Arzobispo de San Juan les recuerda a los católicos que está prohibido el adulterio
El religioso católico se involucró en la pugna pública que mantienen grupos a favor y en contra sobre el adulterio.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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El Arzobispo de San Juan, monseñor Roberto González Nieves, les recordó hoy a su feligresía católica que la práctica de adulterio está prohibida en las Sagradas Escrituras.
El religioso católico, de esta forma, se involucró en la pugna pública que mantienen grupos a favor y en contra sobre el adulterio y su vinculación a la Ley 54 de Violencia Doméstica.
Lea a continuación los planteamientos del Arzobispo:
1. En días recientes, ha sido materia de discusión tanto en la legislatura como en la opinión publica la propuesta de eliminar el delito de adulterio del Código Penal.
2. Precisamente, hace unos días se reinauguró frente al Capitolio, la plaza San Juan Bautista, que tiene una enorme estatua del Precursor del Mesías. Recordemos que Juan el Bautista fue encarcelado y ofrendó su vida por denunciar y repudiar la relación adultera que Herodes sostenía con Herodías, la mujer de su hermano. (Ref. Mt. 14, 3-10) San Juan Bautista, mártir, es patrono de Puerto Rico y modelo de santidad para los cristianos y cristianas.
3. Nuestro Señor Jesucristo fue muy severo al pronunciarse contra el adulterio: “Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.” (Mt. 5, 27-28)
4. También viene a mi mente el pasaje bíblico del encuentro de Jesús con la mujer sorprendida en adulterio. La ley aplicable a las mujeres sorprendidas en adulterio disponía que fueran apedreadas hasta la muerte, es decir, morir lapidadas. Sin embargo, Jesús no pidió para la mujer adultera la criminalización, todo lo contrario, le dijo: “Yo tampoco te condeno, vete y no peques más”. (Jn. 1, 11). Con este rico gesto de misericordia, Jesús la invitó al arrepentimiento, a la conversión y a una vida nueva. Tanto para el Precursor como para el Mesías, el adulterio es una conducta muy reprochable, que no se debe cometer y por eso se denuncia y se exhorta al arrepentimiento. Jesús aunque no aprueba al adulterio, no acusa a la adultera ante la ley.
5. Por lo tanto, este servidor exhorta a todos los fieles católicos a seguir las enseñanzas doctrinales de la Iglesia Católica que prohíben el adulterio por considerarlo como pecado mortal. El adulterio manifiesta una ruptura de comunión. El matrimonio es un reflejo de la imagen de comunión del Dios Trinidad. Dios Creador, hace de su creación un fiel reflejo de su revelación profunda de un Dios en constante donación. El matrimonio será en el devenir histórico un reflejo del amor fiel, indisoluble y total a Dios. El adulterio manifiesta la incapacidad de amor fiel y de donación total. El adulterio rompe con la comunión ya que no es capaz de reconocer la dignidad de la persona a la que se le es infiel. Por lo tanto, en el adulterio se lleva a cabo un acto contra la justicia al no respetar la dignidad del cónyuge como un ser único.
6. Si el adulterio debe o no ser un delito prohibido en el Código Penal no es un asunto doctrinal, sino que es uno de política pública del Estado. Nuestros fieles católicos pueden diferir en cuanto a si un adultero debe o no ser procesado criminalmente, lo que no deben hacer es avalarlo y promoverlo.
7. Entiendo que la gestión del Estado, al igual que la de la Iglesia, debe ir dirigida a la protección de la familia, a tutelar el bienestar matrimonial ofreciendo consejería y programas que fortalezcan la unidad familiar. La Iglesia llama al adultero a un encuentro con Jesús, quien le dice: “No peques más”. Predicamos la misericordia y conversión del adultero.
8. Reitero mis palabras en la Carta Pastoral, La familia: don luminoso e inalterable del amor de Dios:
“Exhorto a los legisladores y legisladoras y a los poderes ejecutivo y judicial a que sean vigilantes para que las medidas legislativas aprobadas contribuyan a que la familia, de la manera que fue concebida, planificada y santificada por el Creador, sea el ambiente adecuado para que la creación encuentre su felicidad, progreso y salvación. (7 de octubre de 2004, n. 140)
“A nuestros legisladores católicos, quisiera pedirles que promuevan los valores familiares, y objeten aquellas medidas legislativas que debiliten o pretendan redefinir la institución de la familia y del matrimonio. Les exhorto a someter proyectos de ley encaminados a fortalecer la familia y sus derechos.” (Ibid., n.181)
9. Habiendo dicho lo anterior, quisiera expresarme sobre la práctica de miembros del sector religioso de acudir ante los legisladores y legisladoras y demás funcionarios electos. Esta práctica puede ser apropiada y democrática cuando se fundamenta en la verdad, en la argumentación, en la persuasión, en el debate de las ideas y en la caridad y el respeto de la dignidad de cada ser humano. No obstante, este servidor desaprueba la práctica de algunos líderes religiosos y fieles cristianos que acuden al Capitolio para presionar a nuestros legisladores y legisladoras a fin de imponer sus criterios religiosos bajo la amenaza de hacerle política en contra. Estos grupos fundamentalistas y de las sectas promueven una visión teocrática del Estado. Entiendo que la función de nosotros, como líderes religiosos, es anunciar la verdad, no imponerla. “La profesión de una religión no se puede instrumentalizar ni imponer por la fuerza… la verdad no se impone con la violencia sino por la fuerza de la misma verdad.” (Benedicto XVI, Mensaje Jornada Mundial de la Paz 2011, n.7)