No es nada nuevo escuchar a las personas recitar la frase “es que antes todo era mejor”. De hecho, es hasta cierto punto trillado, pero tres entrevistados por Primera Hora tienen razones de peso para añorar los días de Reyes de su infancia.

Para Ana Peraza, José Ramón Sánchez Rivoleda y Eufemia Teasa, la celebración del día de la Epifanía o de los Tres Santos Reyes en tiempos modernos en nada se compara a cuando ellos se criaban en un campo de Cupey, una barriada de Río Piedras y un barrio de la República Dominicana hace unos 45 o 50 años atrás.

Según estos tres personajes, la inocencia que exhibían los niños en aquella época ya no se puede encontrar en la niñez actual.

Juguetes hechos a mano, sobre todo en madera, muñecas de trapo, jax, trompos y canicas eran algunos de los artefactos dejados debajo de las camas de los niños. Era una sorpresa porque recibían lo que sus padres podían conseguir, y con lo que recibían eran felices. A diferencia de tiempos modernos cuando los adultos se vuelven locos, yendo de tienda en tienda buscando ese juguete de moda que todos los demás quieren y que hacen que los días previos a la celebración se vuelvan, en ciertos casos, una tortura para encontrar el muñeco que quiere el nene o el juego de vídeo.

Para Sánchez Rivoleda la comercialización de la fecha es la culpable de que la tradición se esté volviendo un día de compras más que una celebración.

“Me da pena cómo se le ha quitado la inocencia a los niños. Todo el sistema tiene la culpa. Ahora es una época comercial, todo es un negocio”, dijo el ex trabajador social.

“Los padres también tienen la culpa porque le permiten a los niños tener aspiraciones que no son reales y después están cogiendo fiao o pagando con las tarjetas”, agregó.

Por eso en nada cambian aquellas tardes de recoger grama y esperar con ilusión el regalo de los Santos Reyes.