Estar a cargo del embalsamamiento de ellos lo tomó por sorpresa y ¡de qué manera! Y, definitivamente, cada uno representó un gran reto profesional, porque si de algo era consciente Víctor Díaz Carmona es que captarían la atención pública.

Y así mismo ocurrió. Tanto los famosos muertos en la motora, como los que le prosiguieron -uno al volante de una ambulancia, y el que se expuso sentado y vestido como el líder revolucionario Ernesto “Che” Guevara- llamaron la atención de la prensa local e internacional.

La novedad de velar a una persona fuera del ataúd causó conmoción en la Isla. Pero el primero en impresionarse fue precisamente el hombre que embalsamó a estos tres hombres.

“Cuando me llamó Elsie Rodríguez, la directora de la Funeraria Marín (empresa que ha estado a cargo de los tres velorios extravagantes), no lo podía creer. Me tomó por sorpresa porque era una cosa que yo no había realizado”, recordó sobre el primero de los casos que trabajó, el de David Morales Colón, un muchacho de 22 años que murió asesinado y había pedido que lo velaran montado en su motora.

“De los tres, ése es mi preferido. Es que parecía que estaba en el aire”, dice, admirando su obra y aclarando que el proceso de embalsamamiento de estos cadáveres se realizó de la misma forma que se hace con los otros muertos.

“No hay fórmulas mágicas ni especiales, como se ha dicho. Aquí todo se hace bajo ley. Claro, hay unas estrategias en el proceso para lograr que se vea real”, dijo, y se abstuvo de hacer más comentarios, pero dejando entrever que en el proceso de montaje está la clave.

“Yo preparo el cuerpo y en la funeraria planifican cómo lo van a colocar. Ellos buscan las estrategias y yo los ayudo. Estoy presente cuando se lleva a cabo el proceso”, dijo siendo cuidadoso de no dejar escapar esos truquitos que hicieron ver los cadáveres tan reales, que hasta la prensa de Estados Unidos y de países de Suramérica todavía llaman a la funeraria, anonadados.

El caso de Filiberto

Aunque los muertos cuyos cuerpos fueron velados de una forma no tradicional pusieron a prueba su creatividad, fue el caso del líder del Ejército Popular Boricua- Los Macheteros Filiberto Ojeda Ríos, el que más orgullo le provoca.

Víctor recuerda que ese 24 de septiembre de 2005 estaba embalsamando un cadáver cuando recibió una llamada de la Funeraria Escardille en la que le notificaban que querían que él preparara el cuerpo del líder machetero, quien fue asesinado el día antes, día del Grito de Lares, a manos de agentes del FBI.

“No lo creía... Recuerdo que el cuerpo llegó del Instituto de Ciencias Forenses a las 11:00 de la noche y a esa hora empecé a trabajar con él”, rememoró.

Víctor cuenta que estuvo toda la madrugada trabajando con el cadáver de Ojeda Ríos. Recuerda que le impactó mucho cuando lo vio.

“Estaba bien malito... ya estaba en estado de fermentación, con los primeros síntomas de descomposición”, dijo, al expresar que tenía un impacto de bala en su cuerpo. Fue a causa de ese tiro mortal que Ojeda Ríos se desangró.

“El impacto de bala era en la clavícula derecha... debido al estado en el que estaba -había perdido mucha sangre-, tuve que hacerle inmediatamente la inyección arterial. Luego se trabajó hipodérmicamente y, por último, superficialmente”, dijo en referencia a la solución química que se pone en el organismo para preservar el cuerpo.

“Luego lo bañé y lo vestí... llevaba una guayabera blanca, un pantalón negro y un amuleto en el cuello”, dijo sobre su obra maestra. “Nunca conocí a su familia, pero espero que les haya gustado como lo preparé”, anheló.