Archivero de sueños

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Cosas del destino. Nació y se crió en un ambiente que tenía como eje central figuras destacadas de la vida puertorriqueña. Desconocía entonces que, al llegar a la edad adulta, el destino le llevaría a perpetuar en un archivo, para la presente y futuras generaciones, documentos, voces e imágenes de la historia contemporánea del país que vivió de primera mano.
Desde niño, la figura de Julio E. Quirós Alcalá era familiar en los predios donde hoy se levanta la Fundación Luis Muñoz Marín (FLMM) y donde está enclavada la casa que habitaron el fallecido ex gobernador Luis Muñoz Marín y su esposa, Inés María Mendoza, también fenecida.
“Cómo mi papá (Julio E. Quirós Rosa) trabajaba aquí, en las escoltas, siempre me fue familiar. Lo conocía, lo caminaba, conocía a las personas que frecuentemente visitaban la residencia. Era una experiencia interesante. Básicamente, era parte de nuestra vida diaria aquí”, recuerda con nostalgia el director del Archivo de la FLMM, quien nació en San Juan el 10 de octubre de 1965, un año después de que su padre comenzara a trabajar para Muñoz Marín en La Fortaleza.
Quirós Rosa, quien falleció en 1993, fue también escolta de Muñoz Marín durante los dos años de autoexilio que el ex gobernador vivió en Europa y estuvo con él hasta su muerte en abril de 1980. Siguió acompañando a doña Inés hasta su deceso diez años más tarde, en 1990, para luego servir a la hija menor de ellos, la ex senadora Victoria Muñoz Mendoza, durante su campaña a la Gobernación en 1992.
De hecho, en julio de 1972, “Julito” y su mamá, Judith Alcalá, también vinculada por años a la FLMM, decidieron visitar a don Julio en España, donde permanecieron los Muñoz unos meses antes de regresar a Puerto Rico en octubre para integrarse a la campaña a la Gobernación de Rafael Hernández Colón, en la histórica concentración de Plaza Las Américas.
“Ahí pude conocer, tener más intimidad con Muñoz y doña Inés... A mí me pareció extraordinario que estas personas tan importantes pudieran ser tan sencillas. Eso me impactó muchísimo”, dijo al rememorar esos momentos, conservados en una foto junto a sus padres con Muñoz y su hija Viviana, también fallecida.
Victoria, la menor de los Muñoz, resume el sentimiento diciendo: “Quién iba a decir que ese muchacho iba a ser director de los papeles que mi padre estaba tratando de organizar”.
En el simbólico bohío de la FLMM, “Julito” recibió a Primera Hora para explicar, en medio del verdor del escenario en que se crió, que precisamente fueron ese entorno, sus moradores y sus visitantes, los que formaron parte de “un proceso accidental que, sin yo saberlo, me fue preparando para lo que luego vendría a ser, director del Archivo... Se fueron acumulando vivencias de todos esos años”.
Cuando Muñoz murió, Julito, que tenía 15 años, comenzó a asistir a más actividades con doña Inés y a establecer “una relación no solamente de amistad sino también de interés por lo que había hecho, interés por la vida de Muñoz, interés por lo que ella custodiaba...”.
En 1985, cinco años después de la creación de la FLMM, Quirós Alcalá comenzó sus estudios universitarios y simultáneamente empezó a laborar en la Fundación como archivista auxiliar. Obtuvo un bachillerato en Historia de Europa y de América Latina del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y de 1989 al 1996 tomó cursos conducentes al grado de Maestría en Historia en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. En 1997 se convirtió en director del Archivo.
Sus vivencias, participación, acercamiento con la familia Muñoz, ¿despertaron su interés por todo este bagaje histórico que estaba ahí?
Fui influenciado por mi papá, que era un historiador frustrado, un humanista frustrado, como le decían muchos profesores de la Universidad. Tenía amplio conocimiento de los temas europeos y de la historia de Puerto Rico. Eso me despertó mucho interés, así como el tema de la conservación de todas esas vivencias y experiencias, tanto por documentos como materiales audiovisuales para poder ser utilizados por futuras generaciones.
“Ése ha sido mi norte, a través de nuestro trabajo, que los puertorriqueños puedan tener un lugar donde hacer sus investigaciones, estudios, de forma abierta, libre de cualquier tipo de atadura y que pueda servir para dilucidar, aclarar temas de historia de Puerto Rico que en este momento se conocen muy poco”, consignó.
En Puerto Rico se encuentran en pañales los estudios formales de archivista. No existen escuelas, hay cursos de educación continuada, talleres, seminarios. Quirós Alcalá reconoce que fue “de la mano” de la fallecida Aida Caro Costas, directora del Archivo de la FLMM en 1985, que comenzó a conocer los métodos de organización y descripción de documentos, por lo que “aprendí sobre la marcha, con lecturas y visitas a otros archivos, lo que me ha permitido desarrollar una experiencia completa sobre los fondos documentales y los procesos de organización”.
Quirós Alcalá agradece a la “heroína”, su esposa Priscilla Santiago, el apoyo para seguir adelante en una labor que le toma casi todo su tiempo. La pareja tiene dos hijos: Julio y Gabriel, de 13 y siete años, respectivamente.