Amenazada Culebra por el desarrollo

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Culebra. La Ley 66 de 1975 Para la Conservación y Desarrollo de Culebra establece que el desarrollo de proyectos en la isla está regido por unas reglas de planificación especial que realzan la importancia de establecer tierras para conservación, uso agrícola y de aprobarse construcciones, éstas deben ser de baja densidad, acordes con el entorno natural.
Sin embargo, el Gobierno actual parece que va a dar luz verde al proyecto Villa Mi Terruño de Culebra Resorts Associates y al desarrollador Manuel Dubón, propuesto para el barrio Sardinas II, con Ensenada Honda al norte y el pasaje de Vieques al sur. Y la Autoridad de Conservación y Desarrollo de Culebra(Acdec) no se ha opuesto.
Para la líder de la comunidad culebrense Digna Feliciano, Villa Mi Terruño “no tiene cabida en Culebra. Es una ciudad dentro de la isla, es un mundo aparte que no va de acuerdo a la idiosincrasia del pueblo. Además de que nuestra infraestructura no lo va a aguantar. Y de los ecosistemas ni hablar”.
Primera Hora visitó el área donde está propuesto el proyecto. Es una zona de indudable belleza y valor ecológico. El mar cobija colonias de corales hermosos y delicados. Así mismo lo confirmó el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales(DRNA) en una carta interna de la Secretaría Auxiliar de Permisos y Servicios Especializados con fecha del 12 de noviembre de 2008.
En ese momento, el DRNA estableció que el proyecto, que combina viviendas, cabañas, apartamentos y áreas de servicios, está considerado para un área que es hábitat esencial de especies en peligro de extinción.
En la carta de 2008, el DRNA estableció que el proponente omitió información relacionada con la flora y la fauna que sería también impactada, como el pájaro bobo menor, la rolita, la reinita, el garrapatero y el pitirre, entre otras aves.
“Estamos hablando de un área que es muy propensa a erosión y que puede haber deslizamientos. La sedimentación de las escorrentías que llegará al mar será un daño irreparable sobre los corales Acropora palmata y las praderas de yerbas marinas claves para el manatí. Villa Mi Terruño no tiene cabida en la sociedad de Culebra”, planteó la líder del grupo ambiental Coralations, Mary Ann Locking.
Otro de los asuntos que recalcó el DRNA es la delimitación de la zona marítimo-terrestre al norte y al sur, que urgía para delimitar el bien de dominio público. El DRNA determinó que la compañía desarrolladora no suministró información suficiente sobre el impacto ambiental posible.
Así las cosas, se exigiría al proyectista presentar un estudio detallado de flora y fauna, la identificación de sistemas ecológicos sensitivos a impactarse en el bosque seco subtropical, planes para evitar la sedimentación al abrir caminos, cómo se dispondrá de las aguas usadas y escorrentías, plan de manejo para las especies en peligro de extinción y que estableciera cómo cumplirá con la política pública del Programa de Manejo de Zona Costanera de Puerto Rico.
En la inspección anterior a esa carta el DRNA se topó con caminos en tierra y sistemas de erosión y sedimentación que no estaban instalados adecuadamente.
El documento sometido ante la agencia no detallaba información sobre las conexiones de agua potable que satisfaciera su demanda, tampoco de alcantarillado, según consta en una comunicación entre el DRNA y la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, en el 2007.
Incluso se advirtió del peligro de construir en la topografía escarpada.
Un año más tarde -2009-, bajo la administración Nuevo Progresista, en una misiva del 5 de noviembre, la misma división del DRNA indicó que en documentos radicados el 19 de octubre de 2009, con menos de un mes para revisarlos, el Gobierno entiende que Dubón cumplió con los requisitos y que minimizará los impactos al ambiente en el área. Se dio luz verde al proyecto.
Mapas suministrados a Primera Hora demuestran que el área donde está propuesto Villa Mi Terruño es rica en yacimientos arqueológicos, además de que en la zona todavía pudiera haber municiones militares de cuando la Marina norteamericana practicaba en la isla, lo que cesó en el 1975.