El cáncer de próstata -además de ser el más diagnosticado entre hombres en Puerto Rico- es la causa principal de mortalidad por esta enfermedad en el género masculino, lo que ha provocado que científicos de la Isla se unan para estudiar los factores de riesgo que impactan el desarrollo letal de esta condición entre los puertorriqueños.

El último Registro Central de Cáncer de Puerto Rico refleja que para el 2018 se sumaron 3,433 casos nuevos de cáncer de próstata en la Isla y, de acuerdo a los datos, para esa fecha murieron 465 hombres a causa de la enfermedad.

Y aunque la información es alarmante y hay hallazgos epidemiológicos conducentes a que dentro de los grupos de hombres hispanos con cáncer de próstata en Estados Unidos, los puertorriqueños tienen la mortalidad más alta, lo cierto es que hay otros factores genómicos y moleculares que hay que reevaluar para descifrar qué realmente causa esta enfermedad a los boricuas y cuáles son los factores que provocan esos riesgos.

Así lo explicó a Primera Hora el doctor Jaime Matta, investigador y catedrático de Ciencias Básicas en la Ponce Health Science University, quien junto a un equipo de otros veteranos científicos iniciaron hace un año una investigación sobre el cáncer de próstata letal en la Isla, un proceso que se lleva a cabo mediante un subisidio de $1,175,000 otorgado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos a través del Prostate Cancer Research Program.

La investigación cubrirá tres áreas: genómica, molecular y alcance comunitario. El objetivo principal de este último componente es identificar las barreras socioculturales que impiden la detección temprana de esta enfermedad.

El primer año del estudio interdisciplinario -previsto a completarse en el 2024- culminó el pasado mes de julio y entre los hallazgos preliminares se destaca que se encontró que en 55 pacientes con cáncer de próstata estudiados, el 59% tenía unos niveles bajos de reparación de ADN.

“Nuestro ADN se daña todo el tiempo y no todas las personas reparamos el ADN igual y eso es un factor importante de riesgo y se ha demostrado con otros cánceres”, relató Matta, quien lleva 24 años estudiando la reparación de ADN y su impacto en otros tipos de cancer, como el de piel y el de seno.

“Esto para nosotros fue bien revelador, porque nos dice que aquí hay algo ocurriendo. Y a lo mejor podemos desarrollar una prueba de sangre para detectar la enfermedad antes que le dé a uno... ese sería el plan a largo plazo”, determinó al señalar que esos primeros hallazgos fueron publicados en la prestigiosa revista Cancers.

Otro de los objetivos del estudio es analizar la parte genómica de los tumores de hombres que han sido diagnosticado con cáncer de próstata en Puerto Rico. “Este cáncer se caracteriza por un crecimiento lento y eso es una buena noticia, porque la sobrevida es de un 95%. Pero también hay un tipo de cáncer de próstata letal y ese es de crecimiento rápido y agresivo... en ese nos estamos enfocando. No sabemos bien cómo se desarrolla este tipo de cáncer. Sabemos que es más común en hombres afroamericanos en Estados Unidos y en hombres que tienen ancestría del Caribe, que incluye a los hombres de aquí. Otra cosa que sí sabemos es que el factor de riesgo más importante para el cáncer de próstata es la edad. Mientras más edad, más riesgo tiene uno”, acotó Matta al añadir que 6 de cada 10 hombres con cáncer de próstata son personas mayores de 65 años.

En ese sentido, el estudio busca comparar los tumores de cánceres agresivos con los indolentes, que es el más lento y típico. “Queremos estudiar los genes en esos tumores de cáncer de próstata para ver si encontrampos algún o algunos (genes) que aumenten el riesgo de susceptibilidad a ser agresivo”, expuso el científico al insistir en que “estamos realmente en una zona no estudiada a nivel de Puerto Rico y Estados Unidos”.

Los análisis genómicos y moleculares van atados a un estudio minucioso de la patología de esos hombres a los que les ha dado cáncer de próstata. Este proceso se lleva a cabo mediante un cuestionario que recoge 250 variables que buscan indagar el historial clínico de cada paciente.

“La idea es entonces tratar de ‘matchear’ (parear) lo que vemos molecularmente con lo que vemos epidemiológicamente... estamos haciendo una ancestría a estos hombres”, acotó Matta.

Maunabo, Patillas y Las Piedras

Explicó que el alcance comunitario se enfocará en tres comunidades: Maunabo, Patillas y Las Piedras. ¿Por qué esas tres?

“Primero, porque no tenemos fondos para estudiar todas las comunidades, aunque quisiéramos. Y lo otro es porque estas comunidades cuentan con dos requisitos: hay una alta mortalidad de cáncer de próstata de acuerdo al Registro de Cáncer de Puerto Rico; y lo otro es que tienen una alta ancestría africana”, precisó al explicar que hay perfiles epidemiológicos que confirman una alta incidencia de casos de este tipo de cáncer en este grupo demográfico.

“Lo que creemos es que es posible que ahí haya más prevalencia del cáncer de próstata letal o agresivo. Estamos escuchando lo que la comunidad nos dice. Este objetivo es importante, porque no todo es genómica. El cáncer es una enfermedad compleja que no se puede explicar con un solo factor. Ya sabemos que la edad es un factor, pero hay que ver el historial familiar y eso se está corroborando. Para que tengas una idea, si un familiar como padre, hermano o tío tuvo cáncer, las probabilidades de desarrollar cáncer de próstata se duplican y ese riesgo aumenta si el caso es un hermano, luego un padre y luego un tío, en ese orden que lo acabo de mencionar. Y aumenta aún más si más de un familiar padece la enfermedad”, puntualizó el catedrático.

Recalcó que hay factores controlables y otros que no lo son y aumentan los riesgos de la enfermedad. Por ejemplo, entre los controlables está la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol excesivo. En cambio, entre los no controlables están la exposición a ciertas sustancias químicas, infecciones de transmisión sexual o haber sufrido prostatitis, entre otras.

¿Qué es lo próximo?

El doctor Matta explicó que el segundo año del estudio científico se centrará en varias fases, entre estas realizar intervenciones educativas en las comunidades seleccionadas a fin de prevenir el cáncer de próstata en esa población.

“Este año número dos vamos a ir en unidades móviles a las comunidades con urólogos para hacer clínicas de cernimiento gratuitamente a los hombres que quieran, se les va a medir el marcador de riesgo de cáncer y vamos a ver qué podemos lograr en esas comunidades. Sobretodo, romper con los mitos que existen”.

Explicó que la prueba de cernimiento para el cáncer de próstata incluye que un médico pueda palpar, introduciendo un dedo por el recto, si la próstata está normal o hay alguna anormalidad, como una masa. Un médico entrenado puede detectar cualquier irregularidad junto con otros síntomas que el paciente manifieste.

“El mito es que estamos en una cultura de machismo, del chistecito y eso no falla. Nuestra meta es que esto sea tan normal como lo es para las mujeres hacerse la mamografía o el papanicolaou”, dijo al insistir en que los hombres deben hacerse la prueba a partir de los 50 años o de los 40, en caso de que haya historial de cáncer familiar.

En cuanto a los otros objetivos, el plan es conseguir aumentar los grupos de pacientes para evaluación.

“El plan es conseguir por lo menos 100 tumores para las pruebas genómicas y al menos llegar a 155 pacientes a los que podamos coger muestras de sangre para lo de la reparación de ADN”, indicó al explicar que muchos de los pacientes llegan a través de la oficina del urólogo Ruiz Deyá y de Urocentro del Sur.

A largo plazo, la investigación pretende facilitar el acceso al cuidado de la salud, llevando una clínica móvil con urólogos y profesionales de la salud a tres comunidades de ascendencia africana en Puerto Rico, para educar sobre la importancia de la prevención y la detección temprana como estrategias efectivas para reducir la cifra de muertes a causa del cáncer de próstata. Este esfuerzo busca ser un modelo para otras comunidades de ascendencia Hispana en Puerto Rico y todo Estados Unidos con alto riesgo de cáncer de próstata letal.