y muchos de ellos han perdido la licencia para participar en el programa. Si quieren vender se lo tienen que vender a otro agricultor”.

Sin embargo, aseguró que incidentes de quejas airadas como el que se volvió viral, “eso no es la norma. El 99% de las personas entiende o está satisfecho, porque si ya el programa estamos hablando que tiene cerca de 10 años, y ha perdurado todo ese tiempo, inclusive postpandemia volvió otra vez, es porque el tiene una aceptación por parte del consumidor”, afirmó.